Como resultado de una residencia artística en Canadá, la mexicana Yulene Olaizola dio forma a su tercer largometraje, “Fogo”, “un proyecto muy chiquito” -como define- que la tiene como directora, guionista y productora, que sin embargo tendrá su presentación mundial en el certamen que mayor exposición ofrece en el mundo: el Festival Internacional de Cine de Cannes, donde se exhibe dentro de la selección de la Quincena de Realizadores.
“La película surgió durante una residencia artística que hice en la isla de Fogo, que está al noreste de Canadá. Viajé allí con la intención de hacer una película pero sin saber de qué se iba a tratar. Estuve dos meses conociendo el lugar y su gente, y un mes filmando sin guión. Tenía algo así como un argumento. Es una película de ficción con actores no profesionales, gente que vive en la isla”, explica Olaizola sobre la génesis de la película, la tercera de su filmografía tras el documental “Intimidades de Shakespeare y Víctor Hugo” y “Paraísos artificiales”.
Contando con total libertad para realizar el film que quisiera, ya que el objetivo de la residencia es promover el lugar e incentivar el intercambio entre artistas y la gente de la isla, Olaizola tomó el fenómeno de emigración que se produce en esta comunidad rural, para construir “una película muy atmosférica, que cuenta una historia muy sutilmente”, donde es “más importante las emociones que el mismo paisaje y los personajes te generan”.
Sobre la historia, relata: “La anécdota es muy simple: es un lugar que está siendo abandonado porque está bajo amenaza, no sabemos de qué. Los pobladores están siendo forzados a dejar el lugar. Dos de esos pobladores deciden quedarse, a pesar de que ya no hay comida en el lugar, de que no hay nada. Y en vez de quedarse a ver cómo muere su comunidad, deciden irse a una cabaña que tienen en el bosque para pasar sus últimos días y beber su última botella de ron”.
Por la naturaleza del proyecto, se trata de una coproducción entre México y Canadá, si bien este último ayudó en cuestiones logísticas como parte del apoyo a la residencia, no directamente a la película.
Imaginando la ruta que seguirá la película, Olaizola menciona al Festival de Toronto como un sitio ideal para su exhibición, ya que uno de sus objetivos es que la película pueda verse en Canadá porque la isla de Fogo es incluso una gran desconocida para los propios canadienses: “Es la zona como más ‘pobre’ de Canadá, digo pobre entre comillas porque la pobreza en Canadá es muy distinta a la que conocemos en Latinoamérica. Pero es una región con un menor desarrollo. Esta isla en particular no tiene universidades, no tiene mucho trabajo, entonces la gente vive ahí hasta los 18 años y regresa cuando se va a jubilar. Es una zona un poquito marginada dentro de Canadá y que poca gente conoce”.
Cynthia García Calvo.