Tres directores brasileños registran los cambios que ha experimentado Cuba en “Através”, una película independiente a caballo entre la ficción y el documental, que en formato de road movie sigue a una joven cubana en un debate habitual: quedarse o irse.
André Michiles, Fábio Bardella y Diogo Martins son directores, guionistas, productores y directores de fotografía de “Através”, de estreno mundial en esta décima edición del Festival de Cinema Latino-americano de São Paulo. La multiplicidad de roles revela el espíritu de cine guerrilla del film, producido por su compañía Estrangeira Filmes, rodado con un equipo técnico que no superó los seis integrantes y con un acotado presupuesto de 40.000 reales, aportados de sus propios bolsillos.
La historia de la película se desarrolla entre 2012 y 2013, poco antes de que entrara en vigor la reforma que eliminaba la “carta blanca” que exigía pedir permiso para salir del país. En medio de esas reformas y el futuro incierto, Cintia inicia un viaje para visitar a su familia en lo que puede ser una despedida de sus orígenes, mientras analiza ir a Estados Unidos para acompañar a su novio e iniciar una nueva vida.
“Cuba estaba pasando por un momento de cambio con la transición de Fidel a Raúl Castro. Cuba estaba cambiando; estaba en ebullición política”, dice Bardella acerca del punto de partida del film. Tomando como referencia el clásico “Iracema - uma transa amazônica”, también ficción documental centrado en un viaje, los directores se lanzaron a contar una historia sobre la transformación de Cuba buscando exponer distintos puntos de vista.
“Cuando empezamos hablamos mucho de qué caminos podíamos seguir. Nosotros no queríamos hacer una película militante. Queríamos hacer una película que hablara de las fragilidades y beneficios del actual gobierno. Sabíamos que la historia que escribimos debería tener varios espacios en blanco que serían completados en Cuba”, cuenta Martins.
Para narrar la historia con veracidad, buscaron una actriz que tuviera una opinión que pudiera aportar su propia mirada sobre la transición y que desde su realidad fuera capaz de contribuir a la trama. Así, Cinthia Rodríguez Paredes se transformó en la protagonista del film, emprendiendo un viaje real para encontrarse con su familia y en el camino exhibir la cotidianeidad de la vida en la isla contraponiendo puntos de vista y realidades.
“Teníamos muchas ganas de mostrar los cambios que estaban sucediendo en Cuba. No queríamos hacer un documental con talking heads hablando de Cuba. Queríamos que fuera un documental sin entrevistas. La forma para hacer eso era realizar una ficción, usando a la protagonista como una interlocutora. Nosotros hacíamos preguntas a través de ella, y ella también hacía sus propias preguntas”, detalla Michiles.
Una pregunta o intención era lo que disparaba una escena, dejando que la improvisación hiciera el resto. “Para nosotros la riqueza de la película estaba en los momentos donde no teníamos control. El fuerte de la película es la contribución natural de los actores”, afirma Martins.
Para Bardella, como señaló un crítico brasileño, “Cintia es una selfie de Cuba”. Pero más allá de su escenario particular, la película se torna universal al hablar de los procesos de cambio y la búsqueda de un camino propio. “Cintia es una persona buscando su camino con mucha duda. Porque frente a un cambio, no se sabe qué va a pasar”, concluye Bardella.