Balance 2016: Martín Papich, director del Instituto del Cine y el Audiovisual de Uruguay
El 2016 ha determinado que la gestión institucional redefiniera e identificara cuatro aspectos centrales o focos estratégicos. Este proceso sobre la base de un ajustado ejercicio de diagnóstico, en función de aspectos coyunturales, datos objetivos de la realidad y necesidades de proyección estructural, por encima de las lecturas puntuales o lineales. Estos ejes son:
- Los públicos y las audiencias
- Sostenibilidad de la actividad audiovisual en su conjunto
- Internacionalización
- Institucionalización
Y dentro de cada uno de ellos, los siguientes aspectos principales:
Con respecto a los públicos, debemos decir que partimos de ciertas alertas, y preocupaciones que obedecen a una multiplicidad de factores, una de las cuales es la evolución decreciente de las cifras de taquilla del cine nacional, proceso que, justo es decirlo, se ha empezado a revertir favorablemente sobre el segundo semestre del año.
Entre las diferentes acciones que están a nuestro alcance, se establecieron planes con foco en la circulación de contenidos nacionales y regionales en diferentes circuitos en todo el país: salas culturales, espacios abiertos, circuito comercial, etc., determinando que en buena parte del año estuvieran en programación en estos espacios más de una decena de títulos nacionales, a lo largo y ancho de todo el territorio.
Este es un hito absolutamente inédito y por tanto lo establezco como uno de los rasgos distintivos del año.
Estas acciones incluyeron la programación adicional de contenidos regionales, la llegada a espacios no convencionales como centros carcelarios, el trabajo con la enseñanza primaria, entre otros, así como el inicio de la experiencia de exhibición de cine nacional y regional gratuita en la modalidad on demand en la Plataforma regional Retina Latina.
Paralelamente hemos avanzado y a punto de culminar el año en un acuerdo con distribuidores y exhibidores sobre un Protocolo en el tratamiento de las películas nacionales en el circuito comercial, elemento que, inclusive antes de su firma, ya ha consolidado aquellas mejores prácticas por encima de ciertas deficiencias constatadas.
En igual dirección, y en el sentido de asegurar todos los instrumentos complementarios de flujo de contenidos nacionales, se programaron y estrenaron una media decena de series de televisión promovidas y financiadas por el Fondo de Fomento del ICAU en acuerdo con los dos canales públicos y el Ministerio de Industrias.
El eje de Sostenibilidad tiene varias dimensiones que van desde las estructurales a las operativas. Hubo un incremento del presupuesto del Fondo de Fomento, se comenzaron a ajustar los mecanismos de incentivo fiscal para promover la participación de capitales privados, y se inició el análisis de nuevos instrumentos de estímulo.
El Fondo de Fomento se desplegó en cuatro concursos en el año: en las líneas de producción, desarrollo, en coproducciones minoritarias y el protocolo bilateral con Brasil.
Cabe destacar en este capítulo, la irrupción de una nueva línea para desarrollar contenidos en nuevos formatos.
En paralelo se articularon las líneas de apoyo no concursable, que atendieron proyectos de posicionamiento internacional, presencia en mercados y festivales internacionales, como asimismo la línea que apoya la promoción del cine nacional para el lanzamiento y estreno de películas.
De igual manera, este despliegue se articula con el cuarto eje, en el sentido de garantizar una “malla” interinstitucional que aporta nuevos llamados abiertos para producir contenidos.
En otro orden es de destacar el ingreso necesario en la implementación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.
En cuanto a la internacionalización, que la concebimos por diferentes factores como sinónimo de desarrollo integral a lo local, se ajustaron prioridades ya ejecutadas en el año con relación a presencias articuladas con el conjunto de los ejes y siempre vinculadas mayormente a la presencia de contenidos y proyectos. Sin embargo, se puso énfasis en la presencia estructurante de la promoción sectorial en consonancia con el aspecto anterior.
Se vuelve sobre las prioridades que se desprenden de eventos en Uruguay que ya han adquirido gran prestigio internacional formando parte especialmente del calendario documental global.
En lo que tiene relación con la institucionalización, concebida como el conjunto de la actividad, tanto del sector público como el privado, se concentró el esfuerzo y se logró recuperar un espacio de encuentro estratégico del sector, fruto de un rico proceso de asociatividad que se había discontinuado, con la coordinación del Consejo Sectorial Audiovisual entre el Ministerio de Industria y el Ministerio de Educación y Cultura.
Ámbito tripartito en donde tiene lugar el encuentro de presencias institucionales públicas, privadas, gremiales y de trabajadores.
El título principal de estos años, ya no sólo de este año o del que vendrá, es la concreción de una Política de Estado para el desarrollo integral de la actividad audiovisual en el largo plazo. Este es el gran desafío a través del cual podremos estructurar lo que podemos imaginar en prospección para los próximos veinte o treinta años.
Se estableció la marca sectorial Uruguay Audiovisual como parte integrante de la marca país, como forma de visualizar un único soporte que pone foco en los valores y virtudes de los diferentes subsectores de la actividad cinematográfica y audiovisual, no solamente como forma de representarnos internamente, sino especialmente en la proyección internacional.
En el plano local y como forma de vehiculizar también el despliegue de los cuatro elementos, se vuelve al formato histórico de Día del Cine Nacional, en todo el país y en todas las pantallas, a nivel territorial, televisivo y virtual. En igual dirección se vincula especialmente con la prioridad de difundir el cortometraje y el vínculo con el público con el programa “Servime un corto”, desarrollado en todo el país en bares y boliches.
Se vuelve también a presentar en este aspecto institucional los acuerdos con otras instituciones públicas y privadas para facilitar mediante proyectos asociativos establecer apoyos a la ejecución de contenidos.
También se comienzan a ejecutar los planes interinstitucionales en materia de preservación del Patrimonio Audiovisual, vinculando formalmente a los principales actores institucionales en la materia.
Continuar profundizando el fomento de la actividad en su conjunto, concebida hacia toda la cadena de valor, con especial cuidado en la identificación de la prioridad en los públicos y las audiencias, es uno de los desafíos que enfrentamos.
El título principal de estos años, ya no sólo de este año o del que vendrá, es la concreción de una Política de Estado para el desarrollo integral de la actividad audiovisual en el largo plazo. Este es el gran desafío a través del cual podremos estructurar lo que podemos imaginar en prospección para los próximos veinte o treinta años.
En atención a estos desafíos y los nuevos escenarios de la digitalización, nos proponemos avanzar en mejorar la ocupación y el abordaje de todas las pantallas y todas las plataformas para obtener un mayor y mejor vínculo con la ciudadanía.