• Lissette Orozco, directora de “El pacto de Adriana”, documental chileno seleccionado en el 67º Festival de Berlin

  • Lissette Orozco, directora de “El pacto de Adriana”, documental chileno seleccionado en el 67º Festival de Berlin

Lissette Orozco, directora de “El pacto de Adriana”, documental chileno seleccionado en el 67º Festival de Berlin

“El pacto de Adriana” es la ópera prima de la chilena Lissette Orozco, un largometraje que cuenta el proceso que enfrentó Adriana Rivas en su país por haber pertenecido a la Dina, la policía secreta de la dictadura de Augusto Pinochet. Lo singular de la película es que su directora es la sobrina de la protagonista. Orozco comenzó a realizar de forma explícita este documental en 2012, aunque inconsciente e intuitivamente ya lo estaba haciendo desde 2009 cuando tenía 21 años. Producido por Storyboard Media y Salmón Producciones, el film se estrena mundialmente en la sección Panorama del 67º Festival Internacional de Cine de Berlín y fue seleccionada para el 32º Festival Internacional de Cine en Guadalajara, dos reconocimientos que para esta representante “de la generación que no tenemos miedo” se traducen en “una satisfacción muy grande, ya que me siento orgullosa de que mi trabajo de cinco años sea valorado, por el prestigio de ambos festivales y por la oportunidad que implican estas grandes ventanas de exhibición” sostuvo Orozco en la siguiente entrevista con LatAm cinema.

¿Cuál era tu idea original al comenzar este proyecto y cómo se terminó plasmando?

Partí haciendo esta película porque sabía que algo estaba pasando en mi familia que podía llegar a ser una historia potente para mí y para mi país. Me di cuenta que mi familia me ocultaba cosas cuando a mi ídola de la infancia la tomaron detenida de un minuto para el otro con acusaciones muy fuertes en su contra. Nada de todo eso me encajaba con lo que yo veía y creía de ella. Es por esto que decidí comenzar a registrar, sin imaginar el terreno en el que me estaba adentrando histórica y familiarmente, y cómo terminaría todo.

Hoy en día, luego de este recorrido, se ha vuelto imprescindible mostrar cuál es mi punto de vista. Cómo yo viví y crecí en este viaje, desde ser una joven muy inocente a ser una mujer capaz de contar esta historia íntima, decidida a enfrentarme a los secretos de mi familia y a mis ídolos de infancia. Haciéndome cargo del pasado de mi tía, para encararlo desde un presente renovador y espero que, además, sanador.

Mi motivación hoy es abrir y crear una ventana al diálogo y reflexión sobre los secretos familiares y nuestra historia. Ver cómo todos estamos involucrados en el pasado y el futuro de nuestro país frente a temáticas como la violación de derechos humanos y los pactos de silencio que siguen vigentes. Dialogar sobre la herida que existe en Chile, con el objetivo de educar y generar conciencia. Motivar al cambio desde nosotras, las nuevas generaciones.

¿Cómo definirías tu lugar en la película?

En mi película asumo un rol protagónico. Soy yo quien realizó un viaje, guiando la lucha por la verdad: saber quién es realmente mi tía Adriana. Ella por otro lado es el personaje principal, ya que todo gira en torno a su pasado oscuro y su presente delirante.

¿Cómo te cambió a vos como realizadora el hacer este documental?

Inicié este viaje de forma muy ingenua y con poco conocimiento de la verdad de nuestro pasado, y el público vivirá conmigo al ver la película lo que yo viví durante su realización. En este proceso cambió mi postura de vida frente a muchas temáticas, racionalizando y forjando mis propios valores, dejando de lado los vínculos afectivos para poder juzgar desde la verdad. Y en base a eso nunca traicionarme y ser consecuente, aun sabiendo todo lo que involucraría para mí esta realización a nivel familiar y personal. El documental busca descubrir y releer la historia de la dictadura cívico-militar en Chile desde un punto de vista íntimo y distinto, situándose desde el lugar de los familiares de los victimarios. Los secretos familiares, los descubrimientos, la perplejidad, el asombro y la decepción, son etapas de un viaje que ahora con distancia analizo.

¿Cuáles fueron los principales desafíos de realizar este documental, teniendo en cuenta las características de una protagonista como Adriana y tu vínculo afectivo con ella?

