EQZE: la escuela “de los tres tiempos del cine” desde la perspectiva de tres ex-estudiantes
Con estudiantes de diferentes latitudes, la Elías Querejeta Zine Eskola (EQZE) inició los cursos de su séptima promoción en coincidencia con la última edición del Festival de San Sebastián. Una iniciativa del certamen donostiarra junto a la Filmoteca Vasca y el proyecto cultural de Tabakalera, la “escuela de los tres tiempos del cine” propone tres postgrados académicos: Creación, Archivo y Comisariado, de 15 meses de duración cada uno.
América Latina es una de las regiones más presentes en el alumnado, en gran medida gracias a las becas del Programa Ibermedia. De la nueva promoción de estudiantes - seleccionados entre 207 candidaturas de 35 países -, más de la mitad son latinoamericanos (28), como el mexicano Andrés Martínez De La Viña, la peruana Ana Karina de Fátima Barandiarán Urday, la argentina Paola Buontempo Muratore, la hondureña Esmeralda Reynoth, la brasileña Amanda Soares, el chileno Simón Jarpa y el suizo-ecuatoriano Saro Vallejo. La procedencia de los 17 seleccionados restantes se reparte entre África, Norteamérica, Europa, el Estado español y el País Vasco.
Sobre los puntos más fuertes de esta propuesta de formación, la programadora y productora argentina Lucía Dellacha (fundadora de Cine Las Furias), graduada de Comisariado, subraya la propuesta pedagógica, que describe como “integral, transversal y desafiante”. Y argumenta: “Las disciplinas se conectan entre sí y todas las promociones encuentran momentos para conocerse, colaborar e involucrarse. Proponen un glosario particular de términos y conceptos que transforman la manera de aprender y aproximarse al cine, promoviendo una reflexión crítica y profunda”.
Por su parte, el director peruano Paolo Tizón (“Vino la noche”), graduado de Creación, destaca que una de las fortalezas en esta especialización es la reflexión continua en un proceso práctico: “Se abre un espacio de reflexión y cuestionamiento de tu propio vínculo con el medio cinematográfico que luego decanta en la búsqueda de un lenguaje propio. Es hacerse la pregunta 'qué es lo que me interesa del cine y por qué' continuamente, e intentar responderla a través de un trabajo sostenido con la materia cinematográfica. No es esperar a tener un guion cerrado, un plan de producción y gastar todo tu dinero en tu cortometraje de fin de curso, como ocurre en otros espacios”, agrega.
En la especialidad de Archivo, el vasco de origen colombo-venezolano Kauri Ximon Jauregui subraya algunas particularidades de la EQZE: “Se distingue por su estrecho vínculo con los archivos fílmicos y la preservación del cine. Aborda la investigación audiovisual desde una perspectiva técnica, histórica y crítica, enfatizando la importancia de conservar no solo las películas como producto final, sino también el conocimiento técnico que posibilitó la creación de las mismas”.
Más de la mitad de los alumnos de la séptima promoción EQZE son latinoamericanos.
En términos de aprendizajes, más allá de lo teórico-práctico, las tres ex-estudiantes rescatan la riqueza de la comunidad y el cuestionamiento continuo. Tizón resalta como principal aprendizaje “la certeza de la amplitud y elasticidad del fenómeno cinematográfico”, y explica: “El programa permite que cada unx se relacione con la imagen en movimiento y el sonido desde su posición particular frente al mundo. Me encontré con compañerxs y profesorxs con procesos artísticos muy diversos, y estar en contacto con esa multiplicidad de aproximaciones me permitió desarrollar la reflexión y autoconciencia sobre mis propios procesos, darles un marco tentativo... reafirmar algunas cosas y poner en cuestión otras”. En una línea similar, Ximon Jauregui señala: "El mayor valor de la EQZE es la puesta en común del conocimiento de distintas latitudes y perfiles. Esto permite que se puedan abordar desde ámbitos tanto académicos como prácticos y culturales, distintos proyectos de forma conjunta”.
Por su parte, Dellacha coincide con sus compañeros en lo significativo de esa simbiosis. Según cuenta la programadora y productora, la escuela donostiarra “permite absorber y compartir la experiencia de tus compañerxs, profesores, proyecciones, actividades, invitadxs, estímulos luminosos y fílmicos, todo en el contexto asombroso, hermoso y atípico de la ciudad de San Sebastián”. Entre los muchos aprendizajes, la argentina resalta el valor de lo especulativo: “Es una escuela que te invita a estudiar un programa en constante expansión, que se evalúa y se reinventa, siendo una hipótesis en sí misma. Te desafía con lo aprendido sobre la imagen-movimiento y sus múltiples fugas, y te impulsa a trazar un mapa hacia tus principales intereses dentro del imaginario cinematográfico, hasta que inevitablemente se cruzan con otros”.
¿A qué cineastas recomendar la “escuela de cineastas”?
Consultados sobre a qué perfiles recomendarían postular a la EQZE, los tres tienen perspectivas abiertas. Ximon Jauregui afirma que se la recomendaría a quien tuviese un proyecto en marcha “y necesitase el tiempo, el espacio y el acompañamiento para sacarlo adelante”, aunque matiza que ese no fue su caso: "Yo decidí estudiar archivo por la fascinación por la tecnología del cine y querer profundizar en ello. Los proyectos, en mi caso, surgieron sobre la marcha”. Por su parte, Tizón recomendaría la escuela a “cualquier cineasta que quiera profundizar en su vínculo particular con la disciplina, o a artistas visuales o sonoros que les interese dialogar con 'la historia del cine' -que siempre son varias historias, ¿no?” En relación a la especialidad de Creación específicamente, destaca la importancia de tener curiosidad por la materia cinematográfica, "para que lo reflexivo/intelectual/afectivo no se quede en una cosa abstracta, sino que se tope con los límites tangibles de lo material”.
Dellacha tiene una percepción incluso más abierta, y sugiere que se inscriba a la EQZE a cualquier cineasta “que busque expandirse, desaprender y reencontrarse con el cine y sus múltiples conexiones, desde las más actuales hasta las más remotas, como el zoótropo o el praxinoscopio”. Y reflexiona: “Me atrevería a decir que no está dirigida exclusivamente a quienes buscan profesionalizarse en habilidades técnicas y prácticas; más bien, la escuela ofrece un vasto horizonte de posibilidades para reflexionar y/o profundizar sobre los diversos pasos y estados en el viaje de una película”.