• AUSTRALAB, una plataforma de formación e industria volcada a la circulación

    Erick González, director de AUSTRALAB y programador del Festival de Valdivia.

  • AUSTRALAB, una plataforma de formación e industria volcada a la circulación

    Sesión de trabajo en AUSTRALAB.

AUSTRALAB, una plataforma de formación e industria volcada a la circulación

Si hay un elemento que vertebra al cine latinoamericano reciente, éste es su talón de Aquiles: la precaria circulación de las películas tanto en su territorio de origen como en el continente. Con carácter visionario, el AUSTRALAB de FICValdivia ha buscado desde 2009 fortalecer e incidir en el entorno de la distribución y exhibición regional con iniciativas de formación y networking en diversos espacios y momentos del año, celebrando su momento culmen durante el certamen valdiviense.

En esta edición del laboratorio, que se realiza entre el 4 y el 13 de octubre en el marco del vigésimo cuarto FICValdivia, el evento suma varias actividades que congregan al joven y activo sector de circulación chileno.

Vertebrado en tres módulos además de su ya tradicional taller de desarrollo de proyectos 3 Puertos Cine, el laboratorio recibe por primera vez a la Locarno Industry Academy, actividad organizada junto al certamen suizo en la que participan jóvenes agentes de la distribución, programación y exhibición de Chile y la región.

AUSTRALAB también celebra el Encuentro de Festivales, una instancia formativa que reúne los días 12 y 13 a profesionales de seis festivales nacionales con la intención de profesionalizar el sector. 

En paralelo a la acción formativa, el certamen ha impulsado LARED, colectivo de distribuidores independientes organizados y coordinados desde Chile que trabajan bajo la lógica de aumentar su competitividad para lograr diversificar la oferta de cine en el continente. Surgida en el marco del taller Cine sin Fronteras que AUSTRALAB organizó entre 2010 y 2013 en el marco del programa Media Mundus, junto a Europa Distribution y CICAE, la asociación está integrada por Interior 13 (México y Colombia), Pacífica Grey (Costa Rica), Trópico Cine (Ecuador), Lat-E (Argentina), Descoloniza Films (Brasil) y LARED (Chile).

LatAm cinema conversa con Erick González, director de AUSTRALAB, en torno al trabajo del laboratorio abocado a la circulación y el estado de este subsector en Chile y la región.

AUSTRALAB se viene orientando hacia el fortalecimiento de la circulación y exhibición y en los últimos años han surgido iniciativas que van en esta línea, particularmente en Chile. ¿Qué lectura haces de este momento?

Una de las lecturas positivas es que ya se ha entendido que no podemos seguir obviando que la circulación y la exhibición deben ser abordados, tanto desde el mundo público como desde el privado, como elementos fundamentales para obtener un sistema audiovisual “sano”. Efectivamente, AUSTRALAB ha venido no solo realizando actividades concretas ligadas a la exhibición y la circulación, sino que además ha aportado muy significativamente a instalar estos temas, y luego a problematizarlos. Lo hemos hecho durante muchos años, de manera a menudo silenciosa, pues tenemos pocos recursos y también poco tiempo como para malgastarlos en hacer sonar bombos y platillos (es muy de nuestro tiempo meter mucho ruido sin haber hecho algo que lo justifique). Sin embargo, hoy los resultados son tangibles y evidentes…  Cuando empezamos a hablar de la importancia de trabajar en red, de los vacíos en temas de circulación y formación de públicos, nada de eso tenía un asidero en políticas públicas y muchos aún no entendían por qué insistíamos en todas estas problemáticas. Hoy en día ya son temas centrales. Casi todos los festivales, los espacios de exhibición y los pocos profesionales que se dedican a la distribución, trabajan hoy con estos conceptos, y han surgido las líneas de fomento público para facilitar esta labor.

En lo particular, proyectos como la recién nacida Red de Salas de Chile o programas como Miradoc, son observados con cierta envidia sana desde otros países de la región. ¿Qué opinión tienes de estas iniciativas?

Son tentativas que hay que ir observando. Miradoc lleva más tiempo funcionando y ya se pueden evaluar resultados. Sin tener datos duros, creo que ha sido un avance importante que los documentales, que son un formato de difícil circulación en salas, cuenten con esa posibilidad y con un circuito. En mi opinión no se generó una red, pero si un circuito, y eso es un avance.

La Red de Salas es mucho más reciente y hasta ahora solo han distribuido tres películas en red, entonces hay que ver como evoluciona esta iniciativa. Yo soy un convencido de que el trabajo en red, que es un tipo de trabajo colaborativo, puede ser beneficioso, pero hay que entender bien los objetivos de una red, y entender bien que hay una orgánica sin la cual una red no perdura.

Pero tiempo al tiempo, todo proyecto ambicioso requiere un mínimo de tiempo de vida antes de poder evaluar su eficiencia. En la medida que son proyectos con aportes públicos, por supuesto que hay que estar también atentos a la relación resultados obtenidos versus costo del proyecto. Sin embargo, hay que recordar que estamos hablando de cultura, no solo de mercado -es un poco triste tener que recordar esto- y en ese sentido, el estado debe asumir un rol: el de defender la existencia y la visibilidad de ciertas expresiones que no generan, y difícilmente generarán algún día, un beneficio financiero que les permita ser autosuficientes. Lo importante es que se evalúe que el trabajo hecho sea pertinente, y tenga un impacto positivo para el sector y para la comunidad en general.

