• Lucía Delgado y Tábata Cerezo, coordinadoras de intimidad

    Tábata Cerezo y Lucía Delgado.

  • Lucía Delgado y Tábata Cerezo, coordinadoras de intimidad

    “Creatura” de Elena Martín Gimeno.

  • Lucía Delgado y Tábata Cerezo, coordinadoras de intimidad

    “Las de la última fila”.

  • Lucía Delgado y Tábata Cerezo, coordinadoras de intimidad

    “Zorras”.

Lucía Delgado y Tábata Cerezo, coordinadoras de intimidad

Pioneras en certificarse como tales en España, Lucía Delgado y Tábata Cerezo dirigen IntimAct, empresa especializada en la coordinación de escenas íntimas para ficción creada en 2021. Su rol abarca desde el desarrollo de técnicas específicas para la coreografía sexual durante el rodaje, hasta brindar apoyo en la gestión de límites y el alcance del consentimiento. 

Aún no se celebra la década de existencia de estos profesionales a nivel mundial, aunque ya existe un camino recorrido, sobre todo en Estados Unidos y Reino Unido, con referentes como Kate Lush, Samantha Murray, Amanda Blumenthal e Ita O'Brien. En Iberoamérica, la coordinación de intimidad en la industria audiovisual es apenas emergente. En 2021, tras ser seleccionadas por el programa “Grow Creative” de Netflix junto a Safe Sets (empresa pionera en coordinación de intimidad para la industria en inglés), Tábata Cerezo y Lucía Delgado abrieron las puertas de la profesión al mercado hispanohablante. 

Su quehacer comienza en la preproducción, ayudando a que todo el equipo pueda ejercer su tarea conforme a lo previsto, ahorrando conflictos y sacando adelante escenas de intimidad tal como fueron concebidas e incluso mejorándolas. La dupla ha trabajado ya en una veintena de producciones, incluyendo las series “Élite” (temporadas 6 y 7), “Zorras” y “Las de la última fila”, y “Creatura”, elegida Mejor película europea en la Quinzaine des cinéastes 2023 de Cannes.

Formadas como actrices y con experiencia detrás de cámaras, las fundadoras de IntimAct tienen claro que los coordinadores de intimidad son mediadores y creen que su participación será cada vez más necesaria para facilitar la tarea en el set. A día de hoy, sólo existen cursos certificados en Reino Unido, Estados Unidos, Canadá y Sudáfrica. Por eso, uno de los objetivos de IntimAct es formar a nuevos coordinadores de intimidad a través de un programa que preven impartir próximamente.

Mientras tanto, LatAm cinema conversó con Lucía Delgado y Tábata Cerezo en Madrid para conocer más sobre esta profesión que nació de la mano del movimiento Me Too y creció junto a las plataformas de streaming

¿Cómo surgió el rol de coordinador de intimidad para rodajes? 

Tábata Cerezo (TC): Igual que en las escenas de acción se busca realismo sin que nadie se haga daño y sin que se den ningún puñetazo de verdad, con el sexo simulado pasa lo mismo. La técnica de la coreografía íntima bebe mucho de ahí, porque si los actores improvisan, en cámara no siempre funciona. Se ve que no es real, que es chapucero, que es una escena sucia. Entonces, conseguir que parezca real sin descuidar la narración, que estén todos cómodos y que nadie sobrepase sus límites, es una cuestión técnica. 

¿Por qué es relevante contar con un coordinador de intimidad en el mercado iberoamericano? 

Lucía Delgado (LD): Las dinámicas de poder tienen mucha influencia. Es algo de lo que nos estamos dando cuenta y que, por muy buena relación que haya entre directores y actores, siempre está en juego. Se ha visto con experiencias muy traumáticas que han llegado a los medios, pero en lo micro está presente cada día. Es algo que nosotras, desde este rol y específicamente para estas escenas, venimos a desmontar. 

TC: Igual que se está hablando del consentimiento en lo íntimo, es importante traer el consentimiento en lo laboral. Venimos de una corriente artística y de actuación que entendía que el cuerpo del actor tenía que estar al servicio de la ficción y de lo que quisiera el director. Ese paradigma ya no nos funciona. Nos estamos dando cuenta de que el cuerpo está atravesado por muchas cosas, y si bien yo estoy contando algo, tengo que tener cierta voz y poner mis límites. Los límites, además, son muy creativos y muy sanos. Por otro lado,  nuestras industrias audiovisuales se están profesionalizando cada vez más  y nos damos cuenta de ciertos vacíos que generaban una chapuza. Un rodaje ya no te permite dejar decisiones tan importantes al “bueno, ya lo vemos ahí”. Darle una importancia a esto es crecer como industria audiovisual. Hay que atender estas escenas con el mismo rigor que atendemos otras. 

¿En qué momento del rodaje entran en juego? 

LD: En la preproducción, igual que cualquier otro departamento que tiene que hacer su preparación para luego llegar al rodaje. Toda la labor de investigación, documentación, reuniones y ensayos son fundamentales para que luego, el día de rodaje, todo vaya bien. Porque esto es algo que todavía tenemos que hacer mucho hincapié, solo por el hecho de llevarnos ahí el día de rodaje hay poco que podamos hacer. Tenemos toda una labor de anticiparnos a los asuntos que puedan surgir, tanto a nivel de riesgos como a nivel creativo. Entonces, con los tiempos que hay en un set de rodaje, sería muy difícil que pudiéramos hacer un buen trabajo.

TC: Nuestra figura obliga a que se hable de estas escenas, ya sea que el director o directora no quiera ponerse en situación de tener que preguntar a los actores, porque siente que está invadiendo, o que los actores no se atrevan a preguntar porque no quieren parecer tímidos o modosos, o que los técnicos no sepan bien qué hacer, lo cierto que hay un vacío. Al poner la conversación sobre la mesa, estás obligándoles a plantear detalladamente cómo quieren la escena. 

Nuestra figura obliga a que se hable de estas escenas, ya sea que el director o directora no quiera ponerse en situación de tener que preguntar a los actores, porque siente que está invadiendo, o que los actores no se atrevan a preguntar porque no quieren parecer tímidos o modosos.

¿Por lo general encuentran consenso?  

LD: Siempre son escenas difíciles en las que emerge la sensibilidad y la vulnerabilidad de cada uno. No solo de los actores y actrices, sino de todo el mundo presente en el set. La gente se pone nerviosa, es normal. Entonces, hay que tenerlo en cuenta y poder llegar a todos. 

¿Quién contacta con ustedes? 

LD: Nos contrata la producción, igual que a un jefe de vestuario o una maquilladora, pero la petición de contratarnos viene de los actores o de sus representantes, o de la plataforma que invita a la productora a que tenga este departamento. También los directores están empezando a vernos como aliadas. 

TC: Igual que si tienen una escena de acción van a querer contar con un coordinador de acción que les apoye, están empezando a entender que somos de mucha ayuda, porque por un lado les quitamos un gran peso de encima. Los directores que están más sensibilizados quieren cuidar y acompañar a los actores, pero sin descuidar a los técnicos. Al estar nosotras ahí, sienten que hay alguien que está ocupándose y acompañando a los actores, y pueden ocuparse de otras cosas. Cuando lo entienden, suelen querer repetir con nosotras. 

¿El hecho de ser actrices las ayuda a desarrollar este trabajo con más empatía? 

LD: Efectivamente. Nuestra experiencia y formación como actrices es fundamental para hacer bien este trabajo a todos los niveles. Como actriz muchas veces sientes que hay una especie de telón de acero entre lo que pasa delante y detrás de cámara,  nosotras hacemos de enlace entre una parte y la otra. 

¿Qué caracteriza a IntimAct? 

TC: Tenemos mucho en común con la comunidad de intimidad que sigue siendo muy pequeñita en el mundo. A nosotras nos interesa la representación de la sexualidad. Tenemos mucho sentido de la responsabilidad en cuanto al impacto que tienen estas escenas, sobre todo en la gente joven. Siempre hablamos de que la cultura genera referentes y, en este sentido,  las escenas de intimidad en la ficción son un referente, entonces se va generando una cultura que todos absorbemos, repetimos comportamientos o expectativas. Eso es lo que nos gustaría transformar, sobre todo hacia un lugar más feminista y más diverso en cuanto a la sexualidad. 

¿Qué le aporta a un productor contar con un coordinador de intimidad? 

TC: Le va a ahorrar muchos problemas. Es una manera de mitigar riesgos de demandas, de malos entendidos, de que los actores se planten y no quieran hacer escenas de sexo si no hay coordinadores de intimidad, que está pasando. Pero además, es una inversión que, dentro del presupuesto general, es muy simbólica y el producto mejora. Muchas veces, por no hacerla, acaban gastando mucho más dinero porque el rodaje se alarga.