• Michel Franco, director de “Las hijas de Abril”, premio del jurado de la sección Un Certain Regard de Cannes

  • Michel Franco, director de “Las hijas de Abril”, premio del jurado de la sección Un Certain Regard de Cannes

  • Michel Franco, director de “Las hijas de Abril”, premio del jurado de la sección Un Certain Regard de Cannes

Michel Franco, director de “Las hijas de Abril”, premio del jurado de la sección Un Certain Regard de Cannes

El mexicano Michel Franco volvió a Cannes y volvió a ganar. Se llevó esta vez el premio del jurado de la sección Un Certain Regard, donde concurría con “Las hijas de Abril”. Franco ya había ganado el premio a la mejor película en dicha sección en 2012, con “Antes de Lucía” y tres años más tarde se llevaba el premio al mejor guion en el festival francés con “Chronic”.

El realizador mexicano es uno de los directores y productores más independientes del país y con un mayor reconocimiento en festivales internacionales. Franco actuó como productor de “Desde allá”, León de Oro en el festival de Venecia en 2015, dirigida por Lorenzo Vigas, quien junto a Franco y Gabriel Ripstein forman una especial alianza creativa. Vendida internacionalmente por Mk2 (París) y Protagonist Pictures (Inglaterra), “Las hijas de Abril” está protagonizada por Emma Suárez, Hernán Mendoza, Enrique Arrizon, Joanna Larequi e Iván Cortés. Cuenta la historia de una madre quien, cumplida ya la cincuentena, visita a su hija menor para ayudarla durante el nacimiento de su hijo y, más tarde, literalmente ocupar su lugar como madre. LatAm cinema habló con Michel Franco.

Declaraste durante el rodaje que “Las hijas de Abril” iba a ser tu película más accesible. ¿Sigues pensándolo con la película ya acabada, premiada en Cannes?

Sí, creo que los temas que trata resultan más fáciles para interactuar con el público. No son temas que le puedan incomodar sino que son temas que despiertan el interés. Por otra parte, siento que el director debe alejarse del morbo, pues es muy fácil caer en él si estás retratando a una mujer que se niega a aceptar que el tiempo ha pasado y que vive esta rivalidad con la hija menor. Creo que son temas mucho más suaves para el espectador y de manera natural creo que es una película más accesible. No tuve que forzar nada. Ahora bien, siendo esa la naturaleza del proyecto, busqué también una forma de filmar distinta, con una cámara que se aproximara mucho más a los actores, con movimiento propio.

No obstante, tu particular mirada sigue presente en la forma en como registras con cierta “sensibilidad documental” las emociones más íntimas de los personajes.

Yo tengo la confianza en que, sin dejar de ser una película mía, sí que haya recogido ciertos cambios estilísticos, la verdad. La película retrata personajes femeninos y para mí fue muy importante encontrar también el mejor modo de contar la historia desde tres puntos de vista diferentes. Además, está el del muchacho, así que, en realidad son cuatro puntos de vista los que tenía que plasmar. Esto exige otra manera de rodar. En todas mis películas anteriores solía lidiar con dos puntos de vista, por ejemplo, en “Chronic”. En este caso Abril tiene una relación muy diferente con cada una de sus hijas y también está Mateo, el novio de Valeria y el padre de la beba. Ya de entrada eso me demandaba otro tipo de ritmo en la edición y otra manera de filmar también. La energía de la película cuando empieza es muy diferente a la de “Chronic” o a la de “Después de Lucía”. Es una película con muchos giros, con muchas sorpresas para el espectador y creo que todo eso me exigió que la cámara también acompañara a los personajes retratando su punto de vista.

Eres mexicano y México es un país donde existe una tradición enorme de cine documental. ¿Te sientes próximo de alguna manera a este concepto?

La verdad es que me siento muy distante con los documentales, incluso como espectador. Pero cuando abordo la ficción coincido contigo, busco un realismo, no busco frialdad… eso es importante dejarlo claro, ni busco frialdad ni tampoco busco los artificios clásicos del cine para conseguir que la ficción sea más efectiva.

El cine que más me gusta es el que no le dicta al espectador lo que tiene que pensar o sentir.

Esto habla de una filosofía del cine y de una actitud de respeto hacia el espectador

Sigo pensando que el cine que más me gusta es el que no le dicta al espectador lo que tiene que pensar o sentir y por eso trato de seguir manteniendo ese punto de vista objetivo en la medida de lo posible para que haya un diálogo con el espectador y él pueda ir sacando sus propias conclusiones.

Si no existe ese respeto al espectador, si uno es condescendiente con el espectador y pretende saber cómo van a reaccionar o qué deben pensar o sentir usando la música y el montaje de una manera que disminuya los personajes y la historia, yo como espectador me cerraría y me dejaría de interesar la película. Ahora bien, también en México además de la tradición del documental que mencionas, hay una tradición del melodrama muy fuerte. Y en ese sentido prefiero que me sitúes cerca del mundo documental que del melodrama, a pesar de que si tu leyeras el guion de “Las hijas de Abril” sin saber que es mío te podrías imaginar una película mucho más cercana al melodrama. Me interesan mucho esos contrapuntos. Es decir, tomar material que podría demandar otro tipo de tratamiento y justamente abordarlo con un punto de vista diferente, más respetuoso, más objetivo… Y precisamente, el hecho de que la película tenga tantos giros y sucedan tantas cosas es casi contradecir los principios del documental.

 ¿Qué compartes con Lorenzo Vigas, tu socio creativo junto con Gabriel Ripsten? ¿Cuál es el tipo de cine en el que estáis interesados?

Yo creo que las constantes tienen que ver con la preocupación de retratar la realidad. Pero tanto Lorenzo como Gabriel o yo mismo tenemos nuestra propia voz, no tratamos de parecernos. Si bien hay constantes cuando yo produzco una película de Lorenzo o de Gabriel nunca trato de imponer el cómo yo haría o veo la película. Trato de entender qué es lo que quieren hacer ellos, de explotar el potencial de esa visión y de ayudarla a llegar a buen puerto. Ahora mismo, por ejemplo, Lorenzo y yo estamos escribiendo una película de terror para que él la dirija, algo muy diferente a lo que habíamos hecho hasta ahora. Siempre estamos dispuestos a seguir explorando nuevos territorios. Pero creo que lo más importante que tenemos en común es esa relación con el espectador de la que hablábamos.

La película a la que te estás refiriendo con Lorenzo de director ¿es “La caja”?

No, “La caja” ya la escribió Lorenzo y ya tenemos financiamiento y se filmará este año. Estamos escribiendo otra película, pero es muy pronto para hablar de ello porque puede cambiar, cada semana que nos juntamos a escribir sigue cambiando mucho. Pero es sólo un ejemplo de lo que tenemos en el horizonte. Es una película de género. El horror y el terror son dos géneros que a Lorenzo le han encantado desde que fue niño y es muy equivalente a la atracción que yo siento por la comedia y por lo que estoy haciendo una serie de televisión (“El que se enoja pierde”, protagonizada por Eugenio Derbez). Sin embargo, yo, que no soy fanático del cine de horror y terror para nada, acepto la invitación de Lorenzo y me sumo a ver cómo podemos hacer la mejor película posible dentro de ese género; esto me parece estimulante. Cualquiera podría imaginarse que yo solo pretendo hacer películas como “Después de Lucia”, y no es así. Estamos discutiendo de cosas muy diversas. Esta claridad que tenemos en cuanto al cine que queremos hacer personalmente tampoco debería limitarnos respecto a lo que podemos explorar en lo cinematográfico. 

¿Resulta inspiradora en tu cine la realidad mexicana?

México es un caos, es un desastre como país y eso lo vuelve también muy interesante pues se convierte en la semilla para muchas historias. Es muy inquietante vivir en México. Todo el tiempo se están moviendo las cosas. Esto se refleja en todas nuestras películas incluidas las que están filmadas en Venezuela (“Desde lejos”, dirigida por Lorenzo Vigas). La realidad de Venezuela aún es más interesante que la de México, si queremos llamarle “interesante”, a algo con el sentido de “más inquietante”.