• Animación en Latinoamérica: una fotografía colectiva

    “Nimuendajú” de Tania Anaya.

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    “Chandasma” de David Restrepo.

  • Animación en Latinoamérica: una fotografía colectiva

    “Nahuel y el libro mágico” de Germán Acuña.

  • Animación en Latinoamérica: una fotografía colectiva

    “Thingdom” de René Castillo.

Animación en Latinoamérica: una fotografía colectiva

El cine de animación sigue ganando protagonismo en Latinoamérica con un centenar de proyectos de largometrajes en desarrollo, cifra que prácticamente duplica la cantidad de obras nacionales estrenadas en la región en los últimos cinco años. Con algunos problemas endémicos -como la gran dependencia de los fondos públicos para el desarrollo y producción de proyectos, la poca complicidad de los canales de televisión y la hegemonía de las majors en materia de distribución - que se repiten en todos los países, la animación mira el futuro segura de poder cumplir un papel clave en la conexión con el público, uno de los puntos débiles del cine latinoamericano; y en la internacionalización regional, atendiendo a las fortalezas de la animación para cruzar fronteras. 

Durante el primer Foro de Coproducción de los Premios Quirino de la Animación Iberoamericano, celebrado el pasado mes de abril en Tenerife, se descubrió una de las primeras fotografías colectivas del sector. Representantes de asociaciones profesionales de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México y Perú -además de los de España y Portugal- presentaron en el evento una aproximación a la situación actual de la animación en sus respectivos territorios.

Las cifras de México y Brasil son elocuentes y sitúan a ambos países como locomotora de una incipiente industria. Argentina se mantiene muy cerca y expectante de que soplen nuevos vientos en la industria cinematográfica del país para volver a estar en primera línea. Colombia y Chile confirman su buen momento con políticas audiovisuales concebidas a mediano plazo y de las que ya se están viendo los primeros resultados. Perú, a su vez, ha pasado a ser un caso aislado desarrollando una animación con excelentes resultados comerciales y más cercana al modelo estadounidense.

En el Foro de Tenerife también conocieron buenas noticias para el sector como resultado de un encuentro con el Programa Ibermedia, que anunció la adaptación de las bases de su convocatoria anual a la producción de cine de animación, en la que se reservará, además, 200 mil dólares para el apoyo de desarrollo de proyectos de animación.

La coproducción, fundamentalmente entre países latinoamericanos, se presenta como una de las principales alternativas tanto para completar la financiación de obras así como para ampliar los territorios de distribución. Además de los convenios de coproducción a nivel iberoamericano, gran parte de los países de Latinoamérica mantienen acuerdos bilaterales con algunos de los referentes de la animación, como lo son Francia y Canadá.

Para interpretar esta fotografía de la animación latinoamericana es fundamental analizar la buena salud que goza la producción de series de animación en la región. Con presupuestos más accesibles y con el respaldo de canales panregionales como Cartoon Network, Discovery Kids y NatGeo Kids y de un puñado de canales públicos -entre los que destacan el brasileño TV Cultura, el colombiano Señal Colombia y el argentino Pakapaka- la producción de series de animación vive un auténtico período de efervescencia en Latinoamérica. A pesar de la escasa información que se maneja en las órbitas institucionales, se estima que en estos momentos existen por lo menos unas 300 series de animación en desarrollo, un tercio de las cuales son brasileñas, según datos del Fundo Setorial do Audiovisual (FSA). La producción de series es, en muchos casos, el mejor punto de partida para los estudios que aspiran a dar el salto al largo, además de convertirse en una excelente oportunidad para formar y profesionalizar tanto a animadores como a productores.

BRASIL

El poderío de la animación brasileña se apoya tanto en su creatividad de proyección internacional como en una producción que mantiene un ritmo creciente y que encuentra gran parte de su financiación en fondos públicos y en el apoyo de canales públicos y privados. Los cerca de 25 largometrajes que se encuentran en producción representan más de la mitad de los 44 títulos que se han lanzado desde 1951 con el estreno de “Sinfonia Amazônica”. Solo en los últimos cinco años, el país estrenó 19 largometrajes, según datos aportados por en el Foro por la ABCA (Asociación Brasileña de Cine de Animación).

