Alejandro Cacetta, productor
La carrera como productor del argentino Alejandro Cacetta abarca más de una veintena de películas desde “El Arca” (Juan Pablo Buscarini, 2007) hasta “Zama”, la coproducción de Italia, Canadá, Argentina –Patagonik-, Estados Unidos y Reino Unido de inminente distribución en Argentina, dirigida por Lucrecia Martel y acogida excelentemente en el festival de Venecia. Otras notables producciones suyas son “Carancho” y “Elefante blanco”, ambas de Pablo Trapero, “Me casé con un boludo” de Juan Taratuto y “Malcriados”, de Felipe Martínez Amador, ambas de 2016. Tanto la película de Taratuto como la de Martínez Amador se instalan en el territorio del remake.
¿Hay un boom de los remakes en Latinoamérica?
No lo definiría como un boom (…). Creo que es un fenómeno que siempre ha existido, aunque no con la amplitud y cantidad con la que se ha consolidado, diría en la última década. Me animaría a pensar que estamos ante la falta de posibilidad, decisión o limitación de asumir riesgos con historias originales, tanto desde el punto de vista artístico como productivo y comercial. Yo hago una comparación con la industria de Hollywood, donde el desarrollo de historias originales ha perdido terreno contra las precuelas o secuelas de una película que se convierte en una marca. En nuestros mercados no es posible o es muy difícil, realizar este mismo modelo, pero lo más cercano a la falta de historias y películas originales, es la realización de remakes.
¿Cuáles son los atractivos, las ventajas de un remake?
Un gran atractivo creo que es poder haber testado cómo funciona la película -es un hecho fáctico que puede verificarse-, y poder ver las fortalezas y las debilidades para corregirlas y hacer una mejor película. Es posible pensar que una película con una buena propuesta artística, podría funcionar en otro mercado haciéndola con actores reconocibles y probados. A priori, si ha tenido éxito en un mercado y se trata de un concepto o historia trasladable a otro, también debiera funcionar allí.
¿Qué películas son más apetecibles para hacer un remake? Por cierto que es un lugar común afirmar que el humor viaja poco, pero se están haciendo muchos remakes de comedias y comedias románticas…
Creo que son las comedias, precisamente, las que poseen lo que comentada anteriormente, y que hacen que las podamos definir como high concept movies. La opinión de los agentes de venta es comprensible, ya que el humor tiene guiños, formas y un lenguaje que son muy locales. Lo que puede ser considerado divertido, gracioso o identificable en un país o mercado, puede no serlo en otro. Ahora bien, si esa misma película se adapta a modismos, giros o pequeñas modificaciones de guion o incluso de personajes, puede convertirse en otro éxito en el nuevo mercado.
No estoy seguro de si durante su tiempo en Patagonik participó en la producción de remakes como “Nueve reinas” o “Un novio para mi mujer”. En caso de que participara, ¿fueron experiencias muy distintas ?
No participé en las remakes de “Nueve Reinas”, pero sí muy activamente en la estrategia de comercialización y desarrollo de las remakes de “Un novio para mi mujer”. Las distintas películas en las que he participado de estos procesos (“El Aura” -Fabián Bielinsky, “Igualita a mí” -Diego Kaplan, “2 + 2” -Diego Kaplan, y “Sin Hijos” –Ariel Winograd), han sido experiencias similares en un punto y al mismo tiempo han tenido sus particularidades que han hecho que se diferenciaran claramente. Estas experiencias me han permitido tener una curva de aprendizaje grande en este sentido.
Yo hago una comparación con la industria de Hollywood, donde el desarrollo de historias originales ha perdido terreno contra las precuelas o secuelas de una película que se convierte en una marca.
Me gustaría que nos hablara un poco de la adaptación de la reciente: “Malcriados”...
La adaptación de “Malcriados” fue más interesante aún, porque no sólo teníamos una película original, una remake de esa película y la remake que nosotros queríamos hacer sino que que la remake que hemos hecho, era una coproducción argentino-colombiana. Después de una búsqueda y desarrollo que no llegó a buen puerto, como a veces pasa con muchos proyectos, decidimos que escribiríamos el guion en Argentina y que incorporaríamos luego la visión y participación artística colombiana, tanto en el guion como en el cast y el director. Lo hicimos de esta manera porque creíamos que era una historia más identificable en Colombia que en Argentina.
Cuándo se venden unos derechos para un remake, ¿se suelen poner límites a los cambios? ¿De qué tipo son preferentemente?
Esto es negociable y ningún proyecto es similar. Como concepto general, creo que poner limitaciones a una adaptación puede atentar contra la esencia de la realización de una remake, que justamente será modificar la original para que funcione en un mercado que no es conocido en profundidad por los generadores de la película original. No obstante, pueden existir limitaciones (que debieran ser lógicas, razonables y justificadas), según la película, el género o a veces lo que represente la historia que los generadores de la misma quisieron contar (tanto guionistas, directores o productores, dependiendo de quién tenga los derechos y la amplitud de los mismos).
¿Cómo se negocia un remake? ¿Qué se vende cuando se vende un guion para hacer un remake? Es decir, ¿existe una total libertad de adaptación o reescritura?
La negociación de una remake es como toda negociación de un contenido audiovisual, respetando sus particularidades. Existen muchos posibles escenarios, desde simplemente vender el guion a ser parte de la nueva obra. En cuanto si existe una total libertad de adaptación o reescritura, creo que aplica lo expresado en la pregunta anterior. En una comedia, tal vez es menos lógico poner limitaciones a la adaptación. Lo que se vende es el guion de la película, los derechos para hacer las modificaciones sobre el mismo para adaptarlo según el criterio de los compradores de ese derecho para un mercado específico. Se negocian limitaciones de lenguaje y de explotación en determinados territorios.
¿Qué se pierde o qué se puede ganar en un remake?
Creo que lo que vamos perdiendo en el incremento de las remakes es gozar y disfrutar de nuevas historias, de historias originales que permitan tener un universo más amplio como espectadores o como profesionales de esta industria. Por otro lado se puede ganar en tener una mayor seguridad, (si aplica el término al hablar de una obra cinematográfica), que es supuesta y teórica, y que no en todos los casos se logra plasmar en la realidad. Al mismo tiempo, es muy interesante cómo un mismo tema puede ser tratado de manera distinta y a veces con similar resultado artístico y comercial y en otros con resultados diametralmente opuestos.