Dominga Sotomayor, directora de “De jueves a domingo”
Desde que obtuviera el Tiger Award del Festival Internacional de Cine de Rotterdam, “De jueves a domingo” se convirtió en una de las producciones latinoamericanas más destacadas del circuito de festivales internacionales en 2012, transformando a su directora, la debutante Dominga Sotomayor, en -mas que una promesa- una de las realizadoras de ficción más sólidas del cine chileno. En este mes de abril, el film se estrena comercialmente en Chile, Argentina y España.
“De jueves a domingo” es una road movie que narra el desmoronamiento de una familia, a través de una mirada infantil: Lucía, su hermano menor y sus padres viajan al norte de Chile por un fin de semana largo; el tedio que acompaña todo trayecto prolongado es mitigado con juegos, mientras se acrecienta el clima de tensión en los minúsculos límites del auto.
Santi Ahumada, Francisco Pérez-Bannen, Emiliano Freifeld y Paola Giannini interpretan al núcleo familiar que protagoniza la película, una coproducción entre Chile y Holanda de Forastero, Cinestación y Circe Films.
Lanzada el 4 de abril en salas de Chile por el flamante sello de distribución de CinemaChile, “De jueves a domingo” será estrenada el 19 de abril en España de la mano de Paseo Films y el 25 de abril en la Argentina por la productora Rei Cine.
“De jueves a domingo” se estrena en tres países en un mismo mes, después de un exitoso recorrido por festivales. ¿Qué representó para vos como directora debutante el camino de festivales, y cómo afrontas este momento de estreno comercial, donde de alguna manera te enfrentas a un público diferente?
El recorrido por festivales fue muy interesante, me fui acostumbrando de a poco a lo extraño que es que un grupo tan grande de gente esté viendo tu trabajo. Hay cierta exposición en eso. Fue una sorpresa muy positiva sentir que en lugares tan diferentes y con culturas e historias distintas le gente sentía le película como propia, le hacía sentido, quizás porque la conectaba con su infancia y sus propios viajes. Después de ese recorrido llegar a estrenar en salas comerciales me pone muy contenta, me da cierta curiosidad la reacción de la gente. Me encanta que entre a un circuito alejado de los festivales, de la crítica especializada y personas acostumbradas a este tipo de cine. Creo que es una película que va a generar reacciones distintas, plantea cierta incomodidad, te hace estar desde la posición lejana de los niños sin entender todo lo que pasa. No pasan muchas cosas y no hay nada muy importante que entender; yo creo que hay que entregarse al viaje.
La película es un viaje a la fractura de una familia, que en pantalla se manifiesta desde la mirada infantil. ¿Por qué te interesaba el retrato desde ese punto de vista?
Me interesaba la curiosidad de los niños, la distancia para mirar una situación de pareja sin prejuicio. Lucía no puede tomar partido por ninguno de los papás, sino que observa y reacciona a su manera con muchas emociones al mismo tiempo. Fue una decisión espontánea, había trabajado antes con niños en los cortos y era como un paso natural trabajar esa perspectiva en esta película. Siempre estuvo unida la idea de que fuera todo en el auto o alrededor de él, con la visión de los niños, en el norte de Chile. Eran imágenes que tenía unidas en la cabeza. Mientras escribía me di cuenta que aunque pensaba que era el punto de vista de "los niños" era realmente el punto de vista Lucía el que se iba revelando de a poco en el guión. Lo que me interesaba no era la mirada ingenua de Lucía sino su conciencia mayor sobre el momento que están viviendo. Pienso que los niños tienen miedos naturales que después se aprenden a olvidar o evitar; ven la ingravidez de lo cotidiano en un sistema mayor, lo absurdo que resulta ser dueño de un sitio en el medio del desierto por ejemplo, lo angustioso de ver la redondez de la tierra.
En el largo se repiten algunos temas y protagonistas de tus cortos, ¿cuáles dirías que son los temas que te interesan abordar con tu cine?
He escrito sobre lo que tengo cercano y he observado, sin ir muy lejos, eso es lo que me interesa. Son situaciones cotidianas, familiares, pero siempre vistas con distancia, con cierta formalidad que genera una incomodidad y a mi modo de ver una reflexión desde la puesta en escena. De alguna forma tiene que ver con como lo familiar se puede volver amenazante y ajeno al mismo tiempo, y como lo cotidiano puede ser insignificante mirado con distancia. Si veo hacia atrás creo que mis cortos y “De jueves a domingo” son como una misma historia, como si hubiera sacado momentos de una misma línea de tiempo, pero fue bastante inconciente. La historia para mí no es lo más importante, sino ponerme en un punto de vista determinado; en ese sentido creo que mis recuerdos de como veía y escuchaba cuando era chica son lo más autobiográfico en esta película, como estos recuerdos físicos determinan la manera de filmar.
¿Cómo te planteaste el esquema de producción de esta película y cómo asumes el esquema para tu nuevo largometraje, “Tarde para morir joven”, considerando la experiencia que ya acarreaste con esta opera prima?
Nada estuvo muy planeado, fue un proceso bien casual, una cosa fue llevando a la otra y creo que fui aprendiendo de producción y del marcado en el camino. Fue un desarrollo de proyecto largo, fuimos a mercados de co-producción y a talleres como TyPA, por ejemplo. Era un proyecto arriesgado como primera película y en una primera etapa me costó encontrar el financiamiento. Después de conseguir un par de apoyos de desarrollo en Chile fuimos probando alternativas afuera. El proyecto fue apoyado por Hubert Bals y después fui a terminar de escribir el guión a la Cinefondation de Cannes. Creo que de cierta forma esa validación del proyecto afuera ayudó a que luego en Chile consiguiéramos el fondo audiovisual para la producción. En el recorrido con “De jueves a domingo” conocí a bastante gente de la industria. Creo que ahora puedo focalizarme más, viajar menos, hablar menos del nuevo proyecto, etc. Más o menos sabemos con quienes nos interesa trabajar, personas afines de la industria. Estuvimos en CineMart donde empezamos conversaciones con posibles socios y la idea es cerrar la estructura de producción a fines de este año. Pienso que la diferencia principal ahora tiene que ver con pensar en la distribución desde la etapa de desarrollo, nos interesa hacer películas que se puedan ver y somos más concientes de la importancia de pensar en esto desde una etapa inicial.
¿Qué tanto facilita la concreción de un nuevo largo la buena respuesta que consiguió tu película en festivales?
Siento que hay productores y agentes de venta con ganas de involucrarse en el proyecto. Ya conocemos a más gente y uno puede llegar de una manera más directa a las personas de la industria. Lo bueno es que una primera película funciona como un filtro, la gente se te acerca sabiendo más o menos de qué se trata tu trabajo, las expectativas están más enmarcadas. Sin embargo en Chile no significa mucho, pienso que sigue siendo muy competitivo y difícil hacer una segunda o tercera película. Hay cada vez más directores interesantes y recursos muy limitados.
¿En qué estado se encuentra “Tarde para morir joven” y que puedes adelantar sobre ella?
En abril y mayo hay estrenos comerciales de “De jueves a domingo”, después de eso me voy a poder concentrar en el guión de “Tarde para morir joven”. Hay una primera versión de guión, por el momento es una co- producción entre Chile (Cinestación) y Argentina (Rei Cine). Si logramos conseguir el financiamiento nos gustaría filmar en 2014.
Actualmente el cine chileno está muy bien posicionado, logrando importantes distinciones internacionales. ¿Cómo analizas este momento que atraviesa?
Me parece que es un momento bien interesante. No creo que sea justo llamarlo moda, las modas son pasajeras y en general responden a modas de estilo, a olas estéticas que avanzan en una misma dirección. Yo pienso que ha subido el nivel de las películas, estamos empezando a tener una industria más concreta y lo más interesante es la variedad que hay en las casi 30 películas que se hacen al año. Han sido años buenos para la producción pero muy malos para la distribución. Es bien complejo porque al cine que le va bien afuera de Chile y por el que todos hablan de esta especie de "boom de cine chileno" le va pésimo en taquilla en Chile. En Chile no hay cultura de ver cine, menos cine chileno. En realidad no hay costumbre de ver, tantos en los cines como en la televisión, algo que no sea gringo, y es algo muy lento de cambiar; entonces se habla mucho de la falta de salas. Yo creo que es cierto, pero yo creo que también falta interés y enfocarse en educar a las audiencias.