Vania Catani, fundadora y productora de Bananeira Filmes

Vania Catani es una de las productoras brasileñas cuya apuesta por el cine independiente, y comprometido cultural y artísticamente, ha tenido más eco internacional a través de festivales y alianzas de coproducción. Desde su empresa Bananeira Filmes, fundada en  2000, ha producido películas como “La playa DC” (Juan Andrés Arango), “El Ardor” (Pablo Fendrik), “El payaso” (Selton Mello), “Mate-me por favor” (Anita Rocha da Silveira) o “Zama” es una de las producciones más esperadas de la temporada dirigida por Lucrecia Martel. LatAm cinema conversó con Catani sobre los nuevos proyectos de Bananeira y la importancia de la coproducción para los productores brasileños.

¿Cuáles son los problemas y ventajas de un productor brasileño la hora  de construir una coproducción internacional?

Una cuestión importante es la lengua. No es posible incorporar personajes que hablen otro idioma -además del principal- en todas las historias. Todavía, en los tratados internacionales se imponen reglas que en las coproducciones exigen que el elenco tenga actores de los países implicados. Quizás esta sea una cuestión que deberíamos repensar en nuestros acuerdos. Además, existe también un problema cultural. Cada cultura tiene su forma de trabajar, de relacionarse y hacer películas y esto puede requerir más tiempo para el desarrollo de la producción.

Sin embargo, es justamente este nuevo conocimiento de otras culturas y formas de hacer cine lo más enriquecedor de las coproducciones con otros países. A pesar de nuestras diferencias, nosotros, los latinoamericanos, tenemos muchos más vínculos culturales que con otros continentes. Siguiendo con las ventajas, la proximidad territorial, en el caso de coproducciones latinoamericanas, es muy útil y disminuye los costos. Y por fin, diría que las coproducciones latinas son importantes para el fortalecimiento de nuestra cultura y mercado, para mejorar nuestras producciones, potenciar la audiencia y a nuestros talentos y construir nuestras propias historias.

¿Qué medidas o estrategias adicionales cree que se podrían adoptar para impulsar las coproducciones brasileñas, en especial con otros países del entorno iberoamericano?

Ya existen medidas adoptadas por las políticas audiovisuales de los países y también por la CACI (Conferencia de Autoridades Cinematográficas de Iberoamérica). Pero aún tenemos que reconocernos más como un continente. En los mercados es posible comprobar que aún no tenemos mucho contacto entre nosotros.

Otra cosa que se está haciendo, pero en mi opinión, todavía de forma tímida, es la creación de un sistema de talentos latinoamericanos. El talento brasileño aún no es conocido suficientemente en otros países de América Latina, cosa que también ocurre a la inversa. Esto complica la producción porque un productor puede contratar a uno de los más importantes actores brasileños pero en el estreno de la película en Colombia, por ejemplo, nadie le reconocerá. Por esto, resulta crucial que el talento sea reconocible en la totalidad del continente.

Más allá de Gael García Bernal, Ricardo Darín o Rodrigo Santoro, hay muy pocos que podemos afirmar que sean populares en todos los países iberoamericanos. Con las mujeres ocurre lo mismo. Puedo citar Paulina García o Alice Braga pero en general son pocos tanto los actores como las actrices que traspasan los límites de sus países y que llevan a la gente al cine para verlos en la pantalla. Dos iniciativas se están realizando en este sentido: los  Premios Platino y los Premios Fénix (estos últimos en México). En los Fénix, hace unos días, dos películas brasileñas, “Aquarius” (Kleber Mendonça Filho) y “Boi Neón” (Gabriel Mascaro) se adjudicaron los premios de mejor director y mejor guión respectivamente. Estos premios son una excelente iniciativa para que nuestros talentos sean conocidos por todos nosotros.

Las coproducciones latinas son importantes para el fortalecimiento de nuestra cultura y mercado, para mejorar nuestras producciones, potenciar la audiencia y a nuestros talentos y construir nuestras propias historias.

¿Por qué tipo de películas se muestra preferencia en las coproducciones o en las ventas internacionales?

​​Creo que poco a poco estamos introduciéndonos en nuevos géneros y fórmulas. Algunos productores están ya coproduciendo cine de género y películas de terror. Las comedias también entre Brasil y Argentina comienzan a ser producidas en las dos vías y luego está la producción de los dramas, un formato más clásico. Y también el cine de autor, que es mi terreno. Estoy interesada en trabajar con grandes talentos internacionales, con autoras como Lucrecia Martel o Paz Encina, con quién tengo la intención de trabajar.

Aún nos estamos nos conociendo. Parece que las relaciones latinoamericanas son algo de hace siglos, pero la verdad es que esta conexión es más fuerte ahora y nuestra conciencia continental es, realmente, nueva. Especialmente la conciencia brasileña de que también pertenecemos a la Latinoamérica. Los otros países ya habían empezado a entenderse, pero para nosotros, los brasileños, hace poco que nuestras políticas nos han incentivado a conocernos más. Y la verdad es que lo están consiguiendo.

Por último, ¿nos podría resumir la experiencia de una multiproducción como “Zama”? Recientemente también Bananeira coprodujo con Argentina “Mate-me por favor”... háblenos de ambas.

Fueron dos experiencias muy distintas. La película “Mate-me por favor” es la primera película de una directora, un nuevo talento. Benjamín Domenech y Santiago Gallelli M. de Rei Cine conocían a la directora Anita Rocha da Silveira antes que y ella fue quien nos presentó. Más tarde, también ellos se convirtieron en los coproductores de “Zama” por invitación mía. Ellos no conocían a Lucrecia Martel pero aquella presentación se convirtió en doblemente productiva. La producción de “Zama” era completamente diferente, ya que es una producción multinacional. Además de Argentina y Brasil están también en la producción Alemania, a través de nuestro agente de ventas, y los Países Bajos entre otros. Con el gran talento internacional que es Lucrecia, todo el mundo quiso coproducir con nosotros. También tuvimos recientemente una experiencia con Lisandro Alonso en la película de “Jauja”, que no era exactamente una coproducción pero era un modelo interesante que funcionaba y que nos gusta hacer.​