La Résidence y el Atelier de Cinéfondation: una vía directa al Festival de Cannes

El Festival de Cannes es una vidriera para el mejor cine de autor y las películas latinoamericanas han sabido hacerse un lugar en este escaparate de lujo.

En 1998, el festival creó la Cinéfondation con el objetivo de descubrir nuevos talentos a través de la selección de cortometrajes de escuelas de cine del mundo entero. “La Cinéfondation busca películas con una perspectiva original y en América Latina es fácil encontrarlas”, explica Georges Goldenstern, director de esta iniciativa desde su inicio en 1998.

Cada año, la institución recibe más de 1600 cortos y la selección final, de entre 15 y 20, se presenta ante profesionales del sector, convirtiéndose en una ventana única para los jóvenes cineastas. “En cada convocatoria recibimos entre 260 y 280 proyectos de Latinoamérica y, debo decir, que las propuestas cinematográficas suelen ser muy interesantes”, agrega Goldenstern.

Un jurado elige las tres películas ganadoras, que reciben unos 40 mil dólares en premios. Además, el primer premio es un paso importante de cara al estreno del debut en largo del director en el Festival de Cannes, tal como ocurrió con el mexicano Francisco Vargas y el argentino Gonzalo Tobal.

En 2000, se amplía la misión de la Cinéfondation con la creación de la Résidence, una residencia artística que organiza dos convocatorias anuales para seis cineastas de todo el mundo con su primer o segundo largometraje en desarrollo. La estadía, en pleno corazón de París, dura cuatro meses y medio. Los cineastas disponen de un espacio propio y reciben una beca de 800 euros por mes para dedicarse a su trabajo de escritura, además de acceso gratuito a las salas de cine, cursos optativos de francés y la posibilidad de asistir a festivales de cine y mantener reuniones con profesionales de la industria.

La Résidence es una ocasión para que los cineastas de todo el mundo enriquezcan su lenguaje cinematográfico tanto con realizadores que se encuentran en su misma fase de creación, como con directores ya consagrados. A veces, el director tiene que continuar su trabajo en una nueva residencia en el Moulin d’Andé, en la campiña francesa. Tal fue el caso de Manuel Nieto Zas, que estuvo en la Résidence para le escritura del guión de su película “El lugar del hijo”. “En las dos semanas que pasé en Moulin d’Andé escribí todos los diálogos de la película. París es una ciudad muy estimulante, pero donde es muy fácil distraerse”.

Varios directores latinoamericanos han sido testigos de la efervescencia creativa de la Résidence y de la importancia de sentirse parte de una comunidad de cineastas. “Poder dedicarse exclusivamente a la escritura fue una buena experiencia. En mi caso, se dio una buena sinergia con el resto de los seleccionados y eso le dio mucho valor al tiempo que estuve ahí. Creo que la Residencia es una instancia valiosa para apoyar a cineastas emergentes de todo el mundo”, explica Sebastián Lelio, participante de la Résidence en 2007, mientras escribía el guión de “Navidad”.

El cine latinoamericano ha estado muy bien representado desde la creación de la Résidence hace más de diez años. En este tiempo, 47 de los 168 cineastas seleccionados fueron latinoamericanos, con importantes nombres como Lucrecia Martel, Diego Lerman, Santiago Loza, Verónica Chen, Karim Aïnouz, Amat Escalante, Lucía Puenzo, Sebastián Lelio, Milagros Mumenthaler, Aarón Fernández, Alejandro Landes, Julio Hernández Cordón, Paz Fábrega, Michel Franco, Cristián Jiménez, Oscar Ruiz Navia, Juliana Rojas, Adrián Saba, William Vega y Natalia Almada. Actualmente en su vigésimo octava edición, que finaliza el 15 de julio, la mitad de los miembros de la Résidence son latinoamericanos: la chilena Marcela Said, el brasileño Caetano Gotardo y el paraguayo Marcelo Martinessi.
El éxito de la Résidence ha impulsado la creación de otras iniciativas de apoyo a los nuevos directores. “En 2005, el Festival de Cannes le confía a la Cinéfondation la misión de organizar el Atelier, donde el director candidato se presenta con un guión ya escrito y con un productor, para buscar financiación”, explica Georges Goldenstern.

El cineasta tiene que presentar un guión terminado, un productor responsable del proyecto y una parte de la financiación confirmada. El Atelier no está diseñado exclusivamente para directores debutantes, sino también para aquellos directores reconocidos con dificultades para conseguir financiación. Cada año se seleccionan quince proyectos y sus directores son invitados al Festival de Cannes, donde tienen la chance de reunirse con los profesionales del sector. En este marco, se organizan reuniones con distribuidores, vendedores y responsables de fondos internacionales de ayuda a la producción, que muchas veces se plasman en coproducciones internacionales u otro tipo de acuerdos. Entre los directores reconocidos que han pasado por el Atelier, destacan: Lisandro Alonso (“Liverpool”), Diego Quemada-Diez (“La Jaula de oro”), Pablo Fendrik (“El ardor”), Alejandro Fernández Almendras (“Matar a un hombre”).

LATINOAMERICANOS EN LA RÉSIDENCE

2001
Lucrecia Martel
Michel Ange Quay

2002
Franco de Peña
Diego Lerman

2003
Santiago Loza
Ulises Rosell
Veronica Chen
Karim Ainouz

2004
Josué Méndez

2005
Hernan Belón
Eduardo Valente
Santiago Palavecino

2006
Pablo Agüero
Amat Escalante
Lucía Puenzo
Sebastian Lelio
Alexis dos Santos

2007
Milagros Mumenthaler
Rubén Imaz Castro
Manuel Nieto Zas
Francisco Vargas Quevedo

2008
Aaron Fernández
Alejandro Landes

2009
Julio Hernández Cordón
Esteban Larraín
Paz Fábrega

2010
Michel Franco
Cristián Jiménez
Franco Lolli
Dominga Sotomayor
Fernando Guzzoni
Rubén Mendoza
Oscar Ruiz Navia

2011
René Ballesteros
Christopher Murray
Felipe Sholl

2012
Jairo Boisier Olave
Juliana Rojas
Simon Jaikiriuma Paetau
Laura Astorga
Marina Meliande

2013
Adrián Saba
William Vega
Natalia Almada

2014
Caetano Gotardo
Marcelo Martinessi
Marcela Saïd