• Itzel Martínez del Cañizo, directora general de Ambulante

    Itzel Martínez del Cañizo (Foto: Yvonne Venegas).

  • Itzel Martínez del Cañizo, directora general de Ambulante

    Presentación de la Gira de Documentales Ambulante 2024.

Itzel Martínez del Cañizo, directora general de Ambulante

Entre el 10 de abril y el 26 de mayo tendrá lugar la 19ª edición de la Gira de Documentales Ambulante, que se desarrollará de forma itinerante en Ciudad de México, Veracruz, Michoacán y Querétaro. 

Con la contemplación como tema conductor, la muestra ofrece varias secciones, incluyendo Pulsos, dedicada al panorama mexicano contemporáneo, con títulos como “El eco” de Tatiana Huezo, “Tótem” de Unidad de Montaje Dialéctico, “Rebeladas” de Andrea Gautier y Tabatta Salinas, “El guardián de las monarcas” de Emiliano Ruprah de Fina y “Chul' be (Senda sagrada)” de Humberto Gómez Pérez; la sección Resistencias, sobre temas vinculados a la justicia y los derechos humanos, donde será exhibida la colombiana “Igualada” de Juan Mejía Botero, la chilena “Huellas” de Valeria Sarmiento, y la nicaragüense “Patrullaje” de  Camilo de Castor Belli y Brad Allgood ; la sección Intersecciones (internacional), con filmes como  las chilenas “Malqueridas” de Tana Gilbert; y la sección Sonidero, dedicada a la música y al sonido, donde se exhibirá la argentina “Adentro mío estoy bailando” de Leandro Koch y  Paloma Schachmann.  

Completan el programa las secciones Ambulantito (orientada a infancias), Injerto (cine experimental), Retrovisor (archivo), Invocaciones (retrospectivas) y Coordenadas (películas producidas en cada una de las regiones que visita la Gira). En total, más de 60 películas recorrerán el país durante mes y medio, y algunas también estarán disponibles de forma gratuita durante algunos días de mayo en la plataforma Nuestrocine.mx.

En diciembre del 2023, la realizadora, gestora, programadora e investigadora Itzel Martínez del Cañizo asumió como directora general para un período de cuatro años tras trabajar en el equipo de programación desde 2016. A pocos días del inicio de la gira, LatAm cinema conversó con ella para conocer la forma de trabajo y los desafíos de Ambulante. 

¿Qué balance haces del trabajo de exhibición itinerante de Ambulante en estos años? 

Ambulante cumple 19 años este año y es evidente que el balance va de la mano del contexto histórico mexicano. En el cambio de siglo se crearon un montón de nuevos festivales, entre ellos Ambulante, pero también el Festival de Morelia o DocsMX; son proyectos que más o menos nacieron de la mano. Ese contexto es muy distinto al actual. En aquel momento, estos pocos festivales estaban en ciudades capitales y era un gran país sin ninguna posibilidad de acceso al cine documental. La creación de una gira no competitiva que acerca el cine documental al público fue un movimiento muy interesante. El balance es muy enriquecedor, en los estados del país en los cuales Ambulante ha tenido presencia de manera continua, ha habido un crecimiento muy evidente en cuanto a la formación de públicos y en cuanto a lo que significa el cine. Es una organización que nace con un proyecto estrella que es la gira, con herencia de lo que hacen los festivales de cine, pero con otra impronta, sin espacio de competencia sino de conversación. Pero además, prosperaron otros programas como Ambulante Presenta, un espacio para una exhibición co-participativa que fomenta la experimentación con otras maneras de interconectarse, de crear red y formas de colaboración en los diferentes territorios de México. Ahora, la exhibición itinerante también está pensada de la mano de un espacio de intercambio y de formación: no solo viajan las películas, sino que también buscamos crear otras redes de colaboración en espacios urbanos y no urbanos, y desde el año pasado formamos un diplomado para exhibidores comunitarios. 

¿Cuáles consideras que son los principales desafíos de gestión en la actualidad?

Un desafío importante es la sustentabilidad económica y la formalización del sector de la gestión cultural como un espacio laboral en un marco de justicia laboral y no de precarización, que es la tendencia que se está impulsando. Otro desafío tiene que ver con estar dispuestos a la flexibilización: por un lado, hubo un traslado a nueva relación de espectador-pantalla que no permanece estática y sigue buscando su lugar; por otro lado, está el desafío de entender la relevancia de nuestro trabajo frente a los embates públicos políticos que menosprecian o minimizan la labor de la cultura y el arte, así como su relevancia social y colectiva. La adaptabilidad, estar dispuestos a transformarnos, es un desafío importante para seguir siendo relevantes, así como la construcción de alianzas en otros territorios latinoamericanos. Construir colaboraciones y espacios de intercambio y crecimiento colectivo es un desafío primordial.

"Nos interesan películas recientes: no tenemos cláusulas de estrenos, pero consideramos el valor de la frescura y el valor del diálogo con el público".

¿Cuáles son los criterios de selección de películas que manejan?

