• Julian Carrington, Distribution Manager & Industry Programmer en CrossCurrents International Doc Fund

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Julian Carrington, Distribution Manager & Industry Programmer en CrossCurrents International Doc Fund

Show me the Fund es una iniciativa que busca conectar a los productores audiovisuales con fondos de financiación de todo el mundo. En esta nueva entrega de Focus on Funds, analizamos en profundidad cinco de los fondos incluidos en esta plataforma creada por Brazilian Content, Cinema do Brasil y Projeto Paradiso. Esta entrevista ha sido incluida en la revista digital Nº45 de LatAm cinema.

Organizado por el Hot Docs de Toronto, uno de los festivales de cine documental más importantes del mundo, el CrossCurrents International Doc Fund está abierto a cineastas de todo el mundo que pertenezcan a comunidades subrepresentadas o marginadas, o que tengan una conexión profunda con ellas. El mandato del Fondo es, entonces, fomentar la comprensión y la valoración de las voces no escuchadas mediante el apoyo a proyectos que tienen como objetivo llegar no sólo a los miembros de la comunidad, sino también a un público más amplio.

"Proyecto Quipu" de la chilena María Court y la peruana Rosemarie Lerner, y "La Tierra del Fuego" del chileno Alfredo Pourailly, son algunos de los proyectos latinoamericanos que han obtenido apoyo del Fondo en los últimos años. Desde su creación en 2013 se ha erigido en un fondo de referencia para los cineastas de la región; de hecho, un 20% de los proyectos que solicitaron apoyo para producción de largometrajes este año eran latinoamericanos.

 CrossCurrents International Doc Fund cuenta con dos líneas de financiación, una para producción de proyectos de largometraje de unos 24.000 dólares, y otra para proyectos cortos/interactivos en fase de desarrollo/producción de unos 8.000 dólares.

¿Qué tipo de documentales apoyan?

El Fondo apoya las voces de las comunidades marginadas y subrepresentadas para que puedan contar sus historias. Históricamente, estas comunidades y sus luchas han sido a menudo objeto de documentales contados desde fuera de la comunidad, con una perspectiva externa, con todas las suposiciones y prejuicios implícitos que ello conlleva. Si realmente queremos un espacio documental inclusivo, estas comunidades y sus narradores deben tener las oportunidades y los recursos para contar sus historias desde sus propias perspectivas. El objetivo del Fondo es contribuir a que eso suceda. Además, queremos que estas historias lleguen a un público más allá de la comunidad y que fomenten una mayor conciencia, comprensión y valoración de esas perspectivas.

 ¿Sólo pueden aplicar aquellas personas que pertenezcan a una comunidad subrepresentada?

Como dije antes, lo que queremos es apoyar la narración de historias desde dentro de esas comunidades, por lo tanto, es esencial que el equipo creativo sea miembro de la comunidad en cuestión o tenga una profunda conexión personal con ella, porque sólo así podrá ofrecer una perspectiva o un enfoque únicos de la historia. Por otro lado, hemos dejado la definición de "comunidad marginada o infrarrepresentada" lo suficientemente amplia como para que sea lo más inclusiva posible, y de nuevo esperamos que los solicitantes lo aclaren en su solicitud.

 ¿Podría explicarnos qué características tienen las dos líneas del Fondo?

 El Fondo tiene dos líneas de financiación: una para producción de largometrajes y otra para proyectos cortos/interactivos en fase final de desarrollo/producción; la idea es apoyar diferentes modos de contar historias. Además, para garantizar que las subvenciones se destinen a cineastas que de otro modo no tendrían acceso a subvenciones más importantes, el Fondo apoya proyectos con presupuestos modestos: largometrajes de hasta unos 470.000 dólares y proyectos cortos/interactivos que no superen los 80.000 dólares. Aunque el Fondo apoya una amplia gama de proyectos, no son elegibles los trabajos de escuelas, institutos o universidades, ni las series web o de televisión, ni los proyectos de ficción.

