Jaime Tenorio: "Nuestro sector tiene que entrar en un estudio quirúrgico para repensarnos"
Con la llegada del nuevo gobierno en Colombia, el hasta ahora director de Audiovisuales, Cine y Medios Interactivos del Ministerio de Cultura, Jaime Tenorio, deja el cargo que ocupaba desde febrero del 2020. De esta forma, Tenorio abandona también la Secretaría Ejecutiva de la Conferencia de Autoridades Audiovisuales y Cinematográficas de Iberoamérica (CAACI), que venía liderando desde febrero del 2021.
Politólogo, especializado en gestión cultural y con formación como productor en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de Los Baños (EICTV), Tenorio se define como un gestor con vocación por lo público. Antes de su trabajo al frente de la autoridad cinematográfica colombiana, se desempeñó como director de Señal Colombia y como asesor del Ministerio de Cultura, del Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, y de la Cámara de Comercio en industrias creativas, entre otros cargos. Entre 2009 y 2011, fue representante de los productores en el Consejo Nacional de las Artes y la Cultura en Cinematografía (CNACC).
Durante su etapa al frente de la Secretaría Ejecutiva de la CAACI, se han llevado adelante algunas transformaciones esenciales para el sector regional. La más reciente fue la Declaración firmada por 15 de los países de la Conferencia en la que se comprometen a trabajar en pro de la diversidad y la igualdad de géneros. De forma previa, se habían publicado reportes y desarrollado las respectivas herramientas de medición en materia de género y diversidad étnico racial. Al inicio de su gestión tuvo lugar otro hito: la resolución de obra latinoamericana, un concepto pro-integración del Espacio Audiovisual regional que ya se venía trabajando desde la gestión anterior, cuando el peruano Pierre Emile Vandoorne ocupaba el cargo.
Sin embargo, una de las modificaciones más trascendentales de la gestión de Tenorio es también una de las menos visibles: la reforma estructural. En la Reunión Ordinaria realizada en Ventana Sur en 2021 se resolvió crear la Unidad Técnica de la Secretaría Ejecutiva de la Cinematografía Iberoamericana (SECI), así como cinco comisiones permanentes de trabajo orientadas a abordar temas elementales para el audiovisual iberoamericano. Hoy, esos grupos de trabajo son: diversidades, fomento de la cinematografía y audiovisual, distribución y exhibición cinematográfica y audiovisual, formación cinematográfica y audiovisual, regulación, y estrategias para la integración del espacio audiovisual iberoamericano. Las comisiones no solo están integradas por las autoridades cinematográficas, sino también, y especialmente, por profesionales con especialización técnica que trabajan en las diferentes instituciones públicas.
LatAm cinema conversó con Tenorio a pocos días de su salida de la institución sobre el balance de su gestión y los desafíos que quedan para la CAACI.
El concepto de obra latinoamericana que se aprobó en la Resolución de agosto de 2021 genera un marco común de integración de cara a la regulación del VOD. ¿Qué avances implicó esa resolución y cuáles son los desafíos en términos de regulación?
En la comisión de regulación, el primer paso fue la definición de obra latinoamericana. ¿Por qué era importante trabajar en esa definición? Porque cuando nos pongamos a negociar desde cada país, nos va a permitir hacerlo de una forma más amplia. Si establecemos una cuota en una pantalla como Netflix, a veces la producción nacional de un país no alcanza y para cubrir ese 5 o 6% tendríamos que exhibir toda la producción audiovisual. Ahora llega el gran reto y es empezar a regular. Hay que mirar las legislaciones de cada país y hay que revisar también los tratados de libre comercio, porque ahí aparecen aspectos complejos. Además, no son sólo competencias de las instituciones cinematográficas, también entran en juego otras instituciones, por ejemplo las televisiones públicas, que se ven afectadas también. Los mismos sectores están exigiendo las regulaciones. Es verdad que hay intereses, porque la gente que está tratando de promover que las plataformas rueden en los países tiene miedo de que éstas pueden tomar alguna represalia. Pero hay que crear un equilibrio, no se trata de ahuyentarlas, pero sí de que haya una competencia mucho más sana, unas reglas de juego más equitativas para nuestras empresas nacionales y nuestro cine nacional. A su vez, estamos viendo que se necesitan nuevas fuentes de financiación para la producción propia. Por ejemplo, el fondo de cine en Colombia se nutre de lo que aporta la taquilla. En 2021 y 2022, debido a la pandemia, tuvimos que transferir ingresos directos al fondo. Todavía no sabemos si volveremos a una época prepandemia por los cambios en los hábitos de consumo. Creo que toda la región está en ese camino y se está viendo que a través de la regulación puede haber oportunidades para la producción local. Se trata de crear unas normas más claras, más justas, equitativas y equilibradas para todo el mundo.
Respecto a la declaración por la igualdad y la diversidad, es un hito a nivel de política pública regional que marca una exposición de intenciones, pero no es vinculante. Además de la creación del índice, ¿cuáles son los próximos pasos a dar en ese sentido desde la CAACI?
