LatAm premiere: Santiago Esteinou, director de “La libertad de Fierro”
El documentalista y productor mexicano Santiago Esteinou (“Los años de Fierro”, “La mujer de estrellas y montañas”) estrena “La libertad de Fierro” en la 49° edición del Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF).
En su primer documental, “Los años de Fierro” (2013), el director contaba la historia de César Fierro, un hombre que estuvo injustamente condenado a muerte durante 40 años. Sometido a confinamiento solitario y privado de contacto con otras personas, César padeció, como ocurre con este tipo de casos, una pausa en la percepción del mundo que lo rodeaba tras las cuatro paredes de su diminuta habitación.
Situada casi una década después del estreno de esta última,“La libertad de Fierro” retoma la historia tras la liberación de César en 2020. Así, la película acompaña su salida de un encierro a otro - ya que la liberación se da en pleno auge de la pandemia del covid-19 - y retrata como César debe lidiar con las consecuencias de su encarcelamiento y enfrentar, casi como un pez sacado del agua, elementos internos y externos que han cambiado drásticamente.
El documental es una coproducción entre México - a través del propio Esteinou, Campos López, Axel Pedraza Avila y José Miguel Díaz Salinas, junto al Instituto Mexicano de Cinematografía - y Grecia, con Canadá como coproductor minoritario. Además, el film contó con el apoyo de FOPROCINE, EFICINE, el Mediterranean Film Institute, el Premio José María Riba de Impulso Morelia 9 y la Fondation Alter-Cinè.
La película y sus realizadores acompañan a César casi como si fueran sus tutores, con mucho respeto y delicadeza, pero también construyendo un relato que logra retratar lo bello de una libertad justa, pero que, por momentos, parece haber llegado demasiado tarde. LatAm cinema conversó con Santiago Esteinou y Javier Campos López - coguionista, coproductor y editor de la película - sobre cómo fue concretar un proyecto tan complejo y necesario.
Posiblemente en México el caso sea conocido, pero, ¿de dónde surge el interés por contar la historia de César?
S.E: El caso de César pertenece al caso Avena, un caso conocido porque México se lo ganó a Estados Unidos en la Corte Internacional de Justicia. En base a un caso similar en Paraguay, México argumentó así: “A estos 50 ciudadanos mexicanos los arrestaste, los condenaste a muerte y, durante el tiempo que tuvieron sus procesos acusatorios, no les diste la posibilidad de contactar al consulado mexicano; si lo hubieras hecho, hubieran tenido mejores condiciones de defensa”. El caso de César es uno de los más emblemáticos del caso Avena, porque César fue detenido en condiciones muy arbitrarias en El Paso, mientras que sus padres fueron arrestados ilegalmente en Ciudad Juárez. En ese momento, el policía mexicano amenaza a César y le dice que si no firmaba ese crimen que le estaban diciendo que firmara, se iban a desquitar en México con su familia. César renuncia así a su derecho de tener un abogado y firma la confesión que lo incrimina y lo hunde por los siguientes 40 años.
¿Cómo se inició la producción de esta película?
S.E: Es un proyecto que empezamos a grabar sin recursos. Yo sabía que César iba a salir de prisión, así que hablé con él para proponerle la idea y aceptó. Aplicamos inicialmente a FOPROCINE para obtener una parte de los recursos. Lo ganamos, pero se vino la pandemia y en México hubo un cambio en las políticas públicas: desaparecieron los fideicomisos, como FOPROCINE. Fue por eso que este recurso nos llegó por FOCINE, y también tuvimos recursos de EFICINE. Esas son las dos partes que cubrieron la mayor parte de la financiación del proyecto. Posteriormente tuvimos la oportunidad de participar de un laboratorio en Grecia, en el Mediterranean Film Institute, y nuestro tutor se volvió coproductor de la película y aportó una cantidad en recursos propios. Por último, en Impulso Morelia 9 conseguimos apoyo de la fundación Alter-Cinè de Canadá y con eso logramos terminar. Fue en el laboratorio en Grecia donde realmente encontramos la verdadera película, porque antes teníamos un corte que si bien abordaba la misma temática, tenía una postura diferente.
¿Cómo se dio el diálogo entre las dos películas?
S.E: “Los años de Fierro” la terminamos en 2014 y luego seguimos en contacto con los abogados de César. Con esa película hubo un asunto curioso, porque los abogados de César nos pidieron que limitáramos su divulgación. En 2017, creo, las circunstancias de César cambiaron, porque la fiscalía del estado de Texas firmó un documento en el cuál exponía que estaba de acuerdo en los términos principales de la defensa de César. A partir de ahí, la película ya pudo moverse un poco más libremente. En 2018, los abogados de César ingresan la apelación final del y esa apelación se resuelve en diciembre de 2019, cuando le anulan la pena de muerte. En enero de 2020, lo entrevistamos en la cárcel para saber qué pensaba de esto. Esa es la primera entrevista que sale en la película, en la que dice que está contento porque le quitaron la pena de muerte, pero también triste porque quería que le dieran un nuevo juicio. Ahí se viene la pandemia y nos preparamos para la salida de César, que fue el 14 de mayo de 2020.
¿Cuáles fueron los desafíos que tuvieron como productores para hacer la película?
S.E: Con la primera película sucedió que salió en un momento en que los abogados pensaban que el estado de Texas podía ver la película como una potencial amenaza política y responder hacia eso con una fecha de ejecución. En ese caso, solo hubiera quedado pedir clemencia y el gobernador de Texas no da clemencia, así que el consenso fue guardar la película hasta que se dieran mejores condiciones. Cuando César sale, el reto principal fue la pandemia y las circunstancias de respeto al propio César, una persona que sale de prisión en un estado de mucha vulnerabilidad, que, como se ve en la película, nunca había visto un celular, nunca había estado rodeado de gente y no puedes decirle “Bienvenido, corre cámara y acción”. Teníamos que tratar esto con mucho tacto, así que íbamos filmando al ritmo que César lo permitía, respetando su espacio.
“Siempre imaginamos la película como un proyecto sencillo en términos de realización. Queríamos explorar esta parte profunda de lo que significa la libertad y la reintegración social”.
Tuvieron que abordar la salida de un encierro, la prisión, a otro encierro, la pandemia. ¿Cómo lo hicieron?
J.C: Siempre imaginamos la película como un proyecto sencillo en términos de realización. Queríamos explorar esta parte profunda de lo que significa la libertad y la reintegración social. César nos fue dando pistas y un cambio de perspectiva de lo que nosotros creíamos que podía lograr. Nos hizo empezar a fluir con lo que él estaba experimentando. El material fue llegando a cuentagotas, pero cuando tuvimos un año de material, pudimos empezar a notar ciertos patrones, ciertas pistas y relaciones que nos permitieron ilustrar su evolución. Y respetar mucho lo que César fue dando. Creo que la película es lo que realmente hace. La película anterior tenía mucho más de investigación y abogacía. Esta realmente quiso acompañar a César. Por eso fue una decisión muy consciente la de no tener otras voces en la película que no fueran la de él. Era más profundo estar con él que tratar de que alguien te explicara lo que a él le estaba pasando. O de racionalizar esta experiencia profundamente humana, difícil y complicada.
A través de la fotografía, la película acompaña a César en su rutina, pero también se detiene a retratar mucha belleza en lugares extremadamente comunes. ¿Cómo se dieron estas decisiones?
S.E: Con Axel Pedraza, que también trabajó en “Los años de Fierro”, veníamos de hacer “La mujer de estrellas y montañas”, una película con locaciones muy espectaculares y exteriores muy vistosos. Con “La libertad...” teníamos el reto de pasar todo el primer tiempo en un cuarto pequeño donde todas las paredes eran blancas y creo que parte del talento de Axel es entender que no todo tiene que ser una gran locación. Muchas veces es un primer plano en el momento adecuado y, sobre todo, es que era un equipo de trabajo muy íntimo, que te permite generar conexión e intimidad con la película.
J.C: Además, Axel es un fotógrafo muy paciente y eso facilita mucho el montaje. No está constantemente cazando la imagen, sino que deja que las cosas pasen hasta que encuentra el plano. Deja que el cuadro se descomponga, pero no hace esto, que en el documental se ve mucho, de estar persiguiendo el mejor momento. De cierta manera, logró entrar en este ritmo de César, de sus caminatas largas y su contemplación hacia los espacios y los lugares.
¿César ya vio la película? ¿Cómo reaccionó?
S.E: Sí, la vio. La anterior la vio cuando salió de prisión. En su momento, se le hizo llegar la lista de diálogos de la película, unas reseñas y algunas fotografías, porque lo único que podíamos compartirle era papel. Para mí era muy importante su reacción. Tuvimos la oportunidad de conseguir una pequeña sala de cine donde vio la película por primera vez, incluyendo la escena con su hermano, ahora fallecido. Me dijo que tenía algunos momentos tristes y otros felices; a la noche me dijo que no había podido dormir pensando en ella.
¿A qué aspiran con la etapa de distribución?
S.E: Estamos muy contentos con el estreno en Toronto y luego tenemos dos festivales en Europa. Supongo que luego vendrán más festivales. La idea es dejarla un tiempo más en el circuito de festivales, pero ya tenemos hecho un trato con Piano. La idea es hacer un estreno que involucre de algún modo las dos películas. También estamos buscando agentes de ventas y formas de que la película se pueda ver. Para nosotros es muy importante que la película visibilice el caso de César y contribuya a que haya cumplimiento de esta recomendación de la Comisión nacional de los derechos humanos que invita a ciudad Juárez a reconocer que el estado falló, que los derechos de César fueron violados, que metieron a una persona inocente en prisión durante 40 años, reconocer que eso está en contra de la dignidad humana y repararlo. Esa reparación tiene un carácter simbólico, el pedido de disculpas, pero también tiene un carácter práctico, para que durante este período de reinserción a la sociedad y a su vida, César pueda ejercer todos sus derechos básicos y económicos y construir su proyecto de vida.