• Andrea Testa y Francisco Márquez, directores de “La larga noche de Francisco Sanctis”, selección Un Certain Regard

  • Andrea Testa y Francisco Márquez, directores de “La larga noche de Francisco Sanctis”, selección Un Certain Regard

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Andrea Testa y Francisco Márquez, directores de “La larga noche de Francisco Sanctis”, selección Un Certain Regard

"La larga noche de Francisco Sanctis", ópera prima de Andrea Testa y Francisco Márquez, es el único largometraje latinoamericano que integra la selección de dieciocho filmes de Un certain regard. Tomando como base la novela homónima de Humberto Costantini, la producción de Pensar con las manos narra una historia ambientada en la dictadura militar argentina, apostando por un punto de vista poco transitado, el de la mayoría silenciosa. El film se estrena internacionalmente en Cannes poco después de su lanzamiento mundial en BAFICI, donde obtuvo el premio de mejor película de la competencia internacional.

La película está basada en la novela de Humberto Costantini, ¿qué les interesó particularmente de este texto para realizar su adaptación?

Andrea Testa: La novela en la que se basa la película tiene un punto de vista sobre la dictadura que nos parecía muy novedoso. Nos interesó meternos en estas personas que se creían fuera de la historia. Que podían seguir su vida cotidiana sin ningún contacto o aparentemente sin ningún contacto con aquello que estaba pasando. Yo no viví la época pero me llamó mucho la atención estos personajes, pensar en cómo podían vivir en un momento así. Creo que esta es una novela injustamente olvidada. Humberto Costantini no es de los autores argentinos famosos de la época. Y la verdad, es que a partir de la novela leímos un montón de él y es muy valioso. Es como un documento de época.

Francisco Márquez: Hay algo también de la novela que el cine no ha abordado mucho, que es la llamada mayoría silenciosa. Esa mayoría silenciosa jugó un rol claro en la consolidación de la dictadura. La película no busca juzgar pero sí problematizar, pensar y tratar de reflexionar sobre eso. Porque además el abordaje de la mayoría silenciosa nos parece que es un conflicto sumamente actual. Porque en definitiva lo que está en juego, es cómo nos relacionamos con la historia. Cómo nos constituimos como sujetos políticos de manera consciente. 

Basándose en el libro más la información con la uno cuenta actualmente, ¿cómo construyeron el personaje principal de Francisco Sanctis?

AT: En principio buscamos no juzgar lo que le pasaba a él. Lo que más nos repetíamos era esta imposibilidad de él de decir lo que le estaba pasando, creo que eso fue lo que más nos ayudó a construir el personaje. Él calla todo el tiempo. No queríamos que expresara para así complejizar lo que le pasaba. Creo que Diego Velázquez, el actor, pudo comprender y construir junto con nosotros todos esos matices.

FM: Yo creo que para construir el personaje nos sirvió mucho tratar de pensar la época. Leímos algunos libros. Uno llamado “Los años setenta de la gente común”. Que es un ensayo sociológico, digamos, que investiga ciertos imaginarios y forma de vida desde una perspectiva sociológica de la clase media en la Argentina en los setenta. Después leímos  una tesis universitaria sobre la clase media en la Argentina en los setenta. También nos sirvió mucho unas fotos que vimos de Marcos Zimmermann, que sacó en la calle a transeúntes de forma clandestina. En esas fotos uno ve los rostros de las personas y es como que entiende todo. Hay algo que no está en la película, pero el libro tiene una estructura en donde hay varios flashbacks. Eso nos sirvió para conocer al personaje, para construirlo, construir la familia y los vínculos.

¿Trabajaron con referencias cinematográficas, considerando la película responde a un género?

