Del cine a la TV: Nicolás Puenzo - Historias Cinematográficas
En noviembre de 2015 el Festival de Cine de Los Cabos lanzó un espacio para explorar el cambio de paradigma en el consumo de contenidos. Bajo el nombre de Cabos TV, el certamen mexicano dedicó una sección a directores, productores y guionistas cinematográficos que han dado el salto del cine a las series de calidad o con valores cinematográficos.
“Las OTTs como HBO Now, Netflix, Amazon Prime están logrando conquistar un segmento de mercado que por años se rehusó a contratar televisión por cable. El nuevo mercado audiovisual empodera al consumidor al ofrecerle más opciones en un solo clic”, comentó Alonso Aguilar Castillo, director del festival, en la presentación de la sección. Esa apuesta por el “sano dialogo entre el mundo del cine y la televisión” reunió a productores de México, Argentina y Canadá que presentaron sus primeras series y proyectos en desarrollo ante decision makers de canales de televisión y de plataformas VoD, que siguen ganando protagonismo en la industria audiovisual.
La argentina Historias Cinematográficas, productora fundada por Luis Puenzo y responsable, entre otras, de películas como “La historia oficial” –ganadora del Oscar a la Mejor película extranjera-, “XXY”, “El niño pez” y “Wakolda” de Lucía Puenzo e “Infancia clandestina” de Benjamín Ávila, estuvo presente en Los Cabos con la serie “Cromo”, un thriller científico dirigido por los hermanos Lucía y Nicolás Puenzo -este último a punto de rodar su ópera prima- y Pablo Fendrik. Junto a esta primera serie, Historias Cinematográficas presentó en México su próximo proyecto para televisión y nuevas pantallas: “Viaje al único”.
LatAm cinema conversó con el director y productor Nicolás Puenzo para conocer más acerca de los desafíos que implica el salto del cine a las series de calidad así como del futuro del “cine en episodios” en la región.
En los últimos años ha habido un aumento de las productoras cinematográficas que han incursionado en la producción de “series de calidad”. ¿Cómo han vivido ese proceso en Historias Cinematográficas?
En principio lo vivimos desde las ganas de hacer lo que estábamos mirando. O sea, lo vivimos más como espectadores de series que queríamos experimentar algo que estábamos viviendo y disfrutando que por una moptivación comercial. De cierto modo fue un proceso intuitivo porque no sabíamos nada de las reglas de la televisión, pero también fue un proceso profesional en tanto que aplicamos nuestra manera de filmar cine, aunque filmando más rápido.
¿Cuáles fueron las principales diferencias que encontraron entre producir una serie para televisión y largometraje?
Para nosotros no hay una gran diferencia en cómo hacemos y escribimos una película o una serie de televisión y en ambos casos lo vivimos como un proceso de exploración. Es cierto que cuando uno tiene una película que cuidó durante tanto tiempo, tiende a ser muy cuidadoso los movimientos que hace, en las cosas que dice y en cada plano que filma, mientras en las series uno se puede soltar más porque cuenta con más espacio para jugar, improvisar y transitar por procesos mucho más experimentales. Por más que la tele pareciera ser más conservadora, más tradicional y más de los negocios, para nosotros fue todo lo contrario: la tele pasó a ser un espacio de exploración y de aprendizaje. Los que sí notamos diferencia fue en los tiempos de producción y posproducción de las series. Uno va haciendo, pensando, rehaciendo, pensando... es un proceso muy distinto al cine en términos de cómo se desarrolla en el tiempo, cómo uno va reorientando el objetivo y la puntería en función de lo que va viendo.
¿Qué los llevó a filmar “Cromo”?
