• Oscars 2018: Lelio, del Toro y la cultura mexicana en el podio de Hollywood

    Aaron Poole / A.M.P.A.S.

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Oscars 2018: Lelio, del Toro y la cultura mexicana en el podio de Hollywood

La edición de los Óscars de este año es un mojón sin precedentes en el reconocimiento de la industria estadounidense hacia el talento y cultura de América Latina. No puede decirse de otra manera. En un momento en el que el gobierno estadounidense quiere levantar fronteras y esgrime la discriminación como uno de sus argumentos motores, Hollywood se pronuncia contra las fronteras de género y rinde tributo, en especial, al talento y cultura de origen mexicano.

"La forma del agua", del mexicano Guillermo del Toro partía con 13 nominaciones y ha conseguido cuatro estatuillas (las dos más importantes --mejor película y mejor director-- y mejor banda sonora y mejor diseño de producción). La sombra que la absurda acusación de plagio surgida estratégicamente poco antes de la ceremonia no ha evitado, finalmente, que esta historia fantástica y delicada triunfara en Hollywood, la primera vez en quince años que una película de género lo consigue, después de "El retorno del rey, de Peter Jackson, en 2014. Y fue la primera vez en la historia que una película fantástica ganara en Venecia el León de Oro. Ambas conquistas -sumadas a casi un centenar de galardones internacionales- sin duda prestigian el fantástico y quizá deberían hacer repensar a ciertos fondos, festivales, e instituciones internacionales la legitimidad total del género para hacer elegibles sus producciones en las distintas convocatorias.

Se trata de la cuarta vez en los últimos cinco años que un director de origen mexicano se hace con el Oscar al mejor director, después de Alejandro González Iñárritu, con "El renacido" (2015) y "Birdman" (2014), y Alfonso Cuarón, con "Gravedad" (2013).

Del Toro recordaba a sus compatriotas: "Soy un inmigrante como Alfonso y Alejandro, mis compadres. Como Gael, como Salma y como muchos, muchos de ustedes", y se hacía eco de la dolorosa cuestión de las fronteras con certera elegancia: "En los últimos 25 años he estado viviendo en un mismo país, parte de él está aquí, otra parte está en Europa, otra parte está en todas partes. Porque creo que lo mejor que hace nuestro arte y nuestra industria es borrar las líneas en la arena. Deberíamos seguir haciéndolo a pesar de que nos digan que hay que hacerlas más profundas".

"Creo que lo mejor que hace nuestro arte y nuestra industria es borrar las líneas en la arena".

El Oscar a la mejor película en lengua extranjera se fue a "Una mujer fantástica", de Sebastián Lelio, una producción chilena de los hermanos Juan de Dios y Pablo Larraín (Fábula) en coproducción con Alemania (Komplizen), EE.UU. (Participant Media) y España (Setembro Cine). Con el Oscar, "Una mujer fantástica" culmina el periplo de premios -cerca de 20- y éxito público iniciado hace poco más de un año en la Berlinale con el Oso de Plata al mejor guion (Lelio y Gonzalo Maza), así como con el premio del Jurado Ecuménico y el Teddy al mejor film de temática LGTB. "Han transcurrido muchos años en Chile para que el Estado reconociera a las personas transgénero. Espero que este premio agrande el mensaje y contribuya a dar relevancia a un asunto urgente", dijo Lelio.  Se trata del segundo Oscar que Chile ha ganado, tras el cortometraje "Historia de un oso", de Gabriel Osorio Vargas, en 2016.

Y si es relevante que dos latinoamericanos subieran ayer al escenario a recoger estos Oscars, no lo es menos que una película de animación como "Coco", dirigida por Lee Unkrich y el estadounidense-mexicano Adrián Molina recibiera el Oscar al mejor largometraje de animación.

"Coco" es la película número 19 de Pixar Animation Studios y como observó el crítico de Variety, Peter Debruge, la primera centrada en personajes no blancos. "Coco" es una celebración luminosa de la cultura y las gentes de México, algo realmente inaudito en una película de animación producida en Estados Unidos y que se hace aún más relevante con el asfixiante e insistente discurso oficial que procede de la administración Trump.

El codirector, Adrián Molina, es un mexicano estadounidense con orígenes familiares en un pequeño pueblecito del estado de Jalisco, San Sebastián del Álamo. Cuando subió al escenario del Dolby Theater, Molina dirigió unas sentidas palabras de agradecimiento para el pueblo de México en línea con el discurso integrador dominante de la gala y en pro de la disolución de fronteras sean estas de cualquier naturaleza: "'Coco' no existiría sin su cultura y tradición, de una belleza inabarcable. Con 'Coco' hemos tratado de dar un paso hacia adelante, hacia un mundo en el que todos los niños puedan ver a personajes que hablan y son como ellos. Las personas marginadas merecen sentirse integradas. La representación es importante".

Foto portada: Michael Baker / A.M.P.A.S.