FM: Hay una apuesta que tiene la película y es pararse en un género. Un género que permita un diálogo con el público más amplio, ya que son códigos que todos de alguna manera manejan. A partir de ahí la película se va deformando. Deja de ser una película de género clásico, en el sentido de que es una película muy sensorial, muy climática, de mucha atmósfera y por otro lado es una película que intenta construir sentidos junto con el público. Es una película que te deja una sensación como incómoda y angustiante o con algo en la garganta. En ese sentido hubo referencias que nos ayudaron mucho para entendernos. Uno sería Hitchcock, que es un autor que conocemos muy bien. La película tiene algo de él en el orden de su personaje, que es un personaje ordinario envuelto en una situación extraordinaria. Después trabajamos con referencias muy variadas, desde Wim Wenders a Léos Carax. Cada referencia estaba orientada a una cuestión en específico. Vimos películas donde los arcos dramáticos de los personajes son tan intensos como este que vivía Sanctis. Nos sirvió mucho “El aficionado” de Kieslowski; incluso “Después de hora”. Para el trabajo sonoro vimos “Damnation” de Béla Tarr y “La conversación” de Coppola. Las referencias iban en función de un criterio propio que tenía la película. 

Hay algo también de la novela que el cine no ha abordado mucho, que es la llamada mayoría silenciosa. Esa mayoría silenciosa jugó un rol claro en la consolidación de la dictadura. La película no busca juzgar pero sí problematizar, pensar y tratar de reflexionar sobre eso.

Siempre dicen que es muy difícil hacer una película de época por ser muy costosa. ¿Cómo fue en el caso de ustedes esto?

AT: Fue muy trabajoso porque no contábamos con un presupuesto grande. Hicimos un trabajo muy arduo de todas las áreas, donde diariamente vimos nuestras verdaderas posibilidades. Escribimos el guion pensando en eso. Cuando se incorpora la jefa de locaciones nos dijo que era imposible de hacer. Eso nos hizo revisar el guion y releerlo. Y no sacar cosas, sino sustanciar lo que teníamos y también poder cuestionar el guion. Preguntarse: ¿Esto realmente es necesario? ¿Qué está contando? ¿Qué necesitamos de esta escena? El trabajo de arte y de ambientación fue impecable porque con poco presupuesto pudieron hacer sentir la época. La película no busca ostentosamente mostrarla, sino de alguna manera transmitirla.

FM: La cuestión presupuestaria también termina planteando desafíos. No intentamos hacer una película con lo que no teníamos, sino trabajar estas limitaciones creativamente. Por ejemplo, al ser de época había muchas cosas que no se debían ver, entonces comenzamos a trabajar la oscuridad. Y esa oscuridad empieza a jugar creativamente porque en esa oscuridad está el terror, está el miedo, está el horror. Las carencias buscamos resolverlas creativamente y sin abandonar una voluntad de querer contar algo.

Esta es su primera película y participa en Cannes, el festival más importante del mundo. ¿Cómo llegaron a esta instancia?

FM: Fue muy inocente. Armamos un Blu-ray y lo mandamos. Llenamos la inscripción y pagamos el fee por las dudas. Hay un cine industrial y comercial, y hay un cine de festivales. Hay un mercado, sobre todo en Europa, para ciertas películas latinoamericanas. Hay películas que se hacen diseñadas para festivales, especulando y pensando en determinado festival. Nosotros no la hicimos de esa manera. La hicimos y la mandamos. Entrar al festival de Cannes sin ningún tipo de mediación creo que habla muy bien del festival. Siendo sincero, la mandamos sin saber si la iban a ver siquiera.

AT: Mandamos a todos los festivales grandes, no porque creyéramos que iba a quedar sino porque hay que empezar por algún lado y después se puede bajar las expectativas. Esta es una película que trabajamos muchísimo. Hace muchísimo tiempo que venimos con el proyecto, con el guion… Eso siempre lo resaltamos porque es mucho trabajo y hay que persistir y seguir aunque haya momentos de decaimiento. Esto es un premio ya maravilloso. Estar ahora con la película en Cannes es una dimensión que no esperábamos. Y es muy valioso no solo para nosotros, sino para estas películas que son chicas pero tienen mucho para decir y necesitan hacerse también.

¿Piensan que estar en un espacio así valida un tipo de producción?

FM: Hay todo un discurso que plantea que en Argentina se hacen demasiadas películas. Y, ¿quién sabe? Tal vez la nuestra sobraba. Para mí es un hecho político que estemos ahí. Y queremos hacernos cargo de eso de alguna manera. De una manera que no sabemos cuál es todavía. Pero sí hacernos cargo. No es sólo que va nuestra película, sino que va nuestra película pero también va una forma de producir y una forma de entender el cine que compartimos con un montón de gente.