Alejandro González, director artístico de Anima 07

La ciudad argentina de Córdoba se prepara para recibir una nueva edición de Anima (19 al 22 de septiembre), uno de los festivales de animación más prestigiosos de los celebrados en Latinoamérica. El crecimiento de Anima ha sido excepcional: en tan solo cinco ediciones han conseguido multiplicar por diez el número de inscripciones. Pero más allá de estas cifras -motivo de orgullo para cualquier director de festival- Anima insiste en construir un espacio de encuentro para la animación de autor desde la periferia geográfica y tecnológica.

¿Cómo ha evolucionado el festival en sus seis años de vida?

Enormemente. El festival se inició como una muestra internacional de animación independiente en el año 2001, donde se inscribieron alrededor de 100 cortos en competencia. En la edición actual superamos la barrera de los 1000 filmes inscriptos, provenientes de 56 países. Esto realmente nos enorgullece, pues es un voto de confianza que nos brindan los realizadores y nos estimula a continuar con esta pantalla que favorece a una rama audiovisual tan variada y llena de creatividad.

Este año Anima estrena una sección dedicada a largometrajes de animación. ¿Cuáles son las expectativas?

Se inscribieron 14 largometrajes en competencia. Al momento de realizar la selección, consideramos que la mayoría de los filmes inscriptos no resultaban adecuados para el perfil del festival, que favorece la animación de autor. Por ende, nos comunicamos con los realizadores y distribuidores de aquellos largometrajes inscriptos que hubieran podido integrar una sección competitiva, y los invitamos a exhibir su película fuera de competencia. Como resultado de esto, se exhibirán dos largometrajes, ambos provenientes de Brasil: “Brichos” de Paulo Munhoz como parte de nuestra sección “Animaciones para niños (que no quieren dormir la siesta)”; y “Wood & Stock: Sexo, orégano y rock’n’roll” de Otto Guerra, en programa especial.

El festival también presta especial atención a la animación para internet. ¿Cuál considera que es el papel de internet en la producción de animación?

Sí, ya en la primera edición del año 2001 incluíamos la categoría de animación para internet. Considero que es un canal de exhibición muy importante, y particularmente adepto a todo lo que sea animación. De hecho, el GIF animado –una de las primeras posibilidades de incluir imagen en movimiento en la red– es previo a la explosión actual de YouTube, GoogleVideo, MySpace, etc.; ¡Y ese GIF es animación! Es decir: la animación anticipa, en la red, la presencia de lo audiovisual “de acción real”; de la misma forma que los juguetes ópticos anticipan al cine. En este momento, con las facilidades tecnológicas que disponemos, cualquiera puede hacer una animación, subirla a la web, enviar el link a un par de forums, y en una semana lograr 10000 espectadores o más… ¿Cuántas salas cinematográficas hay que llenar para que un cortometraje animado llegue a esa cantidad de espectadores? El contacto entre el autor y su público también se vuelve más inmediato en la red. Por último, la red también permite establecer experiencias de animación en colaboración.

¿Cómo ha evolucionado la presencia de los realizadores latinoamericanos en el festival? ¿Se ha acortado la brecha entre los trabajos provenientes de Latinoamérica y los de Europa y EEUU?

Pues creo que la brecha se ha acortado algo. América Latina no tiene una gran tradición en lo que respecta a animación. Las experiencias han sido numerosas, pero realizadas en forma aislada y sin solución de continuidad. Sin embargo, desde 2001 a esta parte, la presencia de cortometrajes latinoamericanos es cada vez más fuerte en las distintas muestras y festivales que se generan.
En la edición 2005 del festival incluimos la sección “Panorama Latinoamericano”, no competitiva, para exhibir aquellos filmes que no lograban entrar a competencia pero que igualmente considerábamos valiosos. Esta sección es actualmente una de las más ricas del festival.

¿Cuáles considera que son las principales señas de identidad de la animación latinoamericana?

No creo que exista una “identidad” latinoamericana relacionada con animación, al menos no todavía.

Este año las actividades paralelas del festival girarán en torno a los desafíos que plantea la tecnología en la creación de animación. ¿Cuáles serán los principales temas que se abordarán?

La temática que nuestro Anima propone como eje para este año es la falsa dicotomía entre alta tecnología y manualidad. Los acelerados ritmos y el constante bombardeo publicitario del que somos víctimas en nuestra profesión parecieran equiparar “calidad” con el tipo de tecnología con que trabajamos, mientras que el animador, que es quien manipula esa tecnología, pareciera tener un valor nulo y ser totalmente dispensable. Creo importante recordar que la animación, fenómeno precinematográfico, sólo necesita para existir de la persistencia retiniana y el efecto Phi, ambos factores perceptivos puramente humanos. También considero relevante pensar que, por diversos factores históricos y políticos, nuestras naciones latinoamericanas se encuentran en el extremo receptor de tecnologías, y en gran desventaja frente a quienes generan los avances en ese campo. En este sentido, seguramente serán muy significativos los aportes que brinde el software libre, donde el sentido de la libertad se refiere no sólo al costo sino también a la posibilidad de modificar, adaptar, transformar la herramienta y lo producido con ella.
Los seminarios y talleres que se desprenden de ese eje conceptual son: “Analógico/Digital: Cruces significativos entre las artes visuales y la animación”, la conferencia “Software libre para animación. Caja abierta y transparente” y el taller “Tecnología y animación”.

“No creo que exista una identidad latinoamericana en materia de animación”