Es importante que lo que existe siga existiendo, pero así como han surgido nuevos productores, así como hay un nuevo cine, necesitamos nuevos espacios para ese cine también.

Tras casi diez años haciendo hincapié en el ámbito de la circulación, ¿hacia dónde dirías que se proyecta el sector en Chile?

Observo que está llegando el momento en que se volverá a reactivar un ecosistema en donde la exhibición y la distribución a nivel interno, tendrán representantes a la altura de las necesidades actuales. La situación es aún precaria, incipiente, pero el mejoramiento de un sector tan deteriorado no es algo que se dé de la noche a la mañana. Los temas se instalan, luego se comprenden, y luego recién vienen los resultados. En fin, yo veo los signos de que se viene un mejor momento. Esperemos que las políticas públicas no den un vuelco negativo y se eche por tierra todo el trabajo subterráneo e invisible que se ha hecho para que la punta del iceberg emerja. Casi todos sabemos que a diferencia de lo que hacen quienes trabajan día a día en el desarrollo de cualquier área, muy a menudo lo que hace el mundo político no tiene la virtud de proyectarse a mediano o largo plazo.

Para no irse por las ramas, esperemos que el próximo gobierno, sea cual sea, entienda que partir todo de cero, incluso con buenas ideas sería una irresponsabilidad. El anterior gobierno de Piñera fue en materia audiovisual, un desastre, y en gran parte esto fue porque quisieron modificar todo lo que se había hecho antes, probablemente sin siquiera una idea de porque había que hacer ese cambio, sino que solamente por rivalidad político. Pero eso no es nada nuevo, el problema es también que ya no hay un sector lo suficientemente organizado para vigilar y condicionar, en cierta medida, lo que hace el gobierno de turno.

Por otro lado, en términos muy prácticos, sigo pensando que nos falta algo fundamental: nuevos espacios para la exhibición. Es decir, nuevas salas. Hay que fomentar la nueva iniciativa, el nuevo profesional que se arriesga en un territorio complejo y no solo seguir subvencionando al que ya existe solo porque “es lo que hay”. Es importante que lo que existe siga existiendo, pero así como han surgido nuevos productores, así como hay un nuevo cine, necesitamos nuevos espacios para ese cine también.

En relación al encuentro de festivales, ¿qué objetivos se marcan como espacio de formación? ¿cómo definirías el estatus actual del panorama festivalero nacional?

Es difícil definir el estatus actual del panorama de festivales. Justamente este encuentro busca ser también un espacio para empezar a hacer ese análisis. Es un primer paso con solo unos pocos festivales, pero justamente la idea es poder definir en qué estamos y hacia donde podemos ir.

Sí puedo decir que debemos profesionalizar también este sector. Nadie forma a los profesionales de festivales y pensamos que son necesarias algunas instancias que ayuden a ahorrar el “ensayo y error” en el proceso de aprendizaje. No hay que olvidar que el número de festivales en Chile es importante, y que son los festivales los que han salvaguardado la diversidad de lo que podemos ver en Chile, en salas de cine. También la idea es ver si existen colaboraciones posibles entre los festivales, las cuales pueden ser de muy diverso tipo. Desde realizar directa y concretamente acciones conjuntas, hasta ponerse de acuerdo en ciertas cosas como en un calendario anual de festivales o en que áreas del desarrollo del sector puede abordar cada uno.

No olvidemos que los festivales ya no son solo espacios donde se proyectan películas, son espacios con plataformas de industria, con laboratorios, y espacios que se están dedicando con fuerza a ampliar y formar públicos. Son espacios de encuentro, de diálogo, de debate, y visibilizan un cine que de otra manera, al menos en Chile, no tendría casi existencia.

Respecto a LARED, ¿qué actividad mantiene y que iniciativas se propone en el corto y medio plazo?

En este momento la película “Rey” de Niles Atallah, está siendo distribuida por LARED en casi la totalidad de los países miembros: Argentina, Brasil, México, Ecuador y Colombia, y hemos colaborado para que en países latinoamericanos donde no tenemos miembros, circule en festivales. Esperamos que otras películas chilenas cuenten con este beneficio en el corto plazo. Ahora bien, más allá de este caso, LARED sigue abogando por la diversidad de contenidos y negociando películas que difícilmente llegan a América Latina, por ser riesgosas en términos financieros.

Y es que el objetivo mayor de LARED es diversificar lo que nos llega a América Latina desde otros continentes y hacer circular el cine de América Latina que no circula. Lamentablemente las políticas públicas en el continente no están interesadas por este objetivo. Cada país aboga por la promoción de su propio cine, y no hay más. En este sentido somos bien arcaicos. Entonces cualquier iniciativa que como LARED busque colaboración entre países, y que apele a la diversidad de contenidos y no solo a la promoción de su propio cine, debe dar una pelea a contracorriente.