César Augusto Acevedo, director de “La tierra y la sombra”
¿Qué es lo que cuenta “La tierra y la sombra”?
Es la historia de los últimos días de una familia que intenta reparar los frágiles lazos que los unen, ante su inminente desaparición producida por el poder avasallador del progreso que los rodea. Es una película que reflexiona acerca de lo importante que es mantener los lazos con las personas que más amamos, a pesar de que muchas veces los sentimientos sean violentos. También rescata el sentimiento heroico que veo en los hombres del campo, su valor y su resistencia ante la fatalidad del progreso y el olvido.
Has comentado que la película nace de un dolor propio, ¿cómo esa experiencia personal se transformó en esta película?
Cuando comencé a escribir el guion mi madre estaba muerta, mi padre era un fantasma y la imposibilidad de generar recuerdos me había condenado a perderlos completamente. Así surgió la necesidad de realizar una película que me permitiera recuperar a las personas más importantes de mi vida valiéndome del lenguaje cinematográfico. Lo que pretendía en ese momento al partir de lo más intimo, de lo más importante, era reflexionar acerca de lo que fueron nuestras vidas juntos y lo que podrían haber sido, pues creía que sólo volviendo a mis orígenes podría hacerle frente al olvido.
Me tomó mucho tiempo y trabajo aceptar que aquello que yo quería lograr no era posible sencillamente porque todo lo que yo estaba buscando desapareció con ellos. Así que comencé a tomar un poco de distancia de mi intención inicial con el único fin de desarrollar mejor mis personajes y el conflicto de la película. Surgió entonces la idea de contar la historia de una familia disfuncional que intenta reparar los frágiles lazos que los unen, justo antes de tener que separarse definitivamente. Y su principal obstáculo no está sólo en confrontar los sentimientos de los otros, sino también en descubrir aquellos sentimientos que ellos mismos ignoraban o los que no sospechaban que llevaban dentro.
El film reflexiona acerca de lo importante que es mantener los lazos con las personas que más amamos.
Esta es una historia de reconstrucción, que tiene como centro a una familia disfuncional, cuyos integrantes viven cada uno una realidad diferente. ¿Qué representa cada uno de estos personajes?
Cada uno de estos personajes, a su manera, individual y arquetípica al mismo tiempo, está conectado a algo más profundo que su mera supervivencia como corteros de caña. Un sentido moral de su deber de hijos, de padres y de abuelos. Alfonso representa la mirada del extraño que nos lleva a descubrir ese mundo devastado por la fatalidad del progreso y del olvido. Alicia representa el amor secular por la tierra. Gerardo no sólo representa el cuerpo destruido por el progreso sino también la imposibilidad de romper los lazos con las personas que más amamos. Esperanza representa a aquellas mujeres abnegadas y trabajadoras que se sacrifican cada día por el bienestar de su familia. Por último, Manuel es la mirada inocente que empieza a descubrir el mundo.
La película es una producción de Burning Blue, una de las productoras más reconocidas de Colombia. ¿Cómo llegas a trabajar con esta productora y qué es lo que te ha aportado siendo tu ópera prima?
Burning Blue es una empresa que tiene una amplia trayectoria en el cine nacional y que ya han comenzado a hacerse un nombre por fuera de nuestras fronteras. Además es una de las pocas empresas latinoamericanas que ha logrado estar cuatro años consecutivos en Cannes con sus producciones. Paola Pérez, una de los tres socios que integran Burning Blue, conoció el proyecto cuando yo estaba comenzando todo el proceso de escritura. A ellos les interesó que “La tierra y la sombra” se proponía hablar sobre la historia, la memoria y la identidad de un pueblo arrasado por una paradójica idea de progreso. Desde un principio valoraron que era una película explícitamente rica en significaciones directas, pero densamente poblada de metáforas y alegorías sobre la cultura, la fatalidad del progreso y del olvido, la fragilidad de la memoria, la inevitabilidad de la ruptura familiar y la soledad que provoca, la opresión del poder avasallador y la debilidad de los oprimidos.
Su aporte no sólo se basó en su amplia experiencia produciendo primeras películas, sino también en demostrarme constantemente que creían en mí y en el proyecto; eso es muy importante para un director cuando está comenzando su carrera.
Esta es una coproducción que involucra a varios países, que como tal, ayuda a viabilizar el film pero también demanda su participación en diferentes aspectos. ¿Cómo ha sido la experiencia? ¿Esto te ha condicionado de algún modo?
Creo que este fue un proyecto que durante su desarrollo y producción tuvo un recorrido privilegiado, el cual nos ha permitido lograr una película de una gran calidad técnica y artística. Obviamente son recompensas al trabajo y la dedicación de todo mi equipo y de mis productores Burning Blue, pero sin el apoyo de todas las instituciones, productoras y personas que nos han brindado su confianza a lo largo de los años, los resultados habrían sido muy distintos. Para mí lo más importante es que todas esas personas que hacen ahora parte de “La tierra y la sombra”, llegaron porque creen en el espíritu de la película y en la urgencia de hablar de aquellos temas. Por eso nunca me he sentido condicionado por nadie, porque siento que todos creíamos en la necesidad de contar esa historia, en la oportunidad que nos brindaba el cine de sentirnos más humanos y en creer firmemente en que todos los que vean la película podrán sentir que siempre existe la posibilidad de sacar las mejores cosas que llevamos dentro de los episodios más dolorosos de nuestras vidas.