Juan David Mejía, director artístico de Miradas Medellín
Miradas Medellín - Festival de Cine y Artes Audiovisuales celebra su tercera edición del 22 al 26 de noviembre con el objetivo de consolidarse como un nuevo espacio para sentirle el pulso al nuevo cine latinoamericano. El festival ofrece alrededor de 100 contenidos audiovisuales repartidos en sus dos secciones oficiales, además de secciones de cortometrajes nacionales e internacionales, videoclips y muestras especiales de memoria y conflicto, crisis climática, y cine del Caribe y Centroamérica. La Selección oficial de largometrajes latinoamericanos incluye obras de cinematografías establecidas como Argentina, México y Brasil, y otras emergentes, como Paraguay y Ecuador, mientras que en la Selección colombiana se exhibirán películas como “Amado a Martha” de Daniela López y “Anhell 69” de Theo Montoya. LatAm cinema dialogó con Juan David Mejía, director artístico del festival.
¿Qué caracteriza o distingue a la edición de este año?
Este es un festival muy jovencito, esta es apenas su tercera edición, pero este año sentimos que armamos la estructura que debe ser replicada. Hay un par de cosas muy precisas a las que les pusimos mucha fuerza. Una es que el festival tenga un carácter regional hacia Latinoamérica: la apuesta es que sea una ventana muy fuerte del cine latinoamericano y especialmente del cine más joven de Latinoamérica. Buscamos ser un epicentro de ese cine joven latinoamericano y de ese cine joven también de nuestra ciudad.
Las primeras ediciones son importantes para identificar necesidades del sector, ¿qué fue lo que identificaron en las primeras dos ediciones?
Las primeras dos ediciones del festival las dirigió Víctor Gaviria, pero el grupo y el grueso del equipo es gente muy joven, y también eso creo que tomó mucha más fuerza. Nosotros sentimos que si bien hay unas apuestas desde el cine muy interesantes de las generaciones anteriores a las nuestras, hoy queremos hacerlo a nuestra manera y queremos armar un festival con otras formas de hacer, de producir, y pensemos qué está pasando en el continente. Sentíamos un poco que nos competía más fijarnos en la juventud, en los ejercicios que vienen haciendo las personas más jóvenes y estudiantes. Nos pareció que Miradas debía empezar a poner unas discusiones de carácter un poco más profundo, no solamente de cómo hacemos cine.
“Nos hemos preocupado mucho por financiar las películas, por hacerlas, pero hoy nos estamos encontrando que tenemos más películas, pero los públicos están bajando o se mantienen en unos niveles muy mínimos”.
Colombia cuenta con varios festivales que se han ido posicionando en estos últimos años y un festival histórico como FICCI, ¿qué pensaron que podía aportar un festival nuevo?
Queríamos que Miradas entrara a nutrir ese ecosistema de espacios para el sector cinematográfico del país y no ser una competencia. Y en esa dinámica de no competir nos planteamos también que Miradas no es el último festival del año, sino que lo sentimos como el primero del año siguiente. Nuestra apuesta desde la industria es entonces que los proyectos lleguen a Medellín, se fortalezcan, y en esa ruta puedan ir en marzo o abril al FICCI, a sus procesos de laboratorio de desarrollo, y que eso también les permita luego ir al BAM. Es en ese sentido que digo que nos estamos viendo un poco como ese primer momento del año siguiente.
Yendo un poco más profundamente al espacio de industria, ¿cuál es su foco?
Este es un festival de cine y artes audiovisuales, entonces tenemos mucha sed de salirnos del formato 2D de la pantalla de cine, que obvio nos encanta, pero también han empezado a aparecer otro montón de formas y es por eso que tiene este apellido largo de festival de cine y artes audiovisuales. Los formatos seriados también nos interesan y hay un laboratorio para esto. Y hay un laboratorio de desarrollo de largos para proyectos más iniciales y enfocado en el germen inicial de una película. Aunque hay obviamente una apuesta por cómo desarrollar la película desde la financiación, nos interesa sobre todo preguntarnos por qué queremos narrar eso y también a quién se lo estamos narrando. Hay algo aquí que es clave, y es la reflexión sobre las audiencias y los públicos, que es algo que hemos ido dejando como de ladito. Nos hemos preocupado mucho por financiar las películas, por hacerlas, pero hoy nos estamos encontrando que tenemos más películas, pero los públicos están bajando o se mantienen en unos niveles muy mínimos. Entonces, este laboratorio en particular se plantea desde esas preguntas y eso nos permite identificar cuál es el camino único de cada película. Obviamente, no es algo que nos estemos inventando aquí, pero le apostamos a eso.
Este año se incluye una sección específica dedicada a la producción local. ¿Cómo ves la producción actual de Medellín?
Hay una apuesta por contar historias locales y también por separarse del cine realista. Aunque hay una escuela muy realista, empiezan a aparecer otras apuestas, como la ciencia ficción, documentales más híbridos… Y claro, va creciendo esto y lo que yo siento es que la gente de la ciudad no se está yendo, le está apostando a quedarse en la ciudad, a seguir produciendo desde la ciudad. También hay una entrada de las plataformas y de grandes producciones que empezaron a fortalecer la parte más técnica de muchos roles. Eso también ha hecho crecer la calidad de las producciones y también ha habido un crecimiento de los incentivos públicos, aunque todavía son pocos para la cantidad de personas que estamos haciendo películas y que queremos hacer otro tipo de cosas. Siento que estamos en un momento de cambio, pero todo está por hacerse. Todavía nos falta entender demasiadas dinámicas, mucho más trabajo colaborativo, más financiación, no solo pública. Creo que nos falta encontrar unas formas en las que la empresa privada y el empresariado local entienda el cine como una posible inversión. Pero eso también implica todo un ejercicio de audiencias y de públicos, de salas, de trabajo en los barrios y de trabajo en lo comunitario. Pero está creciendo. Creo que en una década Medellín puede estar teniendo una proyección mucho más sólida de su propio cine, de sus propias apuestas, también desde las series y en general desde las artes audiovisuales. Creo que vamos bien, lento pero seguro.