“Cromo” comenzó con un premio que otorga el INCAA junto con el Ministerio de Planificación de Argentina. En Argentina hay, y esperemos que siga estando en el futuro, una política cultural muy interesante para desarrollar nuestra voz audiovisual, además del cine. Se lanzó una serie de concursos para hacer contenidos para televisión de diferente duración y presupuestos y con Historias Cinematográficas ganamos el Concurso Prime Time, que nos permitió hacer la serie con total libertad porque estaba financiado y no estaba dependíe del rating. Era una serie que tiene un sentido de fomento cultural lo que nos dio mucha libertad. Ganamos el premio con unas escaletas y luego se escribieron los guiones durante todo el verano. Fue un proceso muy rápido que duró menos de nueve meses. Lucía Puenzo, Sergio Bizzio, Leonel D’Agostino, los guionistas, escribieron los trece capítulos y los directores fuimos Lucía, Pablo Fendrik y yo. Luego participamos en la sección Series Prime Time del Festival de Cine de Toronto, que nos seleccionó entre más de doscientas obras de todo el mundo y donde fuimos la única serie latinoamericana representando la nueva ventana de televisión. Además de disfrutar viendo la serie en una pantalla grande -algo que no habíamos soñado- la participación en Toronto nos permitió despertar el interés por parte de productores de otros países. Sinceramente, creemos que los estímulos a la cultura tienen que estar acompañados de una situación de industria y un desarrollo de industria para que esos estímulos puedan sobrevivir y que tengan una pata sólida para que sea una rueda que gira de una manera sana
Hay mucho interés por las series que se desarrollen en varias temporadas ya que es mucho más difícil encontrar pantallas a nivel internacional con una única temporada.
La puesta en marcha de políticas de formación de audiencias es un tema que preocupa en toda Latinoamérica ¿Crees que las series de calidad –con sus propuestas estéticas y narrativas – puedan servir para acercar al gran público al cine que se produce en el continente?
Sí. Sin duda. En Argentina, y en muchos lugares, está siendo difícil llevar gente a las salas para el cine latinoamericano, a pesar de que solemos tener buenos momentos. Por eso tengo muchas expectativas en cómo van a ser recibidas series como la nuestra. Creo que si empezamos a generar buen contenido y lo hacemos con constancia, con un buen producto, vamos a crecer en nuestras pantallas y se van a ver más contenidos latinoamericanos de calidad. Para eso hay que producir series que estén buenas, que enganchen al público y que se diferencien en su estilo de las series internacionales, pero que no quieran reemplazarlas sino más bien que tengan un sello autoral, una mirada interesante, que sea algo distinto para que tenga un público que elija eso y se conviertan en una alternativa.
En el caso de “Cromo” intencionalmente quisimos llevarlo a un punto de vista más autoral. Si bien está presentada como un eco thriller científico, tiene elementos de género, elementos de un thriller pero desde una mirada más autoral, más sensorial. Pensamos que eso puede ser un diferencial para competir con los thrillers norteamericanos o europeos que vienen con una producción enorme. Darle un toque personal a la serie es una manera de distinguirte. Hay que tratar de hacer una diferencia con lo que tenemos.
En Los Cabos también presentaron el proyecto “Viaje al único”. ¿En qué fase se encuentra la serie?
Después de “Cromo” hubo mucho interés de parte de productoras internacionales y plataformas de distribución de todo tipo por eso queremos aprovechar el buen empuje que nos dio la serie para desarrollar nuevos proyectos. En Los Cabos presentamos “Viaje al único”, que es una novela de Sergio Bizzio que se va a desarrollar posiblemente en dos o tres temporadas. Eso es algo que aprendimos en Los Cabos: hay mucho interés por las series que se desarrollen en varias temporadas ya que es mucho más difícil encontrar pantallas a nivel internacional con proyectos con una única temporada.
“Viaje al único” se puede definir como “cine de nave espacial” y la idea parte del descubrimiento de un planeta dónde las condiciones son aptas para la vida humana, pero que queda a una distancia imposible de alcanzar a lo largo de una vida. Entonces tienen que formar una generación de chicos astronautas que se embarquen y procreen sus hijos en la nave, porque son sus hijos los que van a llegar. Tienen que reclutar tres chicos y tres chicas de diez años y prepararlos como astronautas, como médicos, como ingenieros, como todo lo que van a necesitar para poder pilotear esa nave y que, al mismo tiempo, psicológicamente puedan sobrellevar lo que es estar dentro de una nave durante toda una vida: procrear, formar a sus hijos y que esos hijos sean los que lleguen a ese supuesto planeta dónde la vida humana puede ser posible. Esa es la premisa de esta serie que se desarrolla más desde lo psicológico que desde la ciencia ficción en el sentido más tradicional.