Desde Florianópolis, por Cynthia García Calvo. La opera prima del actor brasileño Marco Ricca, “Cabeça a prêmio”, abrió la 14 edición del Florianópolis Audiovisual Mercosul (FAM), que hasta el 18 de junio reúne al cine de la región en un evento que es tanto pantalla como escenario para el intercambio y debate de la actualidad de la cinematografía latina.
En la colmada sala central del Centro de Cultura e Eventos-UFSC, con capacidad para 1.400 espectadores, se dio el pistoletazo de salida de FAM 2010, presentado públicamente por autoridades locales y el coordinador general del certamen, Celso dos Santos.
Siendo este un festival en torno a la producción del cine del sur, resultó más que adecuada la elección como película de apertura de “Cabeça a prêmio”, un film que une a talentos brasileños como Alice Braga o Eduardo Moscovis, con uruguayos como Daniel Hendler o César Troncoso, que desarrolla su historia en los siempre difusos límites fronterizos. Allí, los hermanos Menezes realizan sus negocios turbios; un joven piloto trabaja para ellos y vive un romance secreto con la hija del jefe de la familia.
Basada en una obra de Marçal Aquino, el film es ante todo una historia de amor, tal como la definió Ricca en conversación con LatAm Cinema, que se desarrolla en una zona donde puede sonar por igual un tango o una guarania o música sertaneja, y donde el portuñol es la forma de comunicación. "La historia es muy brasileña. Es una historia local de Brasil, que tiene lugar en la mayor frontera seca, que pasa por Paraguay y por Bolivia. Pasa de todo en la frontera. Pasan cosas buenas y malas. Es una historia muy de esa región, y como es muy distante para mí, quise investigar sobre eso. Hice un estudio, una reflexión y observé esa frontera desde un lugar positivo y negativo. Todo entra y sale de ahí. Todo pasa por ahí: transita cultura, transita drogas, armas, personas, identidades", explicó el realizador, puntualizando que se trata de “sólo una historia, no un panfleto”.
Ricca sintió especial atracción por la ambigüedad que existe en esa zona agraria, que el cine brasileño no había retratado: “Es muy rico pero a la vez no tiene un abastecimiento cultural muy fuerte. Los jóvenes de allí salen al mundo, compran todo y lo tiran en ese lugar, y tienen que convivir con algo muy árido: la frontera, que es tierra de nadie y es acultural. Entonces no tiene cara de nada, no tiene identidad”. Justamente, para el director esta es una realidad que atañe al país: “Un poco esa es la cara de Brasil. Brasil no tiene identidad. Uno piensa en Río de Janeiro con el carnaval, pero eso es sólo cuatro días al año. Es una miscelánea de nada. Creo que gracias a Dios tenemos cara de nada. Podemos hacer lo que queremos. Esto es un mundo, un mercado interno. No hay que darle satisfacción al mundo de nada. La frontera es nuestro límite para entrar y salir de lo que queramos, para bien y para mal. Creo que el brasileño tiene que asumir esa puerta de entrada que somos y esa puerta de salida que somos”.
La película, presentada oficialmente en Brasil en la pasada edición del Festival de Río de Janeiro, tuvo aquí su última exhibición en festivales antes de su estreno comercial programado para el 20 de agosto.
Con esa proyección se inició la oferta cinematográfica de un FAM que presenta un puñado de largometrajes de Brasil, Argentina, Chile y Uruguay, y una nutrida selección de cortometrajes, mayoritariamente nacionales, de los cuales muchos dan cuenta de la fortaleza del país en el campo de la animación.
Con la finalidad de acercar el cine a la gente en su más amplio espectro, ofrece -además de las exhibiciones gratuitas-, workshops, charlas y debates, acatando esa máxima que propone: FAM de todos.