Te voy a contestar desde la lógica actual, pero justo estamos en momento de replanteamiento. Tenemos organizada la programación por secciones y cada una tiene una vocación. En términos específicos, hay una búsqueda concreta para cada vocación de cada sección, pero en términos generales, nos interesan películas recientes: no tenemos cláusulas de estrenos, pero consideramos el valor de la frescura y el valor del diálogo con el público. Somos cuidadosas de tener una diversidad de representaciones territoriales, aunque tampoco esto es un candado. Nos interesa también brindar a nuestro público una diversidad de formas fílmicas para transmitir esa elasticidad y amplitud de posibilidades que brinda el cine documental. Nos encanta dar seguimiento a la carrera de ciertos artistas, pero también hay un papel central en las nuevas voces y, por supuesto, atendemos el equilibrio de representaciones de las miradas de mujeres, no sólo en puestos de directoras. 

¿Y cómo trabajan la gestión y los acuerdos de exhibición con las películas de la región?

Con las películas internacionales compramos los derechos de exhibición para la muestra Ambulante, y algunas películas se quedan con nosotras en el proyecto Ambulante Presenta, por lo que también compramos los derechos para una exhibición mucho más amplia. En ese proyecto mandamos un catálogo y materiales de las películas para ofrecer a los exhibidores locales muchos recursos para acompañar las películas. Generalmente son películas mexicanas, pero algunas internacionales también. También hay una presencia de películas de archivo, estamos armando nuestro propio acervo de cine mexicano que ha formado parte de Ambulante. Para las películas mexicanas se hace la compra de derechos para un periodo de tiempo. Esto ha ido cambiando, en los últimos años es un período de tiempo con un tope de pases, y cuando se vence damos de baja la película. Justo ahora estamos en un momento de crecimiento y vamos a tener un acceso mucho más amplio de derechos de exhibición de las películas de nuestro catálogo. Queremos expandir el tiempo de vida de las películas más allá de los seis meses o dos años, y que estén a disposición para otros entornos, como educativos y académicos. 

En términos de programación, ¿en base a qué elementos definen la programación por territorio? 

Intentamos que la mayoría de los programas vayan a todas las regiones. Hay experiencias totalmente distintas con cada película en cada territorio. La película con la que se inaugura responde a la dinámica del espacio y el gusto cinematográfico, pensando en de qué manera nos vinculamos con el territorio. Trabajamos con enlaces, gestores culturales en territorio que son de los lugares y hacen un trabajo fino de investigación y vínculo en cada región, y también con voluntarios, otro tipo de agentes culturales en formación que también nos dan un input valiosísimo de cada lugar. Además, antes de iniciar hacemos un ejercicio de scouting y la propia gira es un lugar de investigación de campo, de observación y análisis de resultados que se discuten en equipo. 

Por otro lado, desde hace cinco años tenemos una sección que se programa para sitios específicos con obras de cineastas de territorios o con películas sobre problemáticas o dinámicas de los territorios. El objetivo es impulsar los ecosistemas cinematográficos locales y el resultado ha sido maravilloso.

¿Cómo es el trabajo de Ambulante en términos de construcción de públicos? 

Creemos que el mejor espacio para la formación del público es la experiencia misma de ir a ver cine, tener la vivencia inmersiva de la sala oscura o el espacio público de exhibición. Tenemos una serie de estrategias en las cuales no sólo gozamos del encuentro con la película, sino que creamos un espacio más amplio, previo y posterior, para el encuentro con la película.  eso nos permite que la relación espectador-obra se expanda. Por ejemplo, el programa Lado B es una especie de análisis fílmico en vivo en el que el equipo de la película explica la obra a partir de la propia experiencia y la toma de decisiones. También tenemos un área de mediación que genera una experiencia entre la película y el público, que puede ser intelectual, pero principalmente es lúdica, corporal, somática, reflexiva, interactiva, de activación… Esto lo hacemos tanto en las funciones con niños en Ambulantito, una sección en la que programamos obras de cine experimental más lúdico, como en las exhibiciones de documentales que, por ejemplo, nos provocan identificación pero también dolor; así, estamos experimentando con especialistas en trauma y en cómo crear espacios para la búsqueda de una sanación colectiva después de ver una película. 

¿Cuáles consideras que son los desafíos para el documental mexicano y latinoamericano en la actualidad?

Yo creo que el principal desafío tiene que ver con cómo ha ido transformándose nuestro ecosistema desde una lógica de industria fílmica, de sustentabilidad financiera, como proceso artístico, pero también laboral. Comercializar las obras y volverlas accesibles a un público amplio es algo que siempre ha sido complejo, pero más ahora en la era de las plataformas digitales que tienen un criterio específico del tipo de películas les interesan; ya no las compran, sino que las producen y se vuelven dueños no solo de los derechos de exhibición, sino también de los derechos patrimoniales de las obras. Eso está cambiando el panorama mundial. Hay una invitación constante al talento para que llene los deseos de “contenido audiovisual” (como lo llaman las plataformas) para sus programaciones, y así cooptan el talento técnico y creativo y, al mismo tiempo, definen el lenguaje.