El FSA es una de las principales herramientas de financiación con las que cuenta la animación brasileña, además de distintas leyes de incentivos, convocatorias federales y estaduales y la participación de canales de TV como coproductores a través de recursos incentivados.

La buena salud de este ecosistema se refleja en el volumen de producción de series de televisión: por lo menos 123 series de animación recibieron autorización de la ANCINE -la Agencia Nacional del Cine de Brasil- para recibir incentivos fiscales en el quinquenio 2012-2017 y el FSA otorgó financiamiento a 81 proyectos entre 2008 y 2018.

Canales públicos como TV Cultura continúa siendo fuertes socios de producción de animación en el país. En el ámbito privado destaca Gloob, canal temático de la poderosa Globo TV, y los canales panregionales como Cartoon Network, Discovery Kids y NatGeo Kids que se han lanzado a producir tras la regulación del mercado audiovisual que fijó cuotas de producción nacional en todos los canales, incluidos los de pay TV. A este panorama se le sumará la adquisición de contenidos por parte de plataformas VoD, como Netflix que acaba de anunciar la compra de su primera serie brasileña de animación.

Entre los próximos títulos que verán la luz se encuentran películas de corte familiar como “A Arca de Noé” de Sérgio Machado, una de las producciones más caras de la animación brasileña que ya ha confirmado a la estadounidense CMG como agente de ventas. También hay películas de corte más autoral como “Coração das Trevas” de Rogério Nunes o “Nimuendajú” de Tania Anaya, ambas coproducidas con Europa.

Las cifras de México y Brasil son elocuentes y sitúan a ambos países como locomotora de una incipiente industria. Argentina se mantiene muy cerca y expectante de que soplen nuevos vientos en la industria cinematográfica del país para volver a estar en primera línea.

MÉXICO

Es el otro gigante de la animación latinoamericano. Con alrededor de 20 largometrajes -la mitad de ellos en producción- el país ha estrenado a un ritmo de tres largometrajes por año a lo largo de los últimos 5 años, según datos aportados en el Foro por representantes de la Asociación de Creadores Digitales. Con una rica tradición y una gran cantidad de profesionales templados en los grandes estudios estadounidenses, la animación mexicana mantiene algunos puntos en común con la brasileña, contando con fondos públicos (en este caso FIDECINE, Foprocine y EFICINE) como principales promotores de la animación.

También la producción de series le ha dado ritmo al sector, haciendo visible a nuevos talentos -muchos de los cuales han sido fichados por estudios internacionales- y manteniendo activos tanto al principal estudio de la región, Ánima Estudios, como a diversos estudios independientes. La producción de series tiene en México a canales de la tv de pago como Cartoon Network y Discovery Kids como principales inversores.

Junto a potenciales blockbusters criollos como “Huevitos en fuga” o los próximos títulos de Ánima Estudio, la nueva generación de cine de animación mexicano incluye los nuevos trabajos de directores consolidados como Luis Tellez (“Inzomnia”) y René Castillo (“Thingdom”).

ARGENTINA

Las cifras presentadas por la Asociación de Productores de Animación Córdoba y ANIMAR Cluster indican que en el país hay en la actualidad 21 largometrajes de animación en marcha, además de otros 17 de live action con animación. En el último quinquenio se estrenaron en Argentina 11 largometrajes, entre los que sobresale “Metegol” de Juan José Campanella, que seguramente sea el filme con mayor proyección internacional en la historia de la animación argentina.

Al igual que Brasil, y en menor medida México, el sector se ha visto dinamizado por la producción de series, donde el canal infantil público Pakapaka -con su apuesta clara por la coproducción- ha jugado un papel importante. Según datos manejados por los representantes de ambas asociaciones, en la actualidad hay 31 series en desarrollo en el país y los fondos del INCAA siguen siendo, junto a algunas iniciativas regionales como la del Polo Audiovisual de Córdoba la principal fuente de financiación de proyectos.