Cuando estábamos haciendo la declaración, que la hicimos en conjunto con la comisión de diversidades, en un momento se plantearon algunas líneas específicas. Pero en la misma reunión de la CAACI resolvimos presentar primero una declaración que implique un norte en el trabajo que tenemos que hacer, y que esa comisión, a lo largo de este semestre, trabaje en acciones más puntuales. Para empezar, que cada país tenga que reportar sus acciones cada año o cada dos años es una ganancia, porque es una manera de presionar a todos los países. Los países están desarrollando diferentes tipos de acciones. En Ibermedia, por ejemplo, se están dando una serie de puntajes especiales a proyectos liderados por mujeres. En Colombia también existe una medida así, y a la vez venimos trabajando con diferentes organizaciones de mujeres, porque es muy diferente la condición de la mujer afrodescendiente, la mujer indígenea, la mujer trans, la mujer con discapacidad, y eso nos cuesta entenderlo como sociedad. Espero que continúe la presión para seguir trabajando en las comisiones, en el tema diversidades tenemos todo por hacer, no solo en mujeres, también en las diversidades sexuales, en nuestras sociedades todavía hay homofobia, esto es importante resaltarlo. Pero se trata de establecer un conjunto de medidas que van desde la formación, con una sola decisión como puede ser una cuota no se va a cambiar la sociedad.
En términos de diversidad y población indígena y afrodescendiente, ¿cuáles dirías que son los desafíos o próximos pasos para la CAACI?
Hubo una declaración antes de mi llegada, con la gestión de Pierre Emile, para la promoción de las lenguas indígenas, porque además hay que decir que estamos en el plan decenal de lenguas indígenas. Pero en ese tema todavía tenemos una deuda, sacamos el estudio sobre diversidades y al otro año volveremos a hacer la encuesta para ver los avances, pero tenemos que seguir trabajando. Mi preocupación, que compartí con el equipo de la SECI cuando trabajamos en la declaración de género, equidad y diversidades sexuales, es que la declaración quede en un papel y no pase nada. Tenemos que tomar medidas más concretas más allá de que hablemos del rescate de las lenguas nativas de nuestros pueblos originarios. Creo que hoy estamos más sensibles frente al tema. México, por ejemplo, viene tomando acciones muy concretas para impulsar lo indígena y lo afro. Hace poco estuve en un panel en el Festival de Cine en Guadalajara en el que los afros presentaron resultados de un estudio reciente sobre la participación afro en el cine mexicano y si bien concluyen que ha aumentado la participación, todos los personajes eran estereotipados. Ojalá podamos tener un estudio sobre los estereotipos en nuestro cine, ahí queda un camino para seguir trabajando en la comisión de diversidades. No podemos seguir reproduciendo esos estereotipos.
Tenemos más incertidumbres que certezas. Nuestro sector tiene que entrar en un estudio quirúrgico para repensarnos.
A lo largo del último año, desde la CAACI han implementado avances en materia de información sistematizada. ¿Cuáles son los retos en ese sentido?
El año pasado, además de la creación de las cinco comisiones, les pedimos a los países un aumento de la cuota de la CAACI. Cuando yo entré en la CAACI, el equipo de la SECI estaba integrado básicamente por Ignacio Catoggio y Edith Valdivia, la persona que trabaja en administración. La entrada de Michel Salazar de manera formal ha sido muy importante, no solo es un experto jurídico que conoce casi todas las leyes de Iberoamérica, sino que le encanta la investigación. El aumento de la cuota es justamente para empezar a generar formación e investigación con los países. Este año comenzamos con dos talleres: uno en el marco de los Premios Quirino, donde hicimos el taller de animación para los equipos técnicos de las autoridades, porque muchas veces en los institutos de cine sabemos de live action o documental pero no conocemos otros lenguajes que tienen necesidades diferentes. En este segundo semestre vamos a hacer otro sobre distribución. La idea es que estos recursos también tengan que ver con construir un sistema de información más robusto, nuestros países son muy débiles en ese tema, no aportamos suficientes recursos para crear sistemas de información.
En esa misma línea, se percibe que ha habido un esfuerzo por democratizar la información y acercarla al sector. ¿Cuáles deberían ser los próximos pasos?
Desde que entré a la Dirección, uno de mis objetivos fue tener un diálogo constante con el sector. En lo público, este diálogo se vuelve cada vez más importante, aunque también hay que tener cuidado, porque infortunadamente en cultura son muy pocos los recursos, y a veces, cuando uno se vuelve tan abierto, termina generando frustraciones. Desde la CAACI tuvimos esa cercanía con la animación, también hemos venido construyendo memorandos de entendimiento, por ejemplo con la Federación Iberoamericana de Academias de Artes y Ciencias Cinematográficas (FIACINE), y también hemos tenido muchas reuniones con la federación de productores. Además, Perú ganó el premio que instauramos el año pasado por su Ley de cine, y también se reconoció el trabajo de la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales de España (CIMA).
