Los programadores: Marcelo Panozzo, director artístico de BAFICI
El periodista y crítico Marcelo Panozzo es desde 2013 el director artístico del Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (BAFICI), certamen que ya ha alcanzado las 16 ediciones y que se mantiene como una cita clave en el calendario de festivales en Latinoamérica. Con una media de 400 títulos por año, en 2014 tuvo una asitencia de alrededor de 380.000 personas, de acuerdo a datos oficiales.
BAFICI ronda las 400 películas por año. Imagino que armar la programación es todo un desafío. ¿Cómo organizan la selección de películas?
Es la mejor parte del asunto: es un hermoso lienzo en blanco, con algunas mínimas señales (las competencias) y un nivel de libertad extraordinario. No lo pienso en términos de organización (aunque el parámetro de no llegar a las 500 películas debe ser respetado, por la salud del espectador, incluso), sino que más bien funciona el entusiasmo como rector.
¿Cuál es el porcentaje de películas que llegan a través de la convocatoria?
En lo que a cine argentino se refiere, es altísimo. En cuanto a internacional, no llega al 20%, pero allí hay que tener en cuenta que hay muchos segmentos del programa del festival que no están relacionados con la convocatoria, como por ejemplo los focos y las retrospectivas.
¿Cuenta con screening fee? ¿Qué tan importante es ello?
Sí. Es una parte importante del presupuesto y hoy en día es imposible pensar el festival sin ese recurso económico. De todos modos, sucede algo extraño ahí… Debido a la crisis de la distribución, muchas películas han encontrado una fuente de ingresos en los screening fees de los festivales. Me parece perfecto y creo que está bien pagar, pero en los últimos años, muchos agentes de ventas han empezado a pedir disparates y eso perjudica a las películas, que quedan encerradas en esa trampa, con derechos de exhibición de tres o cuatro mil dólares que nadie puede pagar. Hace falta encontrar una sintonía fina que funcione bien para todas las partes.
Para el cine argentino, BAFICI se ha convertido en su gran pantalla. Muchas películas argentinas que luego han hecho un importante recorrido por festivales de prestigio, primero se muestran en BAFICI. ¿Sentís que de alguna manera BAFICI marca la tendencia del cine argentino en lo que refiere a cine autoral?
Muy posiblemente sí haya algo de eso. Pero me gusta mucho pensar en que hay una especie de hogar en el Bafici para determinado tipo de películas. Cuando un director consagrado o uno con una ópera prima llegan al festival con el mismo entusiasmo, con el mismo aire de familia (incluso con los problemas que las familia pueden tener), ahí te das cuenta de que ese espacio es una construcción del festival, los directores y el público. Y es indestructible.
¿Cómo es la participación latinoamericana dentro de la programación?
Es enorme. El año pasado tuvimos a Chile como país invitado, la presencia de Brasil es siempre grande, México un poco menos, pero siempre está. Y este año la competencia internacional tiene una presencia latinoamericana muy importante y muy poderosa.
¿Cuál es el mayor desafío y la mayor dificultad a la hora de programar el festival?
Evitar la inercia y la pereza, la canonización a destiempo, el gesto obvio que vemos en muchos festivales y que nos anima a salir corriendo en la dirección contraria. Aunque eso también sea una obviedad, al menos estamos en movimiento. También existe el desafío de seguir dándole espesor, sorpresa y atractivo a un festival físico, cuando cualquier persona en su casa puede armarse su propio festival.
Cynthia García Calvo