Balance 2016: Martín Rodríguez, Secretario Ejecutivo del Fondo de Fomento Audiovisual del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de Chile

En relación a lo que ha ocurrido con las películas chilenas este año hay un hito que pasará a nuestra historia: el cortometraje de animación “Historia de un oso ganó el primer Oscar en la historia de nuestro cine. Este hecho rompió para siempre en el público chileno el mito de que el cine chileno no estaba en condiciones de pelear por los más grandes premios del cine mundial.

Pero no sólo “Historia de un oso” hizo historia este año. A nivel nacional una vez más una comedia superó la barrera del millón de espectadores: la película “Sin filtro”, de Nicolás López, quien pareciera haber descubierto las claves para atraer grandes cantidades de público hacia sus comedias en las que generalmente se ríe de los adultos jóvenes de este país.
 
Con cifras de taquilla menores a las de “Sin filtro”, pero nada de despreciables, se ubicó otra comedia, “Argentino QL” (271.000 espectadores). Pareciera, a primera vista, que la comedia sería el género del cine chileno que atrae más público, pero aparece en tercer lugar “Neruda”, de Pablo Larraín, la que logró poco menos de 100.000 espectadores. Y luego de estas tres películas se produce un extraño fenómeno: pasamos bruscamente a un grupo de películas que lograron alrededor de 10.000 espectadores: “Aquí no ha pasado nada”, un drama de de Alejandro Fernández (12.700), “Rara”, comedia dramática de Pepa San Martín (10.900) y “Como bombo en fiesta”, comedia de Roberto Díaz (10.800).
 
El fuerte paso desde los 93.000 espectadores de “Neruda” a los casi 13.000 de “Aquí no ha pasado nada” no tiene una explicación clara, ya que tanto “Neruda” como las dos que le siguieron en cifras de taquilla fueron películas con destacada presencia en festivales de primer nivel (“Neruda” en Cannes, San Sebastián, etc.; “Aquí no ha pasado nada” en Sundance, Berlín, San Sebastián, entre otros; “Rara” en Berlín, San Sebastián, etc.). Pareciera que en la cantidad de copias con las que estrenaron estas tres películas podría haber una variable significativa, ya que “Neruda” lo hizo con 62 copias y las siguientes tres con no más de 21 copias. La difusión del cine nacional es una variable que sigue complicando a los productores y distribuidores nacionales, contando éstos en la mayoría de los casos con presupuestos para este ítem que no se aproximan ni remotamente a los de las películas distribuidas por las grandes majors.

Tenemos que seguir descubriendo cómo contribuir con nuestros apoyos a contrarrestar las muchas veces precarias condiciones de difusión con las que las películas nacionales llegan a las salas para sus estrenos.

Otra gran hito para el audiovisual nacional es el lanzamiento este domingo 11 de diciembre de la primera Política Nacional para el Campo Audiovisual. El audiovisual nacional cuenta desde el 2003 con una ley de fomento audiovisual, la que creó el fondo de fomento audiovisual qué tantos beneficios ha traído para nuestro cine. Pero no existía esta carta de navegación llamada Política Nacional para el Campo Audiovisual (PNCAV) que estamos confiados que nos permitirá coordinar a todas las instituciones estatales  y privadas, así como a  todos los agentes del campo audiovisual, en torno a grandes objetivos que debe lograr nuestro audiovisual para tener un desarrollo equitativo y sostenible a lo largo de todo nuestro largo país. Esta PNCAV fue elaborada desde el año pasado con una gran participación de los diversos agentes del campo audiovisual, no sólo de aquellos directamente ligados a la cadena de producción de las obras audiovisuales, para lo cual se trabajó inicialmente en mesas regionales en cada una de las 15 regiones del país. Los insumos de este trabajo en regiones, sumados a levantamientos de información inexistente y al trabajo de un comité técnico-político, permitieron consolidar finalmente esta primera Política de estado para el audiovisual nacional.
 
Los principales desafíos que enfrenta nuestro audiovisual para el año que viene son avanzar en lograr un desarrollo más equitativo de esta proto-industria a lo largo de todo el país. Esto porque la gran parte de todo el audiovisual nacional se desarrolla principalmente en la zona central del país, existiendo grandes zonas geográficas en donde la actividad audiovisual se desarrolla en condiciones de gran precariedad de infraestructura y bajo condiciones laborales muy poco favorables para la creación.
 
También tenemos que seguir descubriendo cómo contribuir con nuestros apoyos a contrarrestar las muchas veces precarias condiciones de difusión con las que las películas nacionales llegan a las salas para sus estrenos, ya que muchas veces las películas con menos visibilidad mediática salen de las salas antes de que se alcancen a posicionar como alternativas en el circuito de estrenos semanales.
 
Y finalmente seguiremos potenciando las relaciones internacionales del audiovisual nacional, manteniendo nuestras líneas de apoyo a la internacionalización de nuestro cine y de las carreras de nuestros talentos, para seguir siendo un sostén importante de esta favorable acogida que están teniendo nuestras películas, tanto a nivel cualitativo como también a nivel comercial.

Foto: CinemaChile