Esa relación con el sector es clave y ojalá podamos hacer más memorandos de entendimiento para establecer rutas con cada uno de los sectores. Creo que lo audiovisual está cada vez más organizado a nivel nacional, y también a través de agremiaciones transnacionales. Eso es importante, porque a veces se nos han acercado organizaciones nacionales y como CAACI solo podemos juntarnos con una organización internacional, no podemos saltarnos la autoridad de un país. Hay que empezar a generar ese diálogo transnacional porque las barreras se empezaron a romper hace rato en el audiovisual: no es solo por la coproducción, por ejemplo actores y técnicos de la región vienen trabajando hace rato en otros países; y es importante ese diálogo para que tampoco nos llevemos a todos los talentos de cada país, que fluyan bien pero que no se vayan. Por ejemplo, en este momento hay muchos técnicos colombianos que se han tenido que ir a trabajar a México y Argentina, ojalá que no tenga que ocurrir eso.
¿Cuáles son los desafíos a nivel de regulación?
Tenemos más incertidumbres que certezas. En este momento, por todos los cambios que están ocurriendo, por unos hábitos de consumo que han cambiado, por unas nuevas generaciones que están más pegadas a los videojuegos, tenemos otros retos y hay que empezar a mirar esos marcos normativos para que vayan más allá de lo cinematográfico. Necesitamos ahondar en medios interactivos, la realidad virtual o la realidad aumentada ¿Y qué pasa con las coproducciones audiovisuales que pueden ser de una serie, por ejemplo? A nivel de fomento, gran parte de la financiación va hacia la producción, pero hoy en día tenemos que tener en cuenta que se necesita apoyar la formación de públicos, la apropiación del audiovisual, de identidades, de patrimonio, de memoria, de conservación y de distribución. Entonces hay una gran cantidad de retos que tenemos que abordar y me parece que entre todos los países podemos colaborar. No hay que pensar que porque México o Argentina, por ejemplo, tengan una industria mucho más grande, vayan a tener todo resuelto. Porque claramente lo que yo veo en el mundo en general es que nadie tiene una solución a lo que está pasando.
Uno de los programas más visibles de la CAACI es Ibermedia, ¿cuáles son los principales desafíos para el Programa desde tu punto de vista?
Aquí me estoy metiendo a otro rancho porque hace unos años se dio la separación entre la CAACI y el Programa Ibermedia. Es un poco raro, porque cuando tenemos las reuniones anuales, un día es con la camiseta CAACI y al otro día con la de Ibermedia. Creo que está bien esa separación, porque por un lado nos ayuda a entender y delimitar los objetivos de la CAACI, y por el otro lado a que Ibermedia funcione con su presidencia, que la ocupa España.
De todas formas, como decía, nuestro sector tiene que entrar en un estudio quirúrgico para repensarnos, incluyendo el Programa. Todas nuestras convocatorias tienen que ser repensadas y rediseñadas. Ibermedia ha sido muy importante para unirnos, para establecer relaciones entre productoras, pero es momento de repensarnos. ¿Qué pasa con las coproducciones? ¿Dónde están circulando? Por lo general, la coproducción se exhibe en el país mayoritario, pero tiene muy poco eco en el país minoritario. Entonces, ¿cuál es el trasfondo de las coproducciones y qué es lo que pasa después? A veces puede pasar que la película no se estrene en salas, pero tenga un mejor impacto en plataformas, que está bien, porque lo que buscamos es que esa película se vea. También tenemos que empezar a hacer análisis para entender cuál es el impacto de los programas de formación, o si hay que crear otro tipo de ayudas. Ya desde Ibermedia, con Beatriz Navas como presidenta y a través de unas ayudas que está consiguiendo, se está empezando a pensar en los nuevos medios y nuevos formatos, no podemos desconocer que hay unas generaciones que están en TikTok y que están viendo contenidos en cualquier pantalla.
¿Cuál es tu concepción de la gestión pública?
Uno de los problemas que tenemos con nuestros propios gobiernos es que muchas veces llegan a los cargos personas que pueden ser agentes importantes de un sector, pero que no tienen conocimiento de la administración ni de la política pública. Mientras que en otros ministerios se exige que las personas sean técnicas y conozcan lo público, creo que somos más condescendientes con lo cultural y simplemente nos importa que se venga del sector. Y es muy importante la formación y el conocimiento de lo público si realmente queremos tener avances, lo que hace la política es establecer unas estrategias y unas acciones, pero siempre con un norte. Por otro lado, muchas veces la gente llega a un nuevo gobierno a descubrir que el agua moja, y si hay algo que he aprendido con los años es a ser muy respetuoso de los procesos anteriores y de los que vienen. Hay otro tema que me preocupa en nuestra región y es que estamos teniendo cambios constantes en nuestras autoridades, que duran un año y se cambian. Eso no ayuda para nada a fortalecer nuestro sector, nos debilita y no ayuda a la formación de nuevos liderazgos, esperemos que empiece a cambiar. Esto no ocurre tanto en Europa, encontramos por ejemplo a Beatriz Navas o Luis Chavy, quienes llevan tiempo como directores, en Latinoamérica en los últimos años ha habido mucha rotación y así es difícil proteger y fortalecer la institucionalidad.