EDOC confirma la buena salud del documental ecuatoriano
Un total de 138 películas de no ficción, de 45 países, se proyectaron en la edición 17º del Festival Internacional de Cine Documental Encuentros del Otro Cine (EDOC). Pero el festival fue también una vitrina importante para la producción nacional que llegó con 13 filmes hechos por cineastas ecuatorianos, dos por extranjeros residentes en Ecuador y otros dos por extranjeros que no residen en Ecuador pero que lo han reflejado de alguna manera. Además, cuatro de estos filmes se colaron entre las diez películas favoritas del público.
Una de ellas fue "Huahua", la ópera prima de Joshi Espinosa, que confronta la identidad indígena en un mundo globalizado. “La idea nace de mostrar las nuevas identidades de los jóvenes en Imbabura (norte de Ecuador), y se empezó la investigación con los grupos de música y en la escritura del guion se incorporó el tema familiar. Joshi tiene un hermano casado con una rusa, otro con una venezolana y sus hijos tienen esta transición”, cuenta Citlalli Andrango Cadena, de la productora Ayllu Récords.
La génesis de este documental fue un cortometraje que recibió los fondos para el fomento del cine ecuatoriano en 2014 y el rodaje se hizo entre abril y mayo de 2015. Cuando el dinero ganado se agotó empezaron a tocar las puertas de los municipios, de fundaciones y hasta de amigos que decidieron apoyar el proyecto que en total costó 70.000 dólares, según la productora. La película que dura 69 minutos también se llevó el favor del público en el último Festival de la Orquídea, en Cuenca, donde tuvo su estreno mundial y ahora iniciará una gira por festivales antes de volver a la cartelera nacional.
Otra de las películas que impactó en el EDOC fue "Siguiente Round", una película que tuvo presupuesto total del proyecto ronda los 120.000 dólares. Los cineastas Ernesto Yitux y Valeria Suárez siguieron durante 30 meses los entrenamientos de los alumnos de Yecson 'El Destructor' Preciado, un semillero de boxeadores en la periferia de Guayaquil por donde han pasado campeones nacionales. Todo empezó en marzo de 2015, cuando conocieron al 'Destructor'. “Lo vimos a entrenar a un grupo de alumnos sobre el piso de tierra en un patio prestado de una vecina, nos contagió su determinación y sus ganas de generar un impacto en las vidas de niños y jóvenes que corrían el riesgo de perderse en los vicios y problemas de las calles”, cuenta Suárez.
En el marco del EDOC hubo un relanzamiento de la Asociación de Documentalistas Ecuatorianos (ADEC) para tratar de sumar nuevos socios y consolidar su directiva.
El cineasta Felipe Cordero también fue bien valorado por su primer largometraje: "Quebrada". Su historia sigue la vida de tres jóvenes que llevan un estilo de vida conocido como straight edge o camino recto, que se inició dentro de la subcultura del hardcore punk y que implica que sus seguidores hacen un compromiso de por vida para abstenerse de beber alcohol, fumar tabaco y consumir drogas. “Para Cordero es un estilo de vida bastante complicado de mantener en esta ciudad. También es algo que no se conoce mucho, por lo cual le pareció interesante mostrarlo”, cuenta Emilia Patiño, la productora. La película costó aproximadamente 55.000 dólares. El cineasta escogió al blanco y negro “justamente para expresar que los straight son muy radicales”, añade Patiño.
Otros filmes que vale la pena destacar son "Luz de América", también el primer largometraje de Diego Arteaga. La película tuvo un costo aproximado de 135.000 dólares y es el resultado de una investigación de siete años, que incluye el rodaje en 15 ciudades de la región. “Hice el documental inicialmente por una búsqueda estética de la luz vertical quiteña, pero al ser la luz un elemento omnipresente, el documental se tornó primero histórico y luego filosófico”, explica Arteaga.
Finalmente la película "Propagandia", de Carlos Andres Vera, que partió de la pregunta si se puede llevar a cabo elecciones justas en un país donde el Presidente se proclama jefe de todos los poderes del Estado. Este documental, que dura 90 minutos y costó aproximadamente 80.000 dólares, no estuvo libre de polémica porque fue censurado de las salas comerciales. Por eso el espacio del EDOC fue clave para verlo. Para la productora, Jimena Villarroel, el documental es necesario para que no se repita lo que vivió el país durante la década de gobierno de Rafael Correa: “Un país o un pueblo no debe permitir un estado de propaganda ni un país sin libertad donde un hombre mande en todos los poderes del Estado”.
Todos los documentales ecuatorianos guardan en reserva los festivales a los que están aplicando, pero sí es una constante que después del EDOC empiezan un recorrido antes de volver a la cartelera ecuatoriana. En esto tiene un papel fundamental la Asociación de Documentalistas Ecuatorianos (ADEC) que fue creada hace casi diez años y no termina de articularse. En el marco del EDOC hubo un relanzamiento del gremio para tratar de sumar nuevos socios y consolidar una directiva que empiece a trabajar con los nuevas instituciones como el Instituto de Cine y Creación Audiovisual (ICA) que reemplazó al antiguo Consejo Nacional de Cine.
Vinicio Cóndor, que es uno de los socios más entusiastas, explica que el gremio necesita organizarse para obtener mayor apoyo institucional. “Buscamos apoyo para exhibicion y produccion, necesitamos que como gremio vayamos a ventanas de exhibición, a mercados como el International Documentary Film Festival Amsterdam (IDFA)”, dice y augura también el fortalecimiento de la asociación que nació con una treintena de personas. “El fenómeno del cine documental en el país es bastante grande y existe más gente interesada en unirse a la asociación. Pensaría que vamos a ser un centenar socios”, concluye.