• LatAm premiere: Mariana Rondón, directora de “Zafari”

    Mariana Rondón (Foto: Sudaca Films).

  • LatAm premiere: Mariana Rondón, directora de “Zafari”

    Imagen de la película.

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    Imagen de la película.

  • LatAm premiere: Mariana Rondón, directora de “Zafari”

    Daniela Ramírez, protagonista de la película.

LatAm premiere: Mariana Rondón, directora de “Zafari”

La cineasta venezolana Mariana Rondón presenta “Zafari” en el 72° Festival de San Sebastián, una fábula sobre los límites a los que puede llegar el ser humano en momentos de desesperación. El estreno mundial del film tiene lugar en el mismo certamen donde hace una década presentó su último largometraje, “Pelo malo”, con el que ganó la Concha de Oro.

“Zafari” parte de un suceso ocurrido en un zoológico de Caracas en 2015, inmediatamente después del cual Rondón debió dejar Venezuela para establecerse en Perú, donde comenzó a escuchar historias similares que habían ocurrido en ese país en los años 80. A partir de allí, junto a Marité Ugás, dio forma a una historia que se inicia con la llegada de un hipopótamo a un zoológico que divide dos zonas y dos clases sociales. 

Producida por Sudaca Films (Perú), Paloma Negra (México), Klaxon Cultura Audiovisual (Brasil), Still Moving (Francia), Quijote Films (Chile), Selene Films (República Dominicana) y Artefactos Films (Venezuela), la película cuenta con la chilena Daniela Ramírez al frente de un elenco internacional. LatAm cinema dialogó en exclusiva con la directora Mariana Rondón con motivo de su regreso al festival donostiarra. 

En “Zafari” hay un contrapunto entre dos clases sociales divididas por un zoológico, pero la acción transcurre en un edificio de clase acomodada. A medida que avanza la historia, vamos viendo cómo el contexto social empieza a no reconocer estratos. ¿Ese es el punto de vista que te planteaste desde el inicio?

Sí, la idea era hablar de una crisis que podía atravesar todas las clases transversalmente. Siempre, con pequeños datos, hablar sobre las consecuencias de un populismo extremo que es capaz de conducir a todo el mundo al mismo lugar. No me interesa quién produce el populismo, me interesan las consecuencias. En todo universo social, no importa la clase social, no importa lo que pienses, no importa de dónde eres, no importa cuánto tengas, porque cuando empieza la necesidad nadie tiene nada.

Si bien varios personajes van desnudando este entramado social que se derrumba, el avance de la historia está puesto en una mujer, madre y esposa, que es testigo de la debacle. ¿Cómo delineaste este personaje?

El tratar de armar una curva dramática me llevó a buscarle a ella un lugar de partida casi que inocente, como de inocencia burguesa, y eso también la libera de un juicio previo. Ella se deja llevar, va entrando, va buscando…la necesidad la va llevando. Todo construido bajo un manto de fábula que me permite jugar con esa ingenuidad que pareciera no real, pero lo es. Y la lleva hasta el punto de asumir su libre albedrío y ser quien tome la decisión de caer o no en lo que todo el mundo ha caído. Es un poco defender ese estado virginal de todo ser humano, en el que no tiene que saberlo ni entenderlo ni quererlo todo, sino que va reaccionando a los mínimos estímulos de necesidad. Creo que es un poco el defender que puede existir una ética propia para enfrentarse a cualquier mundo, a cualquier circunstancia.

“Nunca me imaginé que iba a hacer un cine político pero nunca he dejado de hacer un cine político”.

El elenco está encabezado por la actriz chilena Daniela Ramírez, pero integra actores de distintos países. ¿Cómo fue trabajar con tantas nacionalidades y lograr una propuesta homogénea?

Fue más bien construir un espacio del alma, el alma de la región. Hicimos mucho trabajo de ensayo para poder juntar a todos los actores y que fluyeran las energías, no los acentos, no las escuelas, digamos, sino la energía de la historia. Daniela no tiene su acento chileno y ni siquiera trató de hablar ni como peruana ni como venezolana. En el elenco está Juan Carlos Colombo, que es un argentino que ha migrado a México. Para mí, él tiene ese maravilloso acento de todos lados y de ninguno. Así que trabajamos para cuidar que fuera más la emoción de los personajes la que nos guiara. Y tampoco quisimos crear un espacio regional preciso.

¿Dónde se rodó la película y cómo es narrar esta historia fuera de Venezuela, cuando su historia se relaciona tanto con lo que está sucediendo allí?

La película se rodó en Perú, la mayor parte, y en República Dominicana. También algunos planos en México. No deja de ser un poquito doloroso no poder rodar en Venezuela, porque hay que generalizar un poco más las imágenes. Pero yo me agarré muy bien de esa historia compartida con Perú para poder contarla. También pienso que todas estas circunstancias políticas, sociales, le caen por temporadas a un país latinoamericano distinto, entonces estaba tratando de dar un panorama mucho más general, universal, que el específico por país. Pude hacer esta película gracias a que existía Perú, y contando con un equipo alucinante, un crew peruano alucinante que me sostuvo mucho, porque yo llevaba diez años sin poder dirigir.

¿Cómo fue volver a la dirección después de tantos años?

Fue asumir que la vida es empezar de cero todos los días, aunque parezca un lugar común. O sea, era un país nuevo, equipo nuevo, historia nueva… Fue reaprender y entender que puedes seguir contando de qué tratas tú como persona y cuáles son tus intereses. Creo que es muy difícil hacerlo, pero por lo menos en este instante puedo decir que pude volver a hacerlo.

La película fue seleccionada en San Sebastián, ¿cuáles son las expectativas y cómo te vuelves a enfrentar a esta etapa?

Con calma, con ganas de que la gente la vea. Después de diez años de pensar que no iba a volver a hacer películas, ahí está, y está bien. La vida puede ser hacerlas o no hacerlas; lo que importa es si somos capaces de contar algo que es importante. Eso sí creo que es fundamental en este momento para mí. Estoy hablando de cosas que creo son fundamentales para Venezuela, pero también para Perú, por la situación que se está viviendo, pero puede serlo también para Argentina. Yo nunca me imaginé que iba a hacer un cine político, pero nunca he dejado de hacer un cine político.