“Dalia y el libro rojo” de David Bisbano, “Escape a la india” de Gastón Gorali y producción de Juan José Campanella y “Confite” de José Joaquín Garín, son tres de los títulos argentinos -las tres dirigidas al público familiar- que se encuentran en producción.

CHILE

Tras conseguir el primer Oscar para Chile en 2016 con el corto “Historia de un oso”, la animación chilena acaparó la atención de las instituciones del país que pusieron en marcha distintos incentivos y programas de cara al sector. Pero los procesos son largos y los resultados se verán en los próximos años, cuando comiencen a llegar a las carteleras y festivales los 6 largometrajes que están en producción, entre los que se encuentra “Nahuel y el libro mágico” de Germán Acuña. Todo un cambio para un país que lleva más de una década sin estrenar un largo de animación nacional. Tanto esos proyectos como las 18 series que están en desarrollo, según datos presentados por Animachi en Tenerife, cuentan ahora con fondos públicos en tres fases: preproducción, producción y postproducción. Además, el sector cuenta con los fondos de desarrollo de corporación de fomento CORFO.

A pesar de la revitalización que está viviendo, la animación chilena enfrenta algunos problemas comunes al resto del continente, como la distribución y el escaso interés por parte de los canales de tv nacionales.

PAÍSES ANDINOS

La animación está atravesando un buen momento en los países andinos, que en conjunto suman cerca de 25 proyectos de largometraje en desarrollo. La región cuenta con dos iniciativas dirigidas a promover la animación andina (TIFA y Andean Call) por la que han dado sus primeros pasos cerca de un centenar de proyectos.

Colombia es sin duda el país más dinámico de la región, donde se han estrenado 4 largometrajes nacionales en los últimos años, dos de los cuales coproducidos con Uruguay. Según GEMA, el Grupo Empresarios Animación Colombia que reúne a 27 empresas y que celebrará su segundo encuentro anual el próximo mes de julio, el sector ha tenido una transformación significativa en la última década gracias al dinamismo de los productores y el apoyo de los Fondos de Desarrollo Cinematográfico, que continúan siendo el principal dínamo del sector. Los resultados de las políticas públicas son visibles en este país que tiene 13 largos y 22 series en desarrollo y que ha ganado cierta visibilidad internacional con películas como “El libro de Lila” de Marcela Rincón y “Virus Tropical” de Santiago Caicedo.  Dos coproducciones con Europa, como la película familiar “Chandasma” de David Restrepo y el documental animado “La jungla roja” de Juan José Lozano, forman parte de la nueva generación de largos colombianos que se encuentran en producción.

Con un fondo específico para la animación recién creados a lo largo del último año, Perú es un caso singular en el mapa de la animación latinoamericana. En la última década, el país ha sorprendido con algunas de las películas más exitosas en la región a nivel comercial como el blockbuster “Condorito”, “Lars y el misterio del portal”, “Los Ilusionautas” (todas estas dirigidas o codirigidas por Eduardo Schuldt) o “Rodencia y el diente de la princesa”, coproducida con Argentina. El país, que acaba de abrir un fondo específico para la animación sumándose al estímulo para largos en desarrollo, depende en gran parte de la inversión privada y cuenta en la actualidad con 6 largos en desarrollo, casi la misma cantidad que estrenos registrados entre 2012 y 2017. Lo nuevo de Bisbano -coproducido con Argentina- y títulos como “Vigilados”, de Gianpierre Yovera Infanzón y Fran Pasache Lazo, “Ainbo”, largometraje de animación CGI dirigido por José Zelada y que será distribuido internacionalmente por CGM, “Nuna” de Jimy Carhuas y “Mochica” de los hermanos Esparza son algunas de las obras peruanas que verán la luz en los próximos años.

La animación ecuatoriana también ha dado señales positivas también apostando por el sector con la puesta en marcha de un fondo específico para la animación del renovado Instituto de Cine y Creación Audiovisual. Según datos presentados en el Foro, actualmente en el país se están desarrollando 5 largos y 20 series.

Informe incluido en la revista digital número 30 de LatAm cinema - Especial animación en Latinoamérica.