• Guatemala y Honduras, hacer cine bajo la sombra de Hollywood

    “Los temblores” de Jayro Bustamante.

  • Guatemala y Honduras, hacer cine bajo la sombra de Hollywood

    “Pólvora en el corazón” de Camila Urrutia.

  • Guatemala y Honduras, hacer cine bajo la sombra de Hollywood

    “Los fantasmas” de Sebastián Lojo.

Guatemala y Honduras, hacer cine bajo la sombra de Hollywood

El fondo Cinergia impulsó e integró las cinematografías centroamericanas durante más de una década, financiando el desarrollo de 150 proyectos. Desde su disolución en 2015, y a pesar del estímulo Gabriel García Márquez que impulsó el IMCINE para el desarrollo de contenidos regionales; el cine centroamericano y caribeño ha consolidado la doble velocidad en la que hoy sobreviven varios territorios, sin regulaciones y con escasa producción. Informe publicado originalmente en la revista número 35 de LatAm cinema "Centroamérica y el Caribe: Una región a dos velocidades"..

 

Con 17 millones de habitantes y limitando con el principal polo cinematográfico de la región, México, la producción guatemalteca sigue reclamando políticas y fomento para un sector en crecimiento. “Actualmente se logró que la Comisión de Cultura del Congreso de la República asignara una mesa técnica para trabajar e impulsar una ley integral con varios sectores involucrados. Es un paso importante pues después de diez años de estar estancada, se vuelve a abrir la discusión de esta urgente necesidad”, explica Pamela Guinea, productora y presidenta de AGACINE; Asociación Guatemalteca del Audiovisual y la Cinematografía que surgió en 2007 y hoy cuenta con unos 40 profesionales asociados. 

En los últimos años, se han estrenado entre tres y cinco filmes guatemaltecos por año. En 2017, los estrenos del cine nacional representaron el 1,5% del total, mientras que la cuota de espectadores se quedó en un 0,1% del total de 6,3 millones, según datos de EGEDA. El cine estadounidense acaparó el 94,9% de la cuota de estrenos, y el 94,2% de los espectadores. El dominio hollywoodiense se percibe también en el box office: las diez películas más vistas fueron producciones de los grandes estudios. La más taquillera superó los 400 mil espectadores, mientras que el filme nacional más visto, “Septiembre o un llanto en silencio”, drama de Kenneth Muller ambientado en el conflicto de los 80, apenas alcanzó los 8 mil; seguida del filme sobre migración “Junto a tí” de Rember López, con medio millar de entradas vendidas.  

En el ámbito internacional, el cine guatemalteco ha tomado impulso en varios festivales. Es el caso de los filmes de Julio Hernández Cordón, el cineasta guatemalteco más reconocido, que ha trabajado en colaboración con México en varios de sus filmes, incluyendo el más reciente “Cómprame un revólver”. También Jayro Bustamante ha puesto a Guatemala en las principales vitrinas con “Ixcanul” y “Los temblores”; como también lo hizo Ana V. Bojórquez con “La casa más grande del mundo”, filme codirigido con la mexicana Lucía Carrera. 

En 2017, el territorio guatemalteco regresó al Programa Ibermedia, algo que Guinea destaca: “es tal vez el acontecimiento más importante en relación con el número de producciones actualmente, porque es evidente que hay más movimiento”, sostiene. En este momento, aproximadamente siete largos están en producción y postproducción; y en 2019 se esperan unos diez estrenos. Entre ellos, destacan algunos debuts que están por iniciar un recorrido internacional prometedor, como “Pólvora en el corazón” de Camila Urrutia, “Los fantasmas” de Sebastián Lojo o “1991” de Sergio Ramírez.

A pesar de los escasos apoyos, varios son los festivales que buscan ampliar la oferta de exhibiciones. Destaca el Ícaro Festival Internacional de Cine, que en sus 22 ediciones se ha orientado al cine centroamericano; así como Memoria, Verdad y Justicia, muestra de cine y derechos humanos; FICMayab, certamen de cine indígena; Cinespacio, orientada a la producción nacional; y la más reciente SECA, Semana Extraordinaria de Cine Actual curada por Hernández Cordón. En esta línea también destaca la labor de La Sala de Cine, sala independiente y con programación permanente impulsada por Bustamante. 

La producción guatemalteca sigue reclamando políticas y fomento para un sector en crecimiento.

Con sus 9 millones de habitantes, en Honduras la situación de la taquilla no varía: en 2017, el cine alcanzó los 3,8 millones de espectadores, acaparando la producción estadounidense más del 90% de la cuota de mercado. Para el cine nacional fue un año excepcional: se estrenaron once filmes, representando el 7,3% del total; casi el doble que en 2018 o 2016, cuando se estrenaron seis películas. En ese memorable año, el cine hondureño abarcó el 5,5% de la cuota total de espectadores. 

El top-ten de la taquilla está en las arcas del cine de Hollywood, logrando el estreno más exitoso los 225 mil espectadores. Por su parte, la película nacional más taquillera fue el filme de época “Morazán” de Hispano Durón, que superó la marca de los 50 mil espectadores; seguida de las comedias “Pocos, sueltos y locos” de Joshé Villanueva (38.500) y “Cipotes” de Boris Lara (37.800). Lejos están del gran éxito en la taquilla del cine catracho: la comedia “¿Quién paga la cuenta?” (Guacamaya Films) logró superar los 100 mil espectadores en 2013. 

Honduras tiene un promedio de entre 10 y 15 rodajes por año. “Hay varios proyectos que no llegan a salas de cine nacionales y se quedan en espacios o cines regionales”, explica Ana Isabel Martins, presidenta de la Asociación Hondureña de Cineastas, Linterna Mágica. En este momento, explica, hay unos seis largometrajes en fases de producción o desarrollo, entre los que se incluye “Café”, “90 minutos”, “Todas las horas del día, “Camino al mar”, “Todos bailaban” y la comedia “Navidad Catracha 2”. 

El territorio hondureño recientemente fue noticia tras aprobarse la esperada ley de cine, que si bien a fecha de cerrar este artículo no ha sido publicada oficialmente; prevé la implementación de un fondo de fomento para la producción nacional, así como la designación de la autoridad cinematográfica y la aplicación de exoneraciones para la atracción de producciones internacionales, entre otras medidas. “Actualmente es un panorama incierto para muchos, pero considero que si se logra desarrollar un reglamento correcto podremos hacer que la ley de cine funcione a beneficio del sector. Si entra en funcionamiento correctamente puede ser una oportunidad para levantar los proyectos. Es evidente que el miedo en nuestros países es la corrupción y el mal manejo, pero considero que estar presente y exigir nuestra presencia como comunidad puede ser positivo”, sostiene Martins.