Gervasio Iglesias es uno de los socios de la productora sevillana La Zanfoña, responsable de títulos como “Grupo 7”, “Juan de los muertos”, “Cabeza de perro” o “7 vírgenes”. Desde su puesta en marcha en 2001, la compañía también ha destacado en la producción de documentales, muchos de ellos de temática musical como “Sigo siendo”, la coproducción de Perú y España dirigida por Javier Corcuera. El filme sobre la música tradicional peruana es una producción de La Mula Producciones (Rolando Toledo) y La Zanfoña. Esta ‘Buenavista Social Club de Perú’ es una de las propuestas de la sección Zabaltegi del Festival de San Sebastián de este año, donde Audiovisual451, medio asociado a LatAm cinema, ha entrevistado a su productor.
¿Cómo surge el proyecto?
Javier Corcuera se vino a estudiar cine a España con 20 años, por eso ha desarrollado prácticamente su carrera aquí, sin embargo él es peruano. El proyecto nace una tarde de primavera en Sevilla, en nuestra productora La Zanfoña. Javier (Corcuera) me empezó a hablar de la música de Perú, de unos músicos desconocidos peruanos. Hablamos también de música criolla y andina que eran más conocidas y de la que yo tenía más referencias. Me habló de músicos que conocía a través de su padre, que eran grandes músicos pero nunca habían grabado nada. Según me iba contando, pensé: si hace 80 años hubiéramos hecho un documental sobre el flamenco tendríamos ahora un documento excepcional. Entonces fue cuando le propuse hacer la película.
¿Cómo se estructura la coproducción con Perú?
Nos dimos cuenta que aunque podría tener alguna relación con España, estaba muy claro que la temática era peruana. Aquí podíamos conseguir parte de la financiación pero lo lógico era buscar un coproductor peruano. Javier me habló de un cineasta peruano amigo suyo, Rolando Toledo, que estaba montando su propia productora. Quedamos en la ciudad mexicana de Guadalajara y enseguida conectamos. Empezamos a trabajar en el proyecto y conseguimos el apoyo del Fondo Ibermedia, Televisión Española, la Junta de Andalucía… Agradezco mucho todos estos apoyos y en especial a Televisión Española, que siempre ha tenido mucha sensibilidad con este tipo de producciones. También conseguimos ayudas públicas peruanas de Conacine.
¿Qué presupuesto fue posible reunir?
El presupuesto ronda los 400.000 euros.
No está mal para un documental musical…
Es verdad y más si tenemos en cuenta que han sido 4 años de trabajo. Primero estuvimos un año y medio investigando sobre el terreno. Hay lugares remotos en la sierra peruana a los que se tardan 14 horas en llegar en coche, lugares en los que nunca se había rodado. Teníamos que hacer esa investigación ‘in situ’ sobre los músicos y además estos músicos nos hablaban de otros que vivían en otra zona a la que también nos desplazábamos. Hay algunas escenas increíbles, como las de la celebración del agua, cuando empiezan los riesgos, la limpieza de las acequias… Allí una señora de 75 años… yo en la vida había escuchado nada igual, fue maravilloso. También con Amelia, la chamana amazónica… En fin, momentos inolvidables. Hay quien dice que ‘Sigo siendo’ es el ‘Buenavista Social Club’ de Perú. Yo creo que es la visión que tiene Javier Corcuera de Perú, el sostiene que hay tres países en uno, la costa, la sierra y la Amazonía, a través de los personajes vemos la realidad del país.
¿Cómo es estructuró el rodaje?
Rodamos en tres partes. Primero rodamos el bloque de la sierra, durante seis semanas; luego la parte de la Amazonía, que fueron otras dos semanas, y finalmente la parte de Lima, que también fueron seis semanas. Posteriormente añadimos tomas en el montaje. Es algo que me gusta hacer, cuando tienes ya el montaje encauzado añadir detalles, como tomas de la ciudad de Lima o del violinista andino, Juan Andrés ‘Chimango’, que es un prodigio pero se gana la vida vendiendo helados en la playa de Lima. Son músicos desconocidos y la parte buena de este anonimato es la pureza, porque es una música que no se ha corrompido por motivos comerciales, no se ha mezclado. La música se transmite de padres a hijos, en eso tiene similitudes con el flamenco.
Han sido 4 años de trabajo. Primero estuvimos un año y medio investigando sobre el terreno. Hay lugares remotos en la sierra peruana a los que se tardan 14 horas en llegar en coche, lugares en los que nunca se había rodado. Teníamos que hacer esa investigación ‘in situ’ sobre los músicos y además estos músicos nos hablaban de otros que vivían en otra zona a la que también nos desplazábamos.
Antes que en San Sebastián la película ya se ha podido ver en Lima y ha sido todo un éxito con premio incluido ¿Qué me puedes contar al respecto?
Se estrenó en el Festival Internacional de Lima, donde ganó el premio al mejor documental. Después ha sido el primer documental que se ha estrenado en salas comerciales en Perú y estamos muy contentos con el resultado, porque lleva cinco semanas en cartel y ha registrado 30.000 espectadores. Además, la película se ha convertido en un acontecimiento nacional. Creo que Latinoamérica está viviendo un momento excelente porque están mirando hacia dentro y están descubriendo su cultura, incluso los jóvenes. Hemos realizado pases en universidades de Perú y la acogida ha sido increíble, muchos han recuperado parte de su memoria, de lo que les contaban sus abuelos que viajaron desde la sierra a la capital para quedarse.
¿Fue complicado rodar en un país como Perú?
En algunos casos sí. La parte de la sierra fue muy dura, porque llegamos a sitios que carecían de muchas cosas, sin agua caliente, durmiendo donde podíamos… Pero el equipo estaba muy motivado, con la sensación de que estaban participando en algo grande.
Lea la entrevista completa en Audiovisual 451
Desde San Sebastián, por David Sequera.