• Marianna Vargas Gurilieva, directora general de la Dirección General de Cine de Rep. Dominicana

Marianna Vargas Gurilieva, directora general de la Dirección General de Cine de Rep. Dominicana

En los últimos años, la República Dominicana se ha ido posicionando en el panorama cinematográfico internacional, primero como territorio para filmaciones extranjeras -gracias a sus paisajes, su clima y sus incentivos fiscales (crédito fiscal transferible de hasta el 25%)-, y, más adelante, como productor y coproductor internacional. Impulsada por herramientas de financiación directas (FONPROCINE) y fiscales (deducciones de hasta el 100%), la producción nacional atraviesa en gran momento en el que también tienen cabida voces autorales diversas.

La Dirección General de Cine (DGCINE) es la institución a cargo de implementar la política audiovisual, y maneja tanto la gestión del FONPROCINE como de los incentivos. Marianna Vargas Gurilieva es la directora general desde febrero del año pasado y su visión de la política pública está basada en evidencias. Con formación superior y experiencia profesional en el ámbito del derecho, Vargas Gurilieva se inició en el sector audiovisual como directora de Negocios y Asuntos Legales en Pinewood Dominican Republic Studios y colaboró en la elaboración, revisión y modificación de la Ley No. 108-10.  LatAm cinema conversó con Vargas Gurilieva sobre la situación actual y los desafíos del cine dominicano. 

Desde tu punto de vista, ¿cuáles son los principales desafíos de la cinematografía dominicana? 

El primero es la disponibilidad de capital humano. Con el incremento de la demanda de contenido audiovisual como resultado de la pandemia, ha habido cierta escasez de disponibilidad de crew en casi todas las industrias. Nuestro reto es formar crew a la velocidad necesaria para tener esa disponibilidad que nos permita mantener los niveles de producción nacional y también  servir a la industria extranjera que viene a rodar a nuestro país, sobre todo considerando que los gastos de producción extranjera pasaron de 30-50 millones en un año a superar los 150 millones del año pasado. Nuestro desafío es entonces identificar programas de formación a corto, mediano y largo plazo que entrenen el capital humano que necesitamos. A nivel de estrategia, nos acercamos a otros institutos de industrias con más trayectoria que la nuestra, como otros miembros de la CAACI o el BFI, con los que hemos tenido muy interesantes intercambios. El segundo reto que tenemos a nivel del cine nacional es la exportación de nuestro cine y su colocación en otros territorios, otras pantallas y ventanas. Una apuesta para eso es la coproducción porque al coproducir tienes asegurada la entrada a otro mercado, pero también trae muchos otros elementos favorables como el intercambio de conocimiento o el acceso a otros fondos de financiamiento. Estamos generando espacios para promover las coproducciones e impulsando a los productores nacionales a conocer a potenciales coproductores, por ejemplo a través de plataformas como Match Me! de Locarno. 

En relación a la formación de profesionales, ¿cómo hicieron el diagnóstico y cómo están trabajando desde la DGCINE? 

El diagnóstico lo comenzamos en febrero del año pasado y la idea es hacerlo anualmente. En cuanto a la metodología, en un período de entre 6 y 8 semanas, se entrevista a los productores de línea y cabezas de departamento que estuvieron activos en el último año, y se van identificando cuáles son las áreas que necesitan mejorar de acuerdo a la percepción de esas personas, que son las que contratan en esas áreas. También contrastamos el resultado con la data interna que manejamos sobre qué perfiles se están importando, ya sea por cantidad o por calidad. Ese levantamiento arrojó unas necesidades que compartimos con todos los entes de formación para que puedan crear programas. Por ejemplo, en Unibe se creó un curso de utilería y con INFOTEP hicimos un curso de inglés para choferes. De la misma forma nos acercamos a Latin American Training Center, que, sobre la base de las necesidades planteadas, diseñó un programa de 10 clases magistrales en el que se inscribieron más de 300 dominicanos. La premisa era esa: destinar los recursos donde más se necesitan. 

La animación es una de las nuevas apuestas de la política audiovisual dominicana. ¿Cómo están trabajando en este sentido? ¿Qué pasos esperan dar a futuro? 

Igual que con la formación, toda la política que adoptamos está basada en data. Identificamos que había cinco producciones en el área de animación y eso nos obligó a plantear una estrategia que siga incentivando o formalice aun más esa área. Ahora lo que estamos haciendo es acercarnos a las diferentes asociaciones y gremios de la animación para crear comunidad y formalizarnos, así como se formalizó el live action. Entre otras cosas, estamos haciendo un levantamiento de capital humano de animación, estamos creando un Permiso Único de Rodaje (PUR) especial y se está ajustando la tabla de referencia para el sector de animación. La categoría de cortometraje para animación se incluyó por primera vez en los premios FONPROCINE, participamos en Animation! Ventana Sur y este año fue el primero que llevamos una delegación al Foro de Coproducción Quirino, donde surgieron proyectos muy interesantes a los que estamos dando seguimiento. 

Nos comentas que toda la política está basada en data: ¿cuéntanos un poco sobre cómo trabajan desde la DGCINE en este sentido? 

La medición de la data es constante, cada vez que se aprueba una ayuda, una medida o un incentivo, se mide el nivel de impacto que tiene sobre distintos renglones. Eso se hace de forma mensual porque las reuniones del CIPAC (el Consejo Intersectorial para la Promoción de la Actividad Cinematográfica, a quien le sometemos la aprobación de cada incentivo) son mensuales. Al ser una ley de incentivos, está muy regulada, y hay acceso fácil a información formalizada, pero hay otra información que incide en la política pública, como los datos de exportación, a los que no accedemos tan fácilmente. Como todavía es una industria manejable, vamos recabando la data de forma más artesanal: escribiendo, llamando y entrevistando a cada productor para saber cómo va con cada proyecto, en qué territorios distribuyó, en qué festivales participa, etc. 

En términos de exhibición, República Dominicana es uno de los países con mejor conexión entre el cine nacional y su público. ¿A qué crees que se debe esa buena acogida?

Creo que parte del éxito se debe a que hay una aceptación y una búsqueda de contenido local. Históricamente, el cine se ha visto como una oferta cultural y de esparcimiento; incluso antes de que existiese de la Ley de Cine y una oferta tan grande, los dominicanos siempre han aceptado y buscado su cine, tanto aquí en el theatrical, como el dominicano que reside en el exterior, a través de Netflix, MUBI, HBO+, e incluso Pelidom, una plataforma solo de contenido dominicano. 

Nuestro desafío es identificar programas de formación a corto, mediano y largo plazo que entrenen el capital humano que necesitamos.

¿Tienen pensado generar alguna regulación para proteger el cine dominicano en el circuito de salas? ¿y en los servicios de televisión y plataformas? 

Para establecer medidas proteccionistas hay que hacer un ejercicio de análisis por sector, que abarque desde lo económico hasta lo legal, y hay que tener en cuenta los acuerdos que existen de libre comercio. En el caso del sector cinematográfico, habría que ver los méritos, pero me parece que todavía es muy prematuro pensar en medidas de salvaguarda ya que nuestro contenido tiene una alta aceptación y demanda en theatrical. Para las plataformas de streaming hay que hacer el mismo ejercicio de análisis, pero además hay que estudiar si nuestro contenido es el ideal para las plataformas como para poder exigir una cuota. Porque no queremos establecer una cuota y que luego no tengamos el contenido ideal para las plataformas. Por ejemplo, ahora en las plataformas hay una alta demanda de seriados, y República Dominicana no está produciendo los suficientes. Los largos, puede ser, pero no todos son para las plataformas. Aquí hay muchísimo cine de autor de alta calidad que le va super bien en los festivales, pero no es necesariamente el tipo de contenido que se puede colocar en la plataforma. 

En relación al FONPROCINE, ¿tienen previsto modificar las categorías o montos para la producción de cine dominicano?

Habría que ver cómo termina la convocatoria este año para ver dónde hay que calibrar. Los cambios que se hicieron este año fueron resultado del año pasado. Por ejemplo, no convocamos producción de documental porque identificamos que había un alto número de documentales que todavía no habían terminado su postproducción, entonces incentivar que se sigan produciendo documentales cuando hay un cuello de botella quizá no es lo mejor. Lo que generamos en ese momento fue una categoría de postproducción de documental en colaboración con el sector privado, con el estudio Pulpo Post. Cuando vimos que la balanza se equilibró durante el año, que los documentales salieron, ahí vimos que se podía reintegrar la categoría de producción de documentales. Lo mismo cuando creamos una categoría de cortometraje de animación como parte de una política integral de apoyo al sector de animación. Los cambios se analizarán luego de cerrada la convocatoria con los resultados en la mano. 

Revisando los estrenos de cine nacional desde 2011, hay muy pocas películas dirigidas por mujeres ¿Hay perspectivas de implementar alguna medida afirmativa en este sentido?

Justo en estos días se celebraron los premios del gremio nacional. Fue bonito y gratificante ver que quien ganó el premio a mejor dirección fue una mujer. Leticia Tonos y su proyecto “Mis 500 locos” se llevaron gran parte de las estatuillas. Y eso te va dando las señales. Por otro lado, aquí hemos tenido la suerte de que, dentro del sector cinematográfico no tenemos el problema de la diferencia de salarios, en parte porque tenemos una tabla referencial para la producción nacional que no distingue el género sino el mérito. Por otro lado, cerca de la mitad de nuestro crew son mujeres. Por ejemplo, ahora mismo tenemos una producción muy grande de MGM con uno de los presupuestos más grandes que se han manejado en el país y las dos productoras de línea locales son mujeres. De todas maneras, hay que seguir trabajando para que las mujeres sigan accediendo a los puestos tanto técnicas, como de producción o dirección. 

En la última reunión de la CAACI se firmó una declaración para trabajar por la igualdad y la diversidad desde las diferentes autoridades cinematográficas. ¿La DGCINE tiene previsto adherir a esta Declaración?

Esta declaración es un instrumento de mucho valor, pero es un tema de política de Estado que excede mis funciones, por eso lo sometimos a consulta de Cancillería. Nosotros tenemos ciertas limitaciones a nivel de acción, pero creo que es un instrumento sumamente importante y de gran valor para República Dominicana y todos los países de Latinoamérica. 

El presupuesto de FONPROCINE  ha oscilado entre 8 y 16 millones de pesos anuales en los últimos cinco años. En 2022 son 13 millones (unos 245 mil dólares). Según establece la Ley de Cine, las fuentes de financiación, así como los presupuestos generales y los porcentajes sobre taquilla varían de año en año, ¿Qué elementos son tenidos en cuenta para establecer esa variación anual? 

No está regulado, la partida que sale a FONPROCINE es del presupuesto institucional que se asigna anualmente a la DGCINE y de esa cifra la DGCINE saca una porción que va al FONPROCINE. Entonces depende del nivel de compromiso que hay en todos los renglones, en cada una de las partidas. Estamos explorando otras vías para financiar el FONPROCINE con el sector privado; llevamos un año trabajando en un proyecto con miembros del sector privado para que usen el incentivo para producción nacional, pero que sea alimentando una de las líneas de ayuda del FONPROCINE. Estimo que en un año se podrá publicar, ayudaría bastante a esas líneas que se quieren incentivar. Por ejemplo, hay una línea para cine documental medioambiental en la que estamos trabajando a través de FONPROCINE y en colaboración con el sector privado. La misma evidencia de crecimiento del sector es el trabajo en conjunto entre lo público y lo privado, el Estado solo no puede y el sector privado solo tampoco. 

¿Cuál es tu visión de la gestión pública?

Es una pregunta filosófica y, sobre todo, se la estás haciendo a alguien que viene del sector privado. Para mí es una experiencia muy interesante, gratificante y retadora. La gestión pública o la función pública conlleva un nivel de responsabilidad muy alto. Te obliga a generar política pública que vaya en beneficio, en el caso nuestro, de un sector naciente pero que parece que le inyectaron hormonas, porque ha tenido un gran crecimiento en los últimos diez años. Yo, toda decisión que tomo, lo hago a partir de la data, toda decisión que tomemos, aun cuando la veamos desde una perspectiva romántica, tiene que estar sustentada en data y con un norte claro. En la DGCINE queremos que República Dominicana sea un referente en la región, tanto como hub de producción como a nivel de contenido. Para eso vamos generando la política pública necesaria, calibrando, porque si bien hay que tener apertura para hacer las adecuaciones necesarias, siempre tienen que estar basadas en data, teniendo en cuenta qué está sucediendo afuera, en los mercados, y cuáles son las tendencias.