Los programadores: Gerardo Salcedo, director de programación de Guadalajara.

Gerardo Salcedo es el director de programación del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG), que con 29 ediciones a cuestas se ha establecido como uno de los certámenes más antiguos y reconocidos de Latinoamérica. Cuenta con una amplia programación -con especial énfasis en el cine mexicano e iberoamericano- y un consolidado espacio de industria.

¿Cómo se determina año a año la programación de Guadalajara?
En la medida que son varias programaciones, cada una tiene su mecánica y su ritmo. La programación sustantiva es la de las secciones en competencia: largometraje de ficción y documental, y cortometrajes iberoamericanos. En este caso, se abre una convocatoria durante cinco meses. Para analizar esos trabajos y hacer la selección, contamos con el apoyo de un equipo de profesionales del cine y académicos. Revisamos más de 1.500 trabajos (más de la mitad son cortometrajes) y en el mes de enero tenemos la lista sustantiva de las películas que han sido seleccionadas. Para las otras secciones, los trabajos son diferentes. En el caso de las secciones en competencia, nuestra manera de entender el cine es hacer una selección lo más incluyente posible, en la que puedan convivir criterios como la calidad de la película, si estamos ante un trabajo autoral y, en su caso, representativo de una determinada cinematografía nacional.

¿Qué porcentaje de cine mexicano contempla el festival?
El cine mexicano tiene una presencia significativa y protagónica. De México recibimos la mayor cantidad de inscripciones, casi una quinta parte del total. Casi una quinta parte del total de inscripciones son mexicanas y esa relación se mantiene en la competencia iberoamericana de largometrajes, donde la participación mexicana es la quinta parte. En el caso del cortometraje, en esta ocasión (y debido en buena medida a que este año el cortometraje español disminuyó de una manera sensible), la presencia nacional es casi del cincuenta por ciento. Finalmente, con la competencia por el Premio Mezcal tenemos un total de 20 largometrajes. El total de la programación mexicana rebasa los 60 trabajos entre largometrajes y cortometrajes.

¿Tienen screening fee? ¿Qué tan importante se ha tornado el screening fee para negociar la participación de una película?
Pagamos screening fee, salvo a las películas en competencia, ya que invitamos al cineasta o a uno de sus actores al festival. Los screening fees se destinan a las secciones no competitivas, a filmes que permitan darle una dimensión internacional a nuestro certamen. El interés principal es de parte de los agentes de ventas. Sin embargo, el FICG tiene ya un particular relieve, lo que nos permite contar con el apoyo de los propios cineastas que están interesados en que su trabajo sea seleccionado por nosotros.

¿Con quién se negocia la participación de una película, generalmente?
Es difícil establecer líneas generales. Una buena parte de las inscripciones proviene de los cineastas mismos, aunque también entramos en contacto con escuelas de cine, institutos estatales de apoyo a la producción y, por supuesto, agentes de ventas. En la medida que el cineasta de hoy es también su propio productor, es raro que tengamos diálogos frecuentes con productores que se dedican sólo a eso: a producir y atender su casa productora.

¿Cuál es la mayor dificultad a la hora de programar películas latinoamericanas?
El FICG ya tiene mucho prestigio en la región y eso alimenta el interés en participar en nuestro Festival. Lo más complicado es armar la agenda de exhibición con los cineastas, debido a la creciente oferta de festivales en todo el mundo.

¿Influye la fecha de realización, considerando su cercanía con festivales como Cartagena y Miami?
Sin lugar a dudas, sí influye. Hoy en día, curiosamente, los cineastas latinoamericanos y españoles tienen agendas que parecen más propias de un rock star. Aunque en general entre las áreas de tráfico de copias hay un invaluable apoyo para que los materiales fílmicos lleguen sin contratiempos, lo cierto es que a los cineastas y a los actores les es muy complicado tener una agenda que nos permita desahogar el calendario de exhibiciones de la mejor manera. En ciertas ocasiones tenemos que gestionar travesías realmente insólitas, pero cuando vemos el impacto que la película, que el cineasta ha generado en nuestro festival, de alguna manera sentimos que hemos cumplido con nuestro compromiso y nuestro trabajo.

Cynthia García Calvo

“Los cineastas latinoamericanos tienen agendas que parecen más propias de un rock star”