El público es cada vez más sensible a los temas sociales y se siente atraído por la autenticidad.

Las comunidades marginadas y subrepresentadas tienen por fin la oportunidad de explorarse a sí mismas a través del espejo que es el cine, ¿qué efecto cree que puede tener en ellas?

Es de esperar que cuando estas comunidades vean sus vidas representadas en la pantalla -sus historias y sus luchas reflejadas a través de la lente de un cineasta que comparte o que realmente entiende sus perspectivas- se sientan escuchadas, incluidas y empoderadas. De hecho, cuando las historias se cuentan desde dentro de una comunidad, incluso la idea de "lucha" tiende a matizarse, ampliándose para abarcar momentos de alegría, humor y vulnerabilidad. A menudo hemos visto que las historias de personas ajenas a la comunidad enfatizan las dificultades o pintan un retrato unidimensional, centrándose en la noble determinación de una comunidad frente a la adversidad. Por encima de todo, esperamos que el efecto se autoperpetúe y que los futuros cineastas de estas comunidades no sólo reconozcan que sus historias merecen ser contadas, sino que también se beneficien de la orientación y la tutoría de los que los han precedido.

¿Podría mencionar algunos de los proyectos latinoamericanos que han recibido apoyo del Fondo a lo largo de los años?

El primer beneficiario del CrossCurrents Doc Fund, en 2014, fue una colaboración transmedia entre dos creadoras latinoamericanas -la chilena María Court y la peruana Rosemarie Lerner- llamada "Proyecto Quipu". A través de un sitio web y una línea telefónica interactiva, el proyecto contaba las historias de los afectados por una campaña masiva de esterilizaciones forzadas llevada a cabo por el Estado peruano en la década de 1990. En 2016, otro cineasta chileno, Alfredo Pourailly, recibió el apoyo para largometrajes con "La Tierra del Fuego”, un documental sobre una comunidad remota en el archipiélago patagónico que actualmente está en fase de postproducción. Hoy por hoy, el interés de los cineastas latinoamericanos en el Fondo sigue siendo muy fuerte, de hecho, el 20% de los solicitantes de ayudas a la producción de largometrajes en 2021 eran latinoamericanos, tal vez porque el mandato del fondo lo hace idóneo para proyectos que narran las experiencias de las numerosas comunidades indígenas de la región.

 ¿Han detectado alguna tendencia en los proyectos latinoamericanos que se presentan al Fondo?

Al igual que en Norteamérica, una de las tendencias más claras que observamos en los proyectos latinoamericanos es el esfuerzo por enfrentarse al legado del colonialismo. Como ya dije, cada vez hay más historias contadas desde las perspectivas indígenas, muchas veces sobre desplazamientos forzados, pero también estamos viendo proyectos que buscan celebrar y recuperar las costumbres, las culturas y las lenguas amenazadas. Asimismo, estamos viendo más historias de afrodescendientes que si bien lidian con temas como la esclavitud y la explotación, también celebran las grandes contribuciones culturales de los afrobrasileños y los afrocolombianos, por poner dos ejemplos. 

Da la sensación de que se están borrando las fronteras entre la ficción y el documental, ¿está de acuerdo?

Sin duda, hace tiempo que se está produciendo una convergencia entre el cine narrativo y el de no ficción, tanto en términos estilísticos como temáticos. La deuda de "Nomadland" con las técnicas documentales es bien conocida por todos, y lo mismo puede decirse de "Good Time" y "Uncut Gems" de los hermanos Safdie. En cuanto al documental, una película como "Honeyland" se parece más a un drama que a un ensayo periodístico tradicional. El abaratamiento de los equipos ha hecho posible que los documentalistas puedan hacer películas con presupuestos modestos, y plataformas como Netflix han contribuido a que esta forma alcance nuevos niveles de popularidad. El público, a su vez, es cada vez más sensible a los temas sociales y se siente atraído por la autenticidad, lo que contribuye a que ya no haya una frontera clara entre la ficción y el documental.