Daniel García, productor de “La sociedad del semáforo”

Daniel García forma parte de la nueva generación del cine colombiano. A través de su empresa, Dia-Fragma Fábrica de Películas, ha producido varios cortometrajes y tiene en marcha su primer largometraje (“La sociedad del semáforo”) junto con su socio y amigo, el director Daniel Mendoza. Apostando por los nuevos talentos, este productor tiene claro que hay que forjar una nueva industria cinematográfica en Colombia y en Latinoamérica para seguir creciendo.

Por Camila Moraes para La Latina y LatAm cinema.

¿Cómo surgió la productora Dia-Fragma?

Si bien estamos trabajando desde 2003 el proyecto nació antes, cuando Rubén Mendoza convocó a todos sus amigos para decirles que quería hacer películas y para eso necesitaba todo tipo de talentos: productores, abogados, fotógrafos, diseñadores, editores, administradores etc. Algunas personas pasaron a formar parte de un grupo “cultural” que empezó a hacer cortos. Mi primer trabajo ahí fue como productor de campo para un corto llamado “Estatuas”. Después de algunos ajustes y la persistencia de unos, fundamos la empresa e hicimos el corto “La cerca”, que ganó varios premios, incluso estuvo en selección oficial en el festival de Cannes 2005 en la Cine Fundación. Con eso, teníamos claro que era posible hacer algo grande y empezamos a trabajar duro para lograrlo.

¿Cómo ves el panorama de producción en Colombia hoy, cuatro años después de la creación de la Ley de Cine en el 2004?

Creo que hoy en Colombia hay mucha gente joven detrás de los proyectos cinematográficos. Es una renovación interesante, de profesionales que no compiten tanto entre sí como hacían antes los pocos y “grandes” realizadores colombianos. Por otro lado, critico el hecho que se esté en parte malgastando la ley. Muchos se dieron cuenta que hacer cine es un negocio, entonces decidieron meterse a hacer películas muchas veces de mala calidad, que no consiguen alcanzar los resultados prometidos a los inversionistas. Eso puede llevar a que los inversores no quieran invertir más en proyectos cinematográficos, y se rompe la cadena de la ley. En mi opinión, faltan objetivos claros para películas que resulten bien hechas y apunten hacia a un público específico, para lograr el retorno que realmente pueden obtener. Por ahora, hay muchos bárbaros intentando hacer cine. Pero se trata también de un proceso, entonces habrá que esperar.

Desde tu punto de vista, ¿cómo se sitúa Colombia en el panorama latinoamericano de producción?

Creo que seremos como Argentina. Colombia tiene una industria audiovisual chica, todavía en expansión, que por lo tanto ofrece mano de obra y servicios más baratos, como fue el caso de Argentina, que por años atrajo producciones extranjeras a Latinoamérica. Además, tenemos gran variedad de clima y paisajes, lo que facilita mucho en términos cinematográficos. Lo del riesgo del país, mal conocido afuera por sus problemas de violencia, ya es hoy una excusa. Los seguros de equipos, por ejemplo, es algo que hay que hacer en cualquier parte, y en Colombia no es distinto. El problema es que tenemos una lupa sobre nosotros, entonces la gente se asusta más de lo que debería. Además, como en cualquier parte, todos sabemos que no hay que meterse en la boca del lobo.

Hay pocas coproducciones en Colombia. ¿Qué opinas de esta fórmula de financiación?

Me parece muy bueno. Ahora mismo estoy produciendo un documental con Estonia sobre un personaje de este país que dirigió la orquesta sinfónica en Colombia. Es la primera coproducción entre los dos países y creo que aporta mucho no sólo para la misma realización, que puede conquistar público de dos lugares, sino para ambas culturas, que terminan conectándose. Ibermedia y su modelo de coproducción es uno de los mejores proyectos de financiación que hay en Latinoamérica. Tenemos que buscar estas oportunidades también en Colombia, porque de otra manera es muy caro hacer películas. No tenemos todavía un star system latinoamericano y, además, necesitamos conocernos mejor.

Has dicho una vez en una entrevista que el cine colombiano tiene talento, pero en cantidades reducidas. ¿A qué se debe eso?

Hay mucho talento en Colombia pero todavía no es suficiente. Somos alrededor de 30 productores, no más. La industria tiene que forjarse todavía, y eso es lo que estamos intentando hacer. Es necesario subir el nivel de calidad, que la gente se profesionalice. Hay mucha gente interesante, pero, como dije antes, es un proceso, y tenemos que vivirlo.

¿Qué te parecen los festivales y fondos internacionales de apoyo a la producción?

Creo que somos totalmente fondodependientes. Este modelo es la columna vertebral del cine latino y del europeo también, algo que a mí me parece bien. El cine es un arte caro que necesita apoyo e inversión.

¿Cómo crees que estará el cine colombiano en 10 años?

¡Va a estar mejor! Imagino 30 películas producidas al año, mejores profesionales… Un mejor panorama.

¿Cuáles son los actuales proyectos de Dia-Fragma?

“La sociedad del semáforo”, que es el debut en largo de Rubén Mendoza, y “The roots”, el documental que estamos haciendo con Estonia. Además, lanzaremos un DVD comercial con los cortos de Rubén a principios del 2009.

“El cine latinoamericano es totalmente fondodependiente