Desde Santiago de Chile, por Cynthia García Calvo La competencia internacional del SANFIC 7 presentó como única producción chilena a “La espera”, opera prima de Francisca Fuenzalida, que parte de un tema siempre polémico: el aborto, una práctica aún prohibida en Chile. La película –que mereció una mención especial por parte del jurado oficial del festival- se exhibió pocos días antes de su estreno comercial en salas, que tendrá lugar el 1 de septiembre.
“Leí un artículo que me llamó mucho la atención que se llamaba ‘Aborto express’, que contaba la experiencia de chicas que se hacían abortos con misotrol. Entonces me acordé un poco de los sustos que se pasaban, yo nunca pasé por una experiencia así, pero claramente estaba ese miedo y me dio mucha pena y rabia que se siguieran produciendo tantos abortos así, funcionando tan oscuramente. Como que no hubiera avanzado el tema de la educación sexual en el país”, explica la realizadora sobre el origen de la película que produce a través de su compañía Zona Cinema.
La acción de “La espera” se concentra en una sola noche, en la que una adolescente -interpretada por la ascendente María de los Ángeles García- decide terminar con un embarazo no deseado. Para ello compra misotrol, un medicamento para el control de las úlceras gástricas, que se ha popularizado como un método casero –y arriesgado- para inducir un aborto. A su lado está su novio, quien no parece convencido con la decisión.
Fuenzalida explica que “por un tema de tensión” pero también de “recursos” la historia se recorta a unas pocas horas, convencida también que “las películas independientes que se cuentan en el transcurso de poco tiempo son más potentes”.
Rodada en apenas dos semanas con ahorros propios y el apoyo en equipamiento de L90, se buscó sacar el máximo provecho de los elementos y el tiempo con los cuales se contaba: “Ensayamos bastante antes. La casa donde transcurre es mía, entonces podía disponer de todo. Fue muy planificado. Como ensayamos harto no nos demoramos tanto en pasar de una escena a otra a la hora de rodar. También hicimos un trabajo de mesa con los actores, pero más que nada improvisando, viendo sus historias personales y cómo se podían parecer a las de sus personajes, tratando de que ellos absorbieran ese personaje para que en el momento de rodar yo casi no tuviera que dar indicaciones”.
Con un tema polémico de fondo, la directora elige no emitir una postura sino enseñar una historia particular para generar una reflexión: “Cuando postulaba a los fondos me decían que uno tenía que tener una postura sobre el aborto. Y la postura la tengo, pero es mi postura personal y no quiero que sea la de la película. Además quiero que la película sea para que la gente juzgue qué postura quiere tener. Me parece mucho más realista. ¿Por qué tengo que estar pontificando o siendo panfletaria acerca de una postura u otra? Yo quería contar una historia real, verdadera, íntima. Que sea la gente quien elija”.
De cara a su estreno comercial, Fuenzalida, pese a que ha montado una importante campaña de difusión que incluye la entrega de preservativos, no se muestra muy optimista sobre su repercusión porque los espectadores son poco proclives a consumir cine nacional: “Yo no tengo muchas expectativas porque hay mucha reticencia, cuesta mucho que la gente vaya al cine, y este es un tema duro. De todas maneras la campaña comunicacional ha sido tan grande y tan buena, que por lo menos a la gente le suena. Dicen: ‘Ah, la película del aborto’. De ahí a que crucen el umbral para verla, no lo sé”.
“La espera” se estrena el 1 de septiembre en tres salas de Santiago de Chile, a las que se irán sumando nuevas pantallas en las semanas siguientes.