José Luis Rebordinos, curador de la sección BWip de Ventana Sur
Con Bwip, Ventana Sur ha cruzado una delgada línea roja al incorporar el cine de género a una sección work in progress. Para encarar este desafío, el mercado porteño cuenta con un curador excepcional: José Luis Rebordinos. Con una pasión contagiosa por el cine, este guipuzcoano que estuvo al frente de la Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián durante dos décadas, nos habla sobre esta primera edición del BWip y nos da su visión sobre el cine de género en Latinoamérica. Por Gerardo Michelin.
¿Qué te ha parecido la iniciativa de Ventana Sur de integrar el cine de género dentro de su oferta dirigida a la industria?
Me ha parecido una muy buena idea. El cine de género goza de buena salud industrial en todo el mundo, también en Latinoamérica. Es un cine que gracias a sus convenciones genéricas llega más fácil al público. Pero que, además, puede respetar estas convenciones o subvertirlas, logrando entonces productos más especiales, más de autor.
¿Cómo ha sido el proceso de selección del BWip? ¿Con qué material te has encontrado?
Ha sido muy divertido, porque el género fantástico y de terror permite todo tipo de locuras y he visto algunas películas realmente demenciales. La selección definitiva no ha sido fácil ya que no había muchas películas entre las que elegir, algo normal en un primer año del programa. Algunas propuestas que parecían muy interesantes han llegado todavía en una fase de producción muy inicial y sólo he podido visionar pequeños extractos que no eran suficientes para que pudieran optar a la selección.
Tras el visionado de las obras, ¿qué impresión te deja el cine de género latinoamericano? ¿Qué es lo que más te ha sorprendido?
Conocía ya las últimas producciones latinoamericanas de género que han dado la vuelta al mundo a través de diferentes festivales. Por ello, no hay nada que me haya sorprendido especialmente. Este tipo de cine vive en Latinoamérica un momento de eclosión. Da la impresión de que hay mucha gente joven interesada en hacer este tipo de cine y que, también, hay productores que ven en él una oportunidad de conseguir un mayor número de espectadores para sus producciones. En cuanto a señas de identidad, son muy parecidas a las de otras nacionalidades: hay cine de género puro, con abundancia de zombies; hay terror sicológico, a veces cercano al thriller sangriento; y, por supuesto, hay algunas películas inclasificables, auténticos ovni que no se parecen a otras.
Brasil participa en la selección con dos títulos cada uno. ¿Has notado alguna tendencia en materia de producción de cine de género?
Brasil ha presentado varios trabajos bastante interesantes y han sido seleccionados dos. Con lo que he podido ver y los datos que tengo no me atrevería a hablar de ninguna tendencia de producción concreta.
España tiene una larga tradición de cine de género. ¿Encuentras algún paralelismo entre el momento que está viviendo el cine de género español y el latinoamericano?
España tuvo sus años de oro del género y sus directores fetiche en los 60, 70 y 80's. Jesús Franco, Paul Naschy, Amando de Ossorio, Narciso Ibañez Serrador, etc. Fueron los precursores de los Paco Plaza, Jaume Balagueró, Juan Carlos Fresnadillo, Eugenio Mira y tantos otros que hacen cine de género en la actualidad. Latinoamérica tuvo también sus mitos dentro del género como Mojica Marins, las películas del Santo o “la Coca” Sarli. Más tarde Jodorowsky y luego Guillermo del Toro… Ahora hay una nueva generación aportando películas diferentes, que tienen éxito internacional, como “La casa muda”, “El páramo”, “Mama”, “Somos lo que hay”, “Juan de los muertos” y tantas otras.
En los últimos años varias películas latinoamericanas han sido vendidas para su remake en Hollywood, entre las que se encuentran varias de las que acabas de citar. ¿Qué opinas de este fenómeno?
Hay un cine latinoamericano que accede al mundo a través de los festivales internacionales pero que, luego, en la mayor parte de los casos, no llega al gran público. El cine de género, estas películas que mencionas, se pueden ver gracias a festivales, algunos de ellos especializados, y han conseguido despertar el interés de la industria norteamericana. Este puede ser un camino que puede ayudar al cine latinoamericano a conseguir una mayor cuota de mercado.