Eclecticismo documental en la selección de los Premios Platino

Documental, Instituciones - Iberoamérica

Con el predominio de España, cinco producciones iberoamericanas de 2015 y 2016 compiten por el premio a Mejor Película Documental en los IV Premios Platino, que se entregan el 22 de julio en La Caja Mágica de Madrid.

“Es un gran honor. Estamos muy felices y agradecidos, porque se trata de un gran reconocimiento estar en esta selección, especialmente al lado de amigos brillantes y genios como Luis Ospina” afirmó Diogo Dahl, productor de “Cinema Novo” (Brasil, 2016), en diálogo con LatAm cinema, días antes de la gala. “No tenemos expectativas, porque la nominación ya es una gran victoria”, señala.

Esta película de Eryk Rocha ha ganado más de 20 premios, entre los cuales se cuentan L’oeil d’or como Mejor Documental de todas las secciones en Cannes 2016, Premio del Público (La Habana) y Mejor Documental Brasileño 2016 (Sesc/SP y APCA/SP).

“El film es un ensayo, un diálogo entre generaciones con y a través de Cinema Novo. No es una película sobre el movimiento, ni intenta definirlo, ni siquiera explicarlo. En la película son los autores del movimiento quienes hablan en primera persona”. Así había definido su autor a la película en la pasada edición de DocMontevideo. La producción implicó analizar más de 130 archivos y con el material que quedó fuera de la película se realizó una serie televisiva.

Tal como mencionaba Dahl, entre los nominados se encuentra Ospina, quien al igual que Rocha trabajó con una generación cinematográfica latinoamericana (o grupo, o movimiento, según en manos de quién caiga la definición). A diferencia del filme brasileño, “Todo comenzó por el fin” (Colombia, 2016) es un autorretrato y se toma mayores libertades estéticas, probablemente producto de la distancia etaria entre ambos directores y el sentido de pertenencia a cada corriente.

“A lo largo de más de casi 50 años de carrera cinematográfica, he sido un reconstructor de vidas ajenas porque creo que el cine documental es el arte por excelencia de la biografía y que todo retrato es siempre la reconstrucción de una memoria. Película tras película he tenido la secreta creencia que mi obra es una permanente work in progress. He sido un retratista que intenta meterse en el lugar de sus personajes para mirar el mundo con sus ojos y hablar con sus voces. Fue así como surgió la idea de hacer el autorretrato de mis amigos del Grupo de Cali y de nuestra pasión por el cine. Un relato retrospectivo y reflexivo en el que intervienen varias voces y varias miradas en torno al cine y su tras escena, entre lo público y lo privado, entre el arduo quehacer cinematográfico y la fiesta sin fin”.  Así definió Ospina a LatAm cinema su película, que ahora pasa a ser un recurso de primera línea para la comprensión del cine colombiano.

Haber ganado el Premio del Público en Cartagena y dos Premios Macondo (mejor documental y edición), haber permanecido 14 meses en cartelera y ser nominado a los Platino, son logros “inesperados insólitos”. “¿Quién iba a creer que un documental autobiográfico de tres horas y media, sobre mis amigos cinéfilos de una remota ciudad de provincia llamada Cali, iba a ser un éxito? La única explicación que le encuentro es que el universo de provincia puede ser una provincia universal” agregó.

De viajes entre provincias, generaciones y búsqueda de paz, tratan otras dos nominadas.

“Atrapados en Japón” (Chile, 2015) dirigida y producida por Vivienne Barry, presenta a la realizadora intentando completar el recuerdo de su padre, rehaciendo un itinerario que marcó su vida antes de que ella naciera. En 1941 el protagonista viajó a Japón y su regreso debió suspenderse: el barco en el que navegaba hacia Chile estaba a pocas millas de Pearl Harbour el día del ataque japonés. El padre de Berry tuvo que regresar a Tokio hasta que un año después fue repatriado e intercambiado por prisioneros de guerra, junto a otros extranjeros (periodistas, diplomáticos, prisioneros, sacerdotes y monjas) que se encontraban detenidos por el gobierno nipón.

Por su parte “Nacido en Siria” (Dinamarca / España, 2016) de Hernán Zin, con la producción de La Claqueta PC, Final Cut for Real y Contramedia Films, aborda el mayor éxodo de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial, a través de la mirada y las vivencias de siete niños exiliados. Da cuenta, mediante un relato hipercercano, de los cuatro millones de sirios emigrados en los últimos años, de los cuales más de la mitad son menores de edad.

El calvario de los abusos de las mafias, las inclemencias del mar y la incertidumbre sobre el futuro, no se termina al bajar de las pateras: se continúa por el sinfín de adversidades que Europa les presenta para integrarse y por la hostilidad de las sociedades que los rechazan. Pero sus realizadores aseguran que también se trata de una película “de superación, inocencia, valor y esperanza”. El filme ha sido ganador del Premio Cinematográfico José María Forqué y nominado a los Premios Goya como Mejor documental en su última edición.

El documental que comparte el haber aspirado al Goya y también ser una producción española, es “Frágil equilibrio” (España, 2016) de Guillermo García López producida por Sintagma Films. Aquí también se tocan historias diversas en continentes distintos, y se incluye la vida en Japón, pero con disímiles abordajes e intenciones.

García aprovechó la popularidad del ex presidente uruguayo José Mujica, para utilizar sus discursos y hacerlos dialogar con las historias de dos ejecutivos japoneses en Tokyo, una comunidad subsahariana cerca de la valla de Melilla que se juega la vida todos los días intentando cruzar de África a Europa, y varias familias en España amenazadas por la crisis económica y la especulación inmobiliaria.