Uno de los principales desafíos fue definir por dónde iría la historia, si sería un documental político o familiar. Luego de definir mi punto de vista, el involucrarme como personaje fue también un desafío, pero era el lugar más honesto y poderoso para contar la historia y guiar a los espectadores.

Después fue fundamental crear una distancia consciente entre ser directora y ser personaje, esto involucra una madurez emocional muy difícil de sobrellevar. El ver tu propia historia, a tus seres queridos y tus viejos vínculos afectivos en pantalla, es muy complejo. No verse emocionalmente afectada es un gran desafío, es ahí cuando la directora tiene que aparecer y tomar decisiones sobre narrativa, estructura y contenido, dejando de lado muchas cosas para poder contarle a la gente esta historia y hacerla universal. En esta etapa tu equipo es fundamental, ellos son tu apoyo para lograr superar este obstáculo.

Uno de los principales desafíos fue definir por dónde iría la historia, si sería un documental político o familiar. Luego de definir mi punto de vista, el involucrarme como personaje fue también un desafío, pero era el lugar más honesto y poderoso para contar la historia y guiar a los espectadores.

¿Cuál fue el camino en términos del desarrollo y la producción?

El proyecto comenzó con el apoyo del fondo Corfo 2012 para realizar la etapa de desarrollo, junto con variados talleres para afinar la historia y el punto de vista como Chiledoc, DocSantiago, Doc Buenos Aires, DocuLab Guadalajara, Surdocs, Labex de Cine B, DocsBarcelona, DocsDF, entre otros. El proyecto recibió el apoyo del Latin America Fund - Tribeca, y junto con una campaña de crowdfunding se pudo concluir la etapa de rodaje y cubrir gran parte del montaje. Luego el documental se pudo concluir gracias a un premio recibido en el Festival de Cine de Viña del Mar, donde la productora colombiana 2.35 se hizo cargo la posproducción. Ya para cerrar de mejor forma el proceso, recibimos el apoyo de BancoEstado y gracias a éste concluimos la post de sonido y todos los detalles del término de proceso. Ahora el estreno comercial en Chile está previsto para octubre.

¿En ese devenir cuánto ayudó o hizo más difícil que fuera tu ópera prima y que tuvieras menos de 30 años?

Desde el inicio había decidido crear un equipo de gente joven, que lograra compenetrarse conmigo y crear una obra distinta a las películas nacionales que tratan estas temáticas. Esto muchas veces nos jugó en contra porque desde afuera subestimaban nuestra capacidad de llevar adelante el proyecto por la complejidad del tema. Pero esto mismo también nos dio fuerza para seguir adelante. Siento que tengo la valentía de nuestra generación, la de mis compañeros y colegas que se sumaron y creyeron en el proyecto.

¿Cuál sentís que debe ser el rol de tu generación y qué puede aportar al diálogo con los protagonistas de las dictaduras latinoamericanas?

Mi motivación principal de crear esta obra es iniciar el diálogo con respecto a los eventos no resueltos de las dictaduras latinoamericanas. Como representante de esta generación, de los que no tenemos miedo, nuestro rol es hablar sobre nuestros secretos familiares e históricos, para mantener presente nuestra historia, y con verdad y justicia poder avanzar como sociedad. Nosotros somos los que podemos llevar a cabo los cambios reales sobre las injusticias que se viven hoy en base al daño de las dictaduras recientes. Indignarnos con el silencio de nuestras fuerzas armadas, de los privilegios de los victimarios y de la falta de conocimiento en nuestros jóvenes sobre los capítulos más oscuros de Latinoamérica.

Para completar el rompecabezas histórico es fundamental que exista verdad, arrepentimiento y justicia, y que estos temas se hablen, sobre todo en los espacios donde siguen siendo secretos. A veces en lugares tan íntimos y emocionales como los familiares existe un riesgo, es que la decepción fractura las emociones y los lazos.

Terminas la película planteando que “El pacto de Adriana” puede ser el punto de partida de otras personas que como tú buscan sanar: ¿Cómo imaginás tu futuro como documentalista?

En mi futuro espero seguir trabajando con historias de la realidad, es el género que más me llena. Me gusta encontrar personajes y mundos que están ocultos, minoritarios,  me motiva sacarlos a la luz. O trabajar temáticas provocadoras y crear obras contestatarias, con el objetivo de educar y generar conciencia.