Pablo Giorgelli, ganador de la Cámara de Oro a la mejor ópera prima del Festival de Cannes 2011

El argentino Pablo Giorgelli está sumido desde hace días en una vorágine de entrevistas, invitaciones a festivales, negociaciones con distribuidores y elogios de la industria, que es consecuencia directa de su nuevo estatus de ganador de Cannes. Con su opera prima “Las Acacias” acaba de hacerse con la prestigiosa Cámara de Oro del Festival de Cine de Cannes, donde participó en la Semana de la Crítica, recibiendo además el Premio del Jurado Joven de Francia y Alemania, el premio de la Asociación de Cine Independientes para la Distribución (ACID/CCAS) y el Premio Rails D’Or que otorga la Asociación de Cinéfilos Trabajadores Ferroviarios (UAICF). Esta serie de logros -acumulados en pocos días en la vitrina cinematográfica más importante del mundo- representa un antes y un después tanto en la carrera como en la vida del director, quien trabajó a lo largo de un lustro en esta historia profundamente íntima nacida a partir de una crisis personal.

Lograste hacer tu primera película, la llevaste a Cannes y ganaste. En pocas palabras, cumpliste lo que en la Argentina se denomina “el sueño del pibe”. ¿Cómo podrías sintetizar ese camino hasta llegar al festival más importante del mundo? ¿Qué tan arduo fue?

No fue fácil, me tomo 5 años hacer la película. Comencé a escribir al guión junto con Salvador Roselli allá por 2006 y luego ganamos un importante premio a guiones inéditos en el Festival de La Habana, en Cuba. Ese premio consistía en un aporte importante de TVE y luego con el apoyo del Instituto de Cine de Argentina logramos armar la financiación de la película. Más tarde, el año pasado, rodamos durante 5 semanas varios puntos del trayecto de la ruta entre Asunción del Paraguay y Buenos Aires, y finalmente, después de seis meses de montaje, llegamos a un primer corte que fue el que vio la gente de la Semaine de la Critique. ¡Cuando nos invitaron a la competencia de la Semaine no lo podíamos creer! Estábamos felices.

¿Cómo se capitaliza este triunfo en Cannes? ¿Cuál es la repercusión inmediata que estás obteniendo?

La repercusión es enorme. Hace semanas que no paro de hacer entrevistas y ahí uno entiende la dimensión de un festival como el de Cannes, sobre todo cuando ganas un premio como la Cámara de Oro y dos premios en la Semaine de la Critique. La película ya tiene estreno asegurado en Francia e Inglaterra, y hemos sido invitados a muchos festivales. Espero poder estrenar pronto en Argentina.

¿Qué es “Las Acacias”?

Es la historia de un hombre solitario en conflicto consigo mismo y con su paternidad. De eso habla la película. La historia cuenta un viaje en camión desde Asunción de Paraguay hasta Buenos Aires en el que Rubén, el camionero, debe llevar a Jacinta, una mujer paraguaya que emigra con su pequeña hija de 5 meses hacia Argentina. La película cuenta la relación que se va dando entre estas tres personas a lo largo del viaje, filmada de un modo particular: la mayor parte del film transcurre dentro de la cabina del camión. Y creo que esto, que puede sonar duro al leerlo, fue una de las claves de la película, le dio una identidad propia al film. El otro punto clave son los actores, están muy bien y la beba es realmente un milagro.

¿A partir de qué nace la historia de esta película y qué te interesaba transmitir?

La historia nace en una época de crisis personal, algunos años atrás, de mi necesidad personal de hablar de ese momento de soledad, del dolor por la pérdida que estaba atravesando en aquel momento pero también de la posibilidad de renacer que hay en cada uno de nosotros. Durante el proceso de la película conocí a mi mujer, me casé...creo que esto tuvo que ver también con lo que cuenta la película.

Tu film es una road movie que tiene tres protagonistas, uno de ellos un bebé. ¿Cómo trabajaste para sortear las dificultades que pueden representar una logística compleja y la interacción con un bebé para lograr ese tono intimista?

Fue verdaderamente complicado. Filmar en movimiento ya es de por si complicado, la logística que se necesita es compleja. Tuvimos que diseñar diferentes sistemas, a veces con el camión real, a veces no. Y luego filmar con un bebé de 5 meses que está en el 80% de las escenas fue todo un desafío. La estrategia fue adaptar el plan de rodaje a los tiempos del bebé, seguirla y esperarla sobre todo. El guion ya planteaba desde un comienzo las cosas lógicas que hace cualquier bebé: comer, dormir, llorar...así que yo confiaba que en algún momento iba a hacer todo esto, solo debíamos estar listos con nuestra cámara para poder registrarlo en el momento en que sucediera. Pero fue un rodaje en el que hubo que tener mucha paciencia. ¡Hasta perros hubo!

Con algunos días transcurridos desde la obtención de la Cámara de Oro, ¿ya puedes asimilar el premio, que es uno de los más importantes en la historia del cine argentino?

Aun no he tenido demasiado tiempo para asimilarlo, las cosas se van sucediendo a gran velocidad y uno se va adaptando. No sabía que es la primera vez que un director argentino gana este premio. Lo que más deseo es que esto nos ayude a poder estrenar la película en todo el mundo, lo que más quiero es que la gente pueda ver la película en la mayor cantidad de países posibles.

En Cannes agradeciste a un pingüino que siempre te acompaña. ¿Es un simple amuleto o un guiño K?

Es nuestro amuleto de la suerte. Nuestro productor Juan Pablo Miller lo lleva a todos lados, está con nosotros desde el rodaje. Él dice que el pingüino hace que no llueva.

“La historia de la película nace en una época de crisis personal”