• LatAm premiere: Mayra Hermosillo, directora de “Vainilla”, en competencia en Giornate degli Autori de Venecia

    Mayra Hermosillo.

  • LatAm premiere: Mayra Hermosillo, directora de “Vainilla”, en competencia en Giornate degli Autori de Venecia

    Imagen de la película.

  • LatAm premiere: Mayra Hermosillo, directora de “Vainilla”, en competencia en Giornate degli Autori de Venecia

LatAm premiere: Mayra Hermosillo, directora de “Vainilla”, en competencia en Giornate degli Autori de Venecia

Tras trabajar como actriz con reconocidos directores de cine y televisión, la mexicana Mayra Hermosillo se pasó al otro lado de la cámara para realizar su primer largometraje como directora, “Vainilla”