Anna Soler-Pont- Directora de Agencia Pontas

Fundada en 1992, Pontas es una agencia literaria muy activa en el mercado de las adaptaciones cinematográficas. Con perfil internacional y basada en Barcelona, representa a 75 autores de todo el mundo, incluyendo al argentino Federico Axat y la peruana Claudia Salazar Jiménez. En 2015, la empresa ha entrado al mercado latinoamericano con el desafío de acabar el año incorporando tres o cuatro autoras regionales. “Buscamos voces literarias muy nuevas y con mucho potencial audiovisual”, explica Anna Soler-Pont, directora de la agencia.

Entre los títulos de su catálogo que han sido adaptados, se incluye “Salvador”, libro de Francesc Escribano que llevó a la pantalla Manuel Huerga con Daniel Brühl como protagonista; y “El abuelo que saltó por la ventana y se largó”, novela del sueco Jonas Jonasson, película dirigida por Felix Hengren. En estos momentos, se está desarrollando el proyecto de adaptación cinematográfica de “El guardián invisible”, el best-seller internacional de Dolores Redondo.

Pero la actividad de Pontas en la industria audiovisual no se limita a representar libros. Los tres socios de la agencia decidieron fundar una productora que en 2014 estrenó su primer largometraje bajo la fórmula de la adaptación. La cineasta María Ripoll dirigió “Rastros de sándalo” en base a la novela que coescribieron Asha Miró y la propia Soler-Pont, quien estuvo a cargo de la escritura de guion y la producción. LatAm cinema conversó con ella sobre los límites y conexiones de este nicho.

¿Cuál es el papel del agente literario en la cadena de compra de derechos audiovisuales de un libro?

El agente literario representa al autor o autora del libro, por tanto es quien negocia con los productores la compraventa de los derechos de adaptación en nombre del autor.

¿Qué tipo de contratos son los más habituales en la compra de derechos audiovisuales en la actualidad?
Los productores de todo el mundo -y especialmente los de Estados Unidos- cada vez tienden más a comprar derechos de novelas. Muchas series de televisión también están basadas en obras literarias, también mayoritariamente novelas. Hay que añadir que las obras de teatro también están en el punto de mira de quienes buscan historias para llevar a la gran pantalla.

¿Qué tarifas se manejan en la compra de derechos de los libros para su adaptación cinematográfica? ¿Y para televisión?

Prefiero no dar cifras. Solo diré que desde la agencia literaria Pontas no solo valoramos las propuestas económicas de los productores sino también su capacidad real para desarrollar un buen proyecto cinematográfico, levantar la financiación, captar buen talento y conseguir estrenar la película en salas comerciales. Es siempre muy frustrante para los autores vender los derechos (de los que al principio solo reciben una pequeña cantidad en calidad de “opción”), tenerlos bloqueados durante entre uno o dos años, y que al cabo de ese tiempo la productora no haya hecho nada y haya que volver a empezar a buscar a otro productor que se interese por el libro…

Los productores latinoamericanos están en un momento muy interesante, especialmente en el Perú, Argentina y Colombia. Hay una nueva generación de productores muy lectores y a la vez una nueva generación de escritores que, obviamente, ha crecido en una cultura muy audiovisual. De esas sinergias auguro muy buenas futuras cosechas de adaptaciones cinematográficas de obras literarias.

En relación a lo que planteas, y teniendo en cuenta que no todos los guiones llegan a producirse por dificultades para completar la financiación. ¿Por cuántas fases y tipos de contrato puede pasar un libro hasta la compra definitiva de los derechos para su producción? ¿Qué particularidades presenta la fórmula “opción”?

