• Pierre Emile Vandoorne, director de la Dir. del Audiovisual, la Fonografía y los Nuevos Medios de Perú

    “Wiñaypacha” de Óscar Catacora,

  • Pierre Emile Vandoorne, director de la Dir. del Audiovisual, la Fonografía y los Nuevos Medios de Perú

    “Nuna, la agonía de Wamani” de Jimy Carhuas

Pierre Emile Vandoorne, director de la Dir. del Audiovisual, la Fonografía y los Nuevos Medios de Perú

Con un panorama de producción diverso y progresivo que supera la veintena de estrenos nacionales anuales, el cine peruano vive aires de cambio. Comedias como “Asu Mare” o “A los 40” han logrado instalar el cine comercial nacional en la taquilla y el público, borrando las etiquetas peyorativas del imaginario colectivo hacia el cine peruano. Junto a este cambio, proliferan los lanzamientos regionales -que han tenido presencia con gran éxito en el 21º Festival de Lima-, se producen cada vez más documentales y la animación del país están atravesando un buen momento internacional.

En este contexto, el sector y el Ministerio de Cultura persiguen la actualización de las leyes (en estos momento se está discutiendo el anteproyecto de la nueva ley de cinematografía y el audiovisual) con el objetivo de adaptarse a los nuevos cambios y dar respuesta a los desafíos que enfrenta el sector. LatAm cinema entrevistó a Pierre Emile Vandoorne, director de la Dirección del Audiovisual, la Fonografía y los Nuevos Medios (DAFO), durante la pasada edición del Festival de Lima.

¿Cuál es el panorama en lo que respecta a la legislación audiovisual en Perú?

La ley que tenemos ahora se aprobó en el 94 y comenzó a funcionar en el 96. Es básicamente una ley de financiamiento, pero sin fuente de financiamiento: se autoriza al estado a entregar apoyos económicos a la producción, principalmente de largos de ficción. En algún momento se fue diversificando, pero mantiene ese espíritu, que es previo a las dinámicas actuales de producción, sobre todo de coproducción. Lo que se ha venido buscando en los últimos años es generar un marco normativo que favorezca la coproducción, tanto a nivel de los aspectos legales de la norma pero también en lo que respecta a los aspectos financieros. Por ejemplo, hay países que quieren coproducir con nosotros pero no hay mecanismos de fomento.

Entonces, ¿se prevén implementar mecanismos para la coproducción?

El único instrumento que tenemos ahora es el acuerdo iberoamericano para las coproducciones de Latinoamérica, España, Portugal y, ahora, también Italia. Estamos trabajando para generar condiciones específicas con países de la región, con aquellos con los que nos unen relaciones culturales históricas o con los que ya exista una práctica de coproducción materializada en películas. Las coproducciones ya están ocurriendo, principalmente con Argentina, Chile y Colombia y con menor frecuencia con México o España.

¿Y en lo que respecta a la exhibición y distribución?

El tema de la exhibición y distribución es fundamental. Durante mucho tiempo, la política pública apuntaba al problema del financiamiento de la producción. Ahora el problema, si bien no ha dejado de existir el otro, es la circulación. Tenemos que poder ser más activos en la distribución de películas nacionales, no solamente en circuitos comerciales, también hay que incluir los alternativos y tomar en cuenta los avances tecnológicos. Hay un mundo de películas que no están circulando por los circuitos comerciales y es un país en que no hay red de circulación alternativa. Ese es un universo de circulación y de acceso al cine importante que falta aún investigar.

¿Cuántos estrenos prevén que habrá en 2017?

Algunas personas hablan de un boom del cine peruano. Yo no sé si es boom, porque eso se ve con el tiempo, pero de hecho hay unos fenómenos muy interesantes desde 2012 y 2013. Allí vivimos la aparición del cine comercial nacional, algo que no existía o si existía era una anomalía que ocurría cada varios años. Ahora hay una cantidad de películas que se producen al margen del apoyo estatal, principalmente comedia y terror, que incorporan actores de televisión y que esperan un retorno de taquilla rápido en ese mismo año. Cuando ocurrió vimos que era un fenómeno, pero continuó y ya van cuatro años, así que es algo que podemos llamar una tendencia. En cuanto a los estrenos, estamos por encima de las 20 películas desde hace dos años: trece (2013), diecisiete (2014), treinta (2015) y veintitrés (2016). Este año esperamos estar por encima de las veinte nuevamente y con una tendencia similar: en los últimos años ha habido un tercio de películas que cuentan con financiación del Estado, son títulos de cine de autor.

¿Cuál es la atención por parte del Estado al cine regional y en lenguas originarias?

Se identifican alrededor de 200 películas producidas en el interior del país desde 1996. Eso es interesante y desde el Estado buscamos maneras de impulsarlo. En el Festival de Lima se estrenan varias películas regionales que cuentan con el apoyo del Estado, en Cine del Mañana dos de tres ficciones son producidas en regiones del interior y en Hecho en el Perú está “Wiñaypacha”, la primera filmada en aymara en Perú. En el Perú se hablan alrededor de 52 lenguas, algunas por buena parte de la población como el quechua o el aymara, y también otras por comunidades reducidas. Mantener la existencia de estos idiomas es mantener una parte del espíritu humano, es muy importante generar creación contemporánea en lenguas indígenas, porque no es solo el reflejo de la lengua, sino de toda una cosmovisión. Esto lo empezamos a pensar en el Ministerio de Cultura en su relación con el cine hace algunos años, y por la iniciativa de la Dirección de Cultura de Cuzco se creó un concurso nacional de ficción de lenguas indígenas que ya ha apoyado dos proyectos de largometraje que acaban de terminar su rodaje y también han doblado películas al quechua.

En el Perú se hablan alrededor de 52 lenguas, algunas por buena parte de la población como el quechua o el aymara, y también otras por comunidades reducidas. Mantener la existencia de estos idiomas es mantener una parte del espíritu humano, es muy importante generar creación contemporánea en lenguas indígenas, porque no es solo el reflejo de la lengua, sino de toda una cosmovisión.

¿Cuál es la postura de la política pública hacia la animación?

Es un fenómeno interesante para nosotros, ya que en los dos últimos años por primera vez, hemos premiado en el concurso de ficción nacional largos de animación. El apoyo empezó con un diálogo con productores de animación, puede sonar bastante obvio, pero nos reunimos y les preguntamos qué hacía falta para desarrollar sus proyectos con más fluidez. Identificamos que en el estado actual de financiamiento con el que cuenta la institución, no era viable financiar proyectos de largo por sus largos procesos de producción. Entonces empezamos por apoyar lo que podíamos, el desarrollo, garantizando que ese proceso sea con mejores condiciones. Le vemos mucho potencial a la animación por dos motivos principales: la producción audiovisual infantil es muy escasa en nuestro país y por otro lado, el hecho de que la animación por naturaleza siempre es doblada, da enorme capacidad de trascender esas barreras lingüísticas que hay en nuestro país. Hay animaciones que les ha ido bien en espacios internacionales, como “Nuna” o “Mochica”, que se vinculan de una forma muy profunda con la cultura popular y ancestral. Han recibido apoyo nuestro, pero han recorrido un largo trecho previamente. Para eso sí requerimos acuerdos adicionales, porque, además, si queremos ser coproductores mayoritarios hay que generar recursos para serlo, tanto desde el Estado como desde la inversión privada.

¿Y en relación al documental?

Mantenemos líneas de financiamiento para el documental nacional, nos parece importantísimo, es un ámbito de producción fundamental y falta mucho por hacer y hay que diversificar, pero sobre todo hay que ver cómo hacerlos circular. Y ahí quiero mencionar Retina Latina. Los resultados que nos da la plataforma es que la mayor parte de los usuarios ven más documentales que ficción. En otras plataformas como Netflix, sorprende la relevancia que han cobrado los documentales, son producciones muy destacadas y consumidas online. Yo creo que ahí hay una reflexión que hacer, y si en las salas de cine comerciales no están tan abiertas a la exhibición de documental, parece que en las plataformas digitales sucede lo contrario. Respecto al posicionamiento internacional, este fue el primer año que el país contó con una amplia delegación en Cannes.

¿Cómo se proyectan a futuro?

El Perú tiene una comisión de promoción del país, PromPerú. No siempre hemos estado en diálogo con ellos, pero en los últimos años han tenido interés en el ámbito cultural. Tiene que haber una política nacional que interrelacione a varios actores y esto se está empezando a dar. Por nuestra parte, si bien creamos un concurso de promoción internacional para que los productores puedan diseñar sus planes de promoción, y hemos tenido alguna presencia en algunos espacios, Cine del Mañana para nosotros es también una manera: no podemos tener una presencia sostenida con nuestros productores en festivales, entonces creamos un espacio wip con programadores internacionales, que muchas veces descubren el cine peruano. Este año estamos construyendo un plan de internacionalización tratando de armar una estrategia.