• LatAm premiere: Carolina Markowicz, directora de “Pedágio”

    Carolina Markowicz.

  • LatAm premiere: Carolina Markowicz, directora de “Pedágio”

    Maeve Jinkings.

  • LatAm premiere: Carolina Markowicz, directora de “Pedágio”

    Kauan Alvarenga.

LatAm premiere: Carolina Markowicz, directora de “Pedágio”

Un año después de estrenar su ópera prima “Carvão”, la brasileña Carolina Markowicz presenta “Pedágio” (Peaje, en su traducción al español) y se consolida como una de las directoras más relevantes del cine latinoamericano actual. Siempre interesada en el retrato social, y especialmente en abordar temáticas LGBT+, Markowicz acaba de ser reconocida con el Emerging Talent Award en el Festival de Toronto, donde “Pedágio” tuvo su estreno mundial antes de hacer escala en el Festival de San Sebastián como parte de la sección Horizontes Latinos.

Producida por Biônica Films en coproducción con Globo Filmes y Paramount Pictures, y la portuguesa O som e a fúria, “Pedágio” pone el foco en el Brasil profundo, en ese territorio escindido entre la fe y la supervivencia donde la violencia es moneda corriente.

La película está centrada en la relación entre una madre y su hijo. Suellen, interpretada por Maeve Jinkings, trabaja en una cabina de peaje; allí se percata de que puede utilizar su trabajo para conseguir el dinero que necesita para enviar a su hijo a un costoso programa de conversión a cargo de un reconocido pastor extranjero.   

Hace apenas un año estrenabas tu ópera prima y ahora presentas tu segundo largo, ¿cómo fue el proceso de este film tan cercano al otro?

Da la sensación de que este film fue muy rápido, pero la verdad es que comencé a trabajar en “Carvão” y un poco después en “Pedágio”. Fui trabajando las historias en paralelo porque se demora mucho tiempo en levantar un film, por eso no quería tener un solo proyecto. Entonces fui desarrollando ambos durante unos siete años. Iba y venía de uno a otro a medida que avanzaban. El financiamiento de “Pedágio” fue más rápido, pero entonces vino la pandemia y se truncó el rodaje. Entonces volví a “Carvão”, que terminó siendo mi primer film.

La película ahonda en el tema de la religión, la doble moral, la violencia... ¿Cuál dirías que es el tema central de la película?

Me interesa hablar del poder de la hipocresía y de la complejidad humana. Sobre cómo la homofobia se hace presente en estos lugares conservadores, cómo se permite la violencia y la burla porque se naturaliza. Hasta los políticos dicen cosas absurdas, que si no fuera trágico hasta sería gracioso. Quería mostrar ese absurdo, porque son cosas que suceden. Las cosas que mostramos que hace el pastor son ficcionadas, pero podrían no serlo. Es increíble las cosas que se dicen, y lo que es peor, es que esas cosas se crean. Entonces me genera mucho interés abordar esas hipocresías de la sociedad.

“Me interesa hablar del poder de la hipocresía y de la complejidad humana. Sobre cómo la homofobia se hace presente en estos lugares conservadores, cómo se permite la violencia y la burla porque se naturaliza”.

El territorio parece algo muy importante en la película, como si fuera un personaje…

Para mí, el territorio, la atmósfera de las ciudades, influye mucho el comportamiento de las personas. Entonces, para mí, el lugar es un personaje que va a influir en el humor, la personalidad y el comportamiento de las personas. Me parece interesante mostrar esos lugares que son tan diferentes, como Cubatão, donde se rodó, que es un lugar fascinante, una ciudad industrial que fue de las más contaminadas del mundo, pero a la vez hay mata atlántica alrededor. Entonces, es rarísima porque es gris, pero, a la vez, cuando estás ahí, es inexplicablemente agradable. Hay algo muy contradictorio que creo tiene que ver con la película. Llegando a la ciudad hay una placa que es perfecta para definirla: “Cubatão: símbolo de ecología”, y la placa está toda derretida por la contaminación. Es una paradoja y eso lo encuentro fascinante. 

La opresión y la violencia contra la comunidad LGBT+ está muy presente en tus historias, ¿qué parte de esa realidad querías mostrar en esta película?

Me interesaba mostrar personajes oprimidos que no son víctimas, que tienen poder, tienen fuerza y no van a desistir. Un personaje que se niega a cambiar su naturaleza. Me parecía importante no victimizar al personaje. Y el tema de la aceptación de la madre, del padre; no es tan sencillo seguir adelante si no se es aceptado, es muy doloroso. La falta de aceptación te deja muy frágil para enfrentar al mundo. La madre le dice al personaje que el mundo afuera es difícil. Y sí, el mundo siempre es difícil, pero si tienes esa red de protección dentro, te deja todo más fácil. Eso era algo que estaba en mi cortometraje “O órfão” (2018) y tiene también “Pedágio”.

Ahora Brasil está retomando la actividad cinematográfica tras las enormes dificultades de los últimos años, ¿cómo ves el futuro del cine brasileño?

Creo que es difícil reconstruir después de una tragedia. Lleva tiempo. El cine es un arte caro, que demanda mucho trabajo de mucha gente. Toda la destrucción que se vivió en los últimos cuatro años es difícil de reconstruir. Hubo una destrucción medio ideológica: como que el cine era un arte de comunistas para destruir la familia tradicional brasileña, un mal uso del dinero público. Y todo eso es muy nocivo porque provoca que no haya un estímulo de la propia sociedad para apoyarlo. Espero que se logre retomar lo que se estaba construyendo, aunque creo que va a llevar tiempo.