Generalmente desde la agencia se negocia un contrato por un importe global por los derechos audiovisuales plenos que se acostumbran a pagar el primer día de rodaje de la película, y del que se descontarán los pagos que se hayan anticipados. De dicho importe negociado, el productor paga a la firma del contrato una primera cantidad en concepto de “primera opción”, que acostumbra a ser del 10% del importe global y que conlleva un período de entre 12-18 meses para que el productor desarrolle el proyecto. Cuando expira la primera opción, puede haberse negociado una “segunda ocpión” de una cantidad igual a la primera, también por otros 12-18 meses de desarrollo o pre-producción y deducible (o no) del importe global a pagar el primer día de rodaje. Hay proyectos que pueden incluir terceras y cuartas opciones no deducibles del importe global, o sea que serán cantidades a añadir a lo negociado. Así pues, ¡el autor o autora de una novela tiene que estar dispuesto a esperar varios años antes de ir al estreno de la adaptación de su obra literaria!

¿Cuál es el tiempo medio de la adquisición de los derechos para la escritura del guion? ¿Y para su desarrollo?
Los productores suelen pedir entre 12 y 18 meses de desarrollo. Pero la realidad demuestra que pocos proyectos consiguen escritura de guion, desarrollo, financiación e inicio de rodaje en menos de tres años.

¿Por cuánto tiempo mantiene la titularidad de los derechos un productor una vez estrenada la película antes de que la novela pueda ser adaptada de nuevo?

Lo más habitual es que se dé un margen de diez años de exclusividad desde la fecha de estreno de la adaptación audiovisual antes de que el autor pueda volver a vender los derechos. En algunos casos (estudios de Hollywood, etc) se acostumbra a pedir más tiempo.

Muchas de las películas iberoamericanas que se estrenan son adaptaciones de libros. ¿Qué retos enfrenta el mercado de la compraventa de derechos audiovisuales en la región?

Creo que los productores latinoamericanos están en un momento muy interesante, especialmente en el Perú, Argentina y Colombia. Hay una nueva generación de productores muy lectores y a la vez una nueva generación de escritores que, obviamente, ha crecido en una cultura muy audiovisual. De esas sinergias auguro muy buenas futuras cosechas de adaptaciones cinematográficas de obras literarias.

Pontas se define como agencia activa en el acercamiento a productores para la adaptación de libros, y según su página web, en la actualidad once textos que representan están siendo adaptados. ¿Qué elementos debe tener un libro para ser llevado a la pantalla?

Sí, en Pontas somos muy proactivos y no podemos esperar a que un productor encuentre una novela de nuestros representados y se interese por ella, así es que vamos hacia los productores a proponérsela.
Para ser llevado a la pantalla, un libro tiene que tener los ingredientes que piden las películas: una buena historia con personajes interesantes.

Además del espacio online, ¿cuál es el punto de encuentro entre un productor y la agencia? ¿Dónde se encuentran las obras para su adaptación? ¿Cuentan con un catálogo de clientes productores fijos a quienes les envían las novedades?

Evidentemente trabajamos mucho online presentando catálogos específicos de novelas con potencial audiovisual, haciendo muchas conversaciones por Skype, etc. Pero cuanto más digitales y 2.0 somos todos, en Pontas más creemos en los encuentros reales, cara a cara. Así es que viajamos sin parar y procuramos encontrar a los productores en los principales festivales y mercados de cine (en concreto, asistimos anualmente a los festivales-mercados de Berlín en febrero, Cannes en mayo y San Sebastián en septiembre) y procuramos ir a Los Ángeles y/o Nueva York a hablar de libros con productores también cada año, pero al margen de festivales o eventos.

A veces, son las propias editoriales las que ostentan los derechos subsidiarios, incluyendo los audiovisuales. ¿Cuál es la tendencia en la actualidad?

Todo depende de si el autor o autora tiene una agencia que lo represente a todos los efectos o ha cedido los derechos de adaptación audiovisual a la editorial la firmar el contrato de publicación. La tendencia en todo el mundo es que los autores estén representados por una agencia literaria que explote los derechos de adaptación y traducción de sus obras en todo el mundo.