• Felipe Gálvez, director de “Los colonos”

    Felipe Gálvez. (Foto © Oscar Fernández Orengo)

Felipe Gálvez, director de “Los colonos”

El chileno Felipe Gálvez presenta su ópera prima “Los colonos” en la competencia oficial Una Cierta Mirada del Festival de Cannes, donde ya había participado en 2018 con el cortometraje “Rapaz”. “Los colonos” está producido por Giancarlo Nasi desde la chilena Quijote Films en coproducción con Rei Cine (Argentina), Quiddity Films (Reino Unido), Volos Films (Taiwán), Ciné Sud Promotion (Francia), Snowglobe (Dinamarca), Film i Väst (Suecia) y Sutor Kolonko (Alemania). La francesa MK2 maneja las ventas internacionales. 

 

La historia de “Los colonos” se sitúa en los albores del siglo XX, cuando un rico hacendado en Tierra de Fuego contrata a un teniente inglés y a un mercenario estadounidense para abrir una ruta hasta el Atlántico para sus ovejas. Su guía, un chileno mestizo, se convertirá en cómplice involuntario de una violenta cacería de indígenas. El film retrata el nacimiento de las fronteras en el fin del mundo y cuenta cómo los países escriben sus historias oficiales.

“Los colonos” fue escrita por el propio director junto a Antonia Girardi. La fotografía es de Simone d'Arcangelo (“La leyenda del Rey Cangrejo” de Alessio Rigo de Righi y Matteo Zoppis). El casting reúne figuras internacionales como Mark Stanley, Benjamín Westfall, Camilo Arancibia y Alfredo Castro.

Ya hace años, cuando estabas en la preproducción de la película, nos anticipaste: “es una película realista que esconde una ironía; un ejercicio cinéfilo que recurre al western y al cine de aventuras para interrogar nuestra historia reciente y reflexionar sobre la violencia del presente”. ¿Puedes desarrollarnos un poco más la idea de “ejercicio cinéfilo”?

Efectivamente, es un proyecto que se desarrolló durante mucho tiempo, pero su germen se mantuvo intacto. La película nace de varias preguntas sobre el pasado, pero también es una película de época para referirse al presente. Trata de un momento de la historia de Chile que está borrado. A mí me interesa entender qué pasa cuando se borran páginas de la historia oficial, qué impacto tiene ese borrado y cómo el cine participa en la construcción de esa historia oficial y se va convirtiendo en una máquina de reescribir la historia.

Desde ahí, entendiendo el western como un género que practican especialmente países que son “naciones nuevas”, este género se transforma en propaganda y convierte las matanzas de indígenas en espectáculo. Me interesa esa reflexión desde la exploración del colonialismo -teniendo en cuenta la participación del Estado chileno y de los propios chilenos como colonos en esa tierra- y cuál es el papel del cine frente a esos procesos.

En su día también comentaste que la película está ambientada en un momento en el que no existía el concepto de derechos humanos. ¿Qué impacto tiene esto en la película?

Me refiero a que es una película que sucede antes de la Segunda Guerra Mundial, cuando los intelectuales de la época, los jefes de estado, las figuras históricas del momento no generaban un análisis crítico de lo que estaba sucediendo. Trato de instalarme en ese presente, en una historia que está construida con sus propias reglas, que son diferentes de las que tenemos ahora. En ese presente no existen voces cuestionando lo que está sucediendo. Ocurrirá solo después, tras la Segunda Guerra Mundial, con el desarrollo del concepto de derechos humanos. Lo que alcanza al momento presente y ahora podemos ver con claridad es que estos procesos siempre ocultan intereses privados y también de los propios Estados. Y si bien hoy existe el concepto de derechos humanos, cuando situaciones como estas vuelven a suceder en nuestros días, siguen prevaleciendo los intereses privados y las razones económicas.

Me interesa entender qué pasa cuando se borran páginas de la historia oficial y cómo el cine se va convirtiendo en una máquina de reescribir la historia.

Es una película muy compleja por el número de países y de compañías implicados. ¿Esto se ha traducido en dificultades añadidas a las lógicas de financiación y de producción?

No es fácil hacer una coproducción entre tantos países. Todo se hace siempre un poco más lento, pero creo que han sido muchas más las cosas positivas que ha traído: ha abierto la película a más audiencias, me ha hecho entender que es una película que trata sobre Chile, pero aborda, al mismo tiempo, un tema universal, y me ha permitido desarrollar la película en varias direcciones. Sin lugar a duda, ha sido un proceso enriquecedor que ha hecho crecer la película con nuevas posibilidades. Hemos contado con actores ingleses y quién iba a pensar que íbamos a acabar haciendo el sonido en Taiwán, cuando todo empezó en el fin del mundo, en Tierra del Fuego, en Chile. Para mí ha sido un proceso de aprendizaje constante.

Has sido montajista en películas de Marialy Rivas, Martín Rodríguez Redondo y Kiro Russo, entre otros. ¿Qué te llevas de tu experiencia de editor a tu trabajo como director?

Pues me llevo la economía. Esta es una película en la que traté de ser muy preciso en lo que se filmaba, de rodar sólo lo justo y necesario. El guion se filmó íntegramente y la película es el guion. Creo que se trabajó durante muchos años en el guion para tener una estructura sólida. Me llevo también el miedo a borrar, a filmar mucho y tener que eliminar... Tomé el riesgo de filmar solo lo necesario, de hacer un proceso de montaje desde el mismo guion y de dejar estrictamente lo que fuera necesario.

Como proyecto ha pasado por muchos laboratorios y distintos programas: Next Step (Semana de la Crítica), L'Atelier, Venice Gap Finance Market, Torino Film Lab, Cine Chileno del Futuro de FIC Valdivia, SANFIC Lab y Lobo Lab de Mar del Plata, entre otros. En términos generales, ¿qué huella han tenido en el resultado final?

Muchos de ellos tuvieron un importante aporte creativo. Igual que con las coproducciones, estas plataformas te van abriendo, ensanchando el horizonte. Asimismo, uno va buscando la validación. Esta es una ópera prima muy ambiciosa de un montajista y director que solo había hecho un par de cortometrajes. Creo que todos estos programas sirvieron como vitrina para que el proyecto fuera testado, leído, que captara la atención de diferentes coproductores, fondos, socios... Todo ello ayudó a que los coproductores, los agentes de venta y los distribuidores ganaran confianza en este proceso tan ambicioso dirigido por un director novel.

¿Qué me puedes contar de por dónde irá tu carrera a partir de ahora?

No puedo dar muchos detalles sobre los proyectos, pero voy a seguir desplazándome entre el futuro cercano y el pasado para hablar del presente. La idea es seguir internacionalizando las historias, que hablen de Chile, pero también del mundo. Probablemente, nos vayamos al futuro, ya te lo avanzo.