Paulo Morelli, director de “Malasartes e o duelo com a morte”
El viernes 10 de agosto llega a la cartelera brasileña una de las producciones más ambiciosas del año, “Malasartes e o duelo com a morte”. La historia de un avispado “caipira”, tan listo como para aventurarse a engañar a la muerte, vivió en el imaginario del guionista y director Paulo Morelli desde los años 80. Por ese entonces, intentó infructuosamente desarrollar el proyecto con una productora que, entre sus socios, contaba a Fernando Meirelles. Ambos se reinventaron en la producción con O2 Filmes, la mayor productora de Brasil, con la que finalmente pudo concretar esta superproducción que encabezan jóvenes estrellas como Jesuíta Barbosa e Isis Valverde. Coproducida por Globo Filmes y con distribución de Paris Filmes, desembarca en unas 250 salas con el objetivo de conectar con un público que se ha mostrado esquivo con el cine nacional en lo que va del año. A pocos días de su lanzamiento comercial, “Malasartes e o duelo com a morte” tuvo su estreno mundial en el marco del 27º Cine Ceará, donde Morelli dialogó en exclusiva con LatAm cinema.
“Malasartes e o duelo com a morte” es una película de larga data. Incluso bromeas que esperaste hasta que el protagonista Jesuita Barbosa naciera para poder hacerla. ¿Cómo fue el proceso del film desde aquella primera idea, que seguramente ha mutado a medida que la tecnología también permitía concretar tu imaginario?
Todo comenzó en los años 80, cuando hacía una investigación sobre el folclore. Ahí descubrí el personaje de Malasartes, que me pareció muy brasileño. Encontré también muchas historias sobre la muerte y una en particular donde la muerte era engañada por alguien muy listo. Entonces mezclé a Malasartes con esta historia de la muerte. Pasó el tiempo, intenté hacerla en los años 90, pero no conseguí el dinero. Finalmente, en 2015 conseguí hacerla. Encontramos a Jesuita que era perfecto para este personaje. Y junto con todo eso vino la tecnología. En los 80 había secuencias que pensaba de forma más artesanal, pero que hoy en día la tecnología permite hacerlas. De todas maneras, para mí es importante la historia, el cuento. Pero ya que estamos en esta época, aprovechamos la tecnología e hicimos muchos efectos especiales.
Se señala que esta es la película con la mayor cantidad de efectos visuales en la historia de Brasil, ¿cuánto tiempo demoró realizar todos los efectos visuales?
Dos años, entre el montaje y los efectos. Pero ya desde el rodaje, que fue en 2015, el responsable de los efectos especiales iba al set de filmación para supervisar todo. Allí indicaba qué cosas se podían hacer y que otras no para lograr lo que se buscaba. Como es un universo totalmente inventado, yo tenía que indicar el camino. Luego con el equipo de efectos íbamos inventando las secuencias. Hoy en día todo es posible.
¿Cuál fue el presupuesto de la película, considerando el costo de los efectos visuales?
El presupuesto es de 10 millones de reales (unos 3,1 millones de dólares) y se invirtieron unos 3 millones de reales en los efectos, entre equipo y gente para tener ese tipo de resultado. Es un presupuesto grande para Brasil, pero aún así no fue suficiente. Tuve que invertir para conseguir este tipo de calidad.
Creo que el cine brasileño quedó sin punto de contacto nítido con el público.
Pensando en el inminente estreno, ¿cuál consideras que es el público de este film?
Esta es una película para la familia. Una película que puede atraer a niños de 8 años, pero también a sus padres y abuelos. Yo creo que puede funcionar muy bien con los niños porque tiene mucho de aventura. Y tiene algo de humor que puede funcionar para los mayores.
No hay muchas películas para toda la familia en Brasil y en Latinoamérica en general. ¿Por qué te interesó?
No hay mucha tradición, es verdad. Pienso que es porque Estados Unidos es tan fuerte en ese aspecto con sus producciones. Pero creo que es un campo muy rico. Me agrada intentar ese contacto con el público infantil, aunque igualmente no va a convertirse en una marca en mi carrera. Mi próxima película es un drama.
¿Qué puedes adelantar de ese proyecto?
Estoy escribiendo un drama, que se inspira en hechos reales de la relación corrupta entre la política y los empresarios en Brasil. Es la historia de una persona muy idealista, que se ve envuelto en una trama de corrupción de la que no puede escapar. Es un film sobre el idealismo y la corrupción.
Hablando de Brasil, el país atraviesa un momento muy difícil, particular, ¿cómo ves al cine brasileño dentro de este contexto?
El cine brasileño está en un momento ascendente de producción, como nunca vi antes, gracias a las leyes audiovisuales que se fueron consolidando. Creo que el año pasado se hicieron 150 películas. Hay una producción muy grande, pero esa producción no está encontrando al público. La taquilla está bajando vertiginosamente; este año ni un film nacional llegó al millón de espectadores. No sé por qué ocurre eso. Tal vez sea la crisis del país o una desilusión con todo. Pero al mismo tiempo, las salas de cine continúan llenas para ver películas como “Wonder Woman”. Creo que la mitología del superhéroe está dominando el cine de los shopping centers. Y el cine adulto se dislocó en series de televisión, por ejemplo. Creo que los adultos no están consumiendo cine en la sala. Los televisores crecieron, hay proyectores, entonces la experiencia de ver una película adulta, dramática, está siendo muy placentera dentro de la casa. Y ya no les interesa salir, incluso por seguridad. Los hábitos están cambiando. Pero el cine espectáculo sigue funcionando en salas. Y creo que el cine brasileño quedó sin punto de contacto nítido con el público. Para mí es toda una incógnita como va a funcionar mi película.