MiraDoc, el programa de distribución que potencia el documental chileno
"Allende, mi abuelo allende", el personal documental sobre Salvador Allende realizado por su nieta Marcia Tambutti, es el estreno de septiembre de MiraDoc, el programa que desde 2013 ha potenciado la presencia del cine documental nacional en las pantallas de Chile. Creado por la Corporación Cultural de Documentalistas ChileDoc, con financiación de la línea de apoyo a la exhibición del Fondo de Fomento Audiovisual, el programa ha logrado elevar los números de audiencia del cine documental nacional, trabajando un circuito alternativo de salas a lo largo del país, para cada mes estrenar de forma simultánea un documental con una cuidada campaña de difusión que se ajuste a las necesidades del film y del entorno. LatAm cinema dialogó con Flor Rubina, Directora Ejecutiva de ChileDoc.
MiraDoc cuenta con un circuito alternativo de exhibición para el documental. ¿Cómo es su funcionamiento y cómo determinaron la ruta de exhibición que hoy tienen?
Este año contamos con una red de 22 salas en 17 ciudades, de Arica a Punta Arenas, que cubren prácticamente todo el territorio chileno continental. Partimos con ocho ciudades el 2013 y hemos ido sumando espacios desde entonces. Las salas que componen nuestra red son de diferentes tipos: hay teatros antiguos como el Centenario en La Serena o el Condell en Valparaíso, otros más nuevos como el Teatro de Cámara de Copiapó; estamos en centros culturales, microcines, bibliotecas, cineclubes y salas de cine independientes. La idea era potenciar lugares que ya tuvieran una relación de intercambio cultural con la comunidad local y donde se pudiera cobrar una entrada, aunque fuera módica. Lo que trabajamos, junto con cada sala, es un programa de ocho películas documentales que se estrenan entre abril y noviembre de cada año. Algo muy relevante es que en cada región tenemos un productor local y un agente de prensa, que en ocasiones puede ser el mismo, porque creemos que la descentralización del cine documental va más allá de llevar las películas fuera de Santiago y pasa también por trabajar con las redes propias de cada territorio.
¿Qué es lo que ofrece MiraDoc a los documentales y las salas?
Lo que ofrecemos es una campaña de difusión potente para cada película, el material gráfico y las visitas de los directores para conversar con el público, porque creemos que la formación de audiencias pasa por establecer ese puente entre realizadores y audiencias. La gente quiere dialogar en torno a los temas que plantea cada película, ésa ha sido la experiencia más satisfactoria y es parte del sello MiraDoc. Cada sala tiene su propia lógica y tienen distintos números de funciones, algunas tienen sólo dos al mes, otras seis, ocho, o la exhiben diariamente o un día fijo en la semana. La misma película se estrena simultáneamente en todo el país y la idea es que se mantenga al menos dos semanas en cartelera. Los valores también varían de acuerdo a cada sala. Es muy importante señalar que este programa obtiene su financiamiento del Fondo de Fomento Audiovisual, al cual hemos postulado cada año mediante concurso en la línea de Apoyo a la exhibición de cine nacional. MiraDoc es organizado por la Corporación Cultural de Documentalistas ChileDoc y, para llevarlo a cabo, postulamos anualmente en busca de ese financiamiento.
Al menos de forma oficial no se manejan números sobre la cantidad de espectadores de salas alternativas, ¿cómo manejan esas cifras ustedes?
En cada ciudad contamos con productores locales que llevan un registro preliminar y lo informan después de cada función o al finalizar la semana. Las salas de cine más grandes, nos informan sus taquillas semanal o mensualmente. Eso nos permite contar con números aproximados, pero los números definitivos demoran un poco más. Sin duda es un tema a resolver, ya que hay mucho público que no se encuentra contabilizado en el registro más difundido, que es el que entrega la Cámara de Exhibidores Multisalas de Chile (CAEM). A modo de ejemplo, el año pasado el documental “Propaganda” llevó más de 3.000 espectadores a las salas, sin embargo en ese informe aparecían sólo 69, que correspondían a tres funciones en una multisala. En ese sentido, falta que se validen y difundan mejor métricas que incorporan regularmente las exhibiciones estables, en circuitos que también son comerciales, pero no están agrupados en CAEM.
La gente quiere dialogar en torno a los temas que plantea cada película, ésa ha sido la experiencia más satisfactoria y es parte del sello MiraDoc.
El programa presenta solo ocho títulos, a razón de uno por mes desde abril en adelante. ¿Por qué ese número de estrenos?
Nuestros estrenos van desde abril a noviembre. La idea es potenciar al máximo las posibilidades de cada película. El público está poco habituado a pagar por ver un documental en sala. Es un hábito que hay que fomentar y eso toma tiempo. En ese sentido, le damos todo el protagonismo a nuestro estreno del mes. El número se relaciona con nuestra capacidad de planificar, financiar y rendir el programa. Tal como está planteado el programa, hay un tiempo importante de pre-producción que incluye viajes a las regiones, un trabajo con los directores y productores de las películas, preparación del material y diseño de un cronograma, que luego debemos evaluar y rendir al Fondo que nos otorgó el financiamiento. Un estreno comercial implica un esfuerzo muy grande, tanto del productor como del distribuidor. Si este esfuerzo se hace para que finalmente vayan menos de 500 personas a las salas se perjudica no sólo a quien financia este emprendimiento, sino que a todo el género, ya que la conclusión será que “la gente no quiere ver documentales”. En ese sentido, estamos convencidos de que “menos es más”.
¿En qué se basa la selección de los títulos que componen el programa?
Vemos muchas películas a lo largo del año. Por un lado nos escriben y mandan links, nosotros también buscamos e invitamos a realizadores que sabemos están produciendo. Somos un equipo de cuatro personas que vemos todo y luego discutimos mucho sobre cada obra. Nos interesa mostrar diversidad de estilos, temáticas y pensamos mucho en cómo promover cada película. Hasta ahora siempre hemos tenido mucho de dónde escoger, lo que habla muy bien del estado de nuestra cinematografía. Chile es muy prolífico en cuanto a producción documental de calidad.
Se estima que el promedio de espectadores por película chilena es de 2.500 espectadores, ¿cómo es en el caso del documental?
Partimos el 2013 con un promedio de 1.000 espectadores por película y hemos ido siempre en aumento. El año pasado subimos a 1.500 espectadores promedio por película, y en este 2015 con las primeras tres películas estrenadas hemos superado los 2.000 promedio, así que creemos que el documental logrará este año cifras similares a la que tú mencionas.