“Bonsái” y “El eco de las canciones”, estrenos de abril del cine chileno

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Desde que fuera seleccionada en Cannes 2011, un muy buen recorrido por festivales tuvo “Bonsái”, película de Cristián Jiménez que adapta la novela de Alejandro Zambra, que finalmente llegó a las salas de Chile el 26 de abril.

“Bonsái” es una película que habla sobre la relación entre la vida y la ficción, siguiendo a Julio (Diego Noguera), quien para impresionar a una chica inicia una red de mentiras, donde la literatura y las plantas cobran un inusual protagonismo, dando lugar a la narración de dos historias de amor en dos tiempos y escenarios diferentes.

Es “una película que no es sólo una historia, sino que también un artefacto. En este caso, quiero que el bonsái del título sea no sólo un elemento de la trama, sino que además una inspiración para su estilo: sintético, ascético, enfocado en los detalles más que en el contexto, y dotado de un significativo grado de ligereza”, explica Jiménez sobre su segundo largometraje tras “Ilusiones ópticas”. Una producción de Jirafa Films.

También se estrenó este mes, “El eco de las canciones”, segundo largometraje de Antonia Rossi, quien junto a Roberto Contador arma un relato donde ficción y documental se (con)funden para abordar las memorias de niños que nacieron en el exilio de sus padres, y que con la recuperación de la democracia en Chile viajaron a una tierra que sólo conocían mediante imágenes e historias.

“Es un tema que está directamente relacionado conmigo porque es parte de la historia de mi familia”, confiesa Rossi, quien para estructurar el personaje central que relata la historia, toma su propia vida y la de otros hijos de exiliados para realizar una construcción colectiva de la memoria, que propone un abordaje diferente.

Detalla: “Me pregunté cómo abordarlo. Siempre quise salir del lugar común. Quise que sea un relato sumamente subjetivo, que pase por la mirada de este personaje que se construye dentro de la película y que los hechos históricos vayan atravesando esa mirada. Esa mirada es periférica, cruza todo desde este lugar de extrañamiento. Entonces empecé a buscar imágenes que no fueran parte de la gran Historia. Hay imágenes de familias, materiales de cámara que nadie había utilizada y una parte es el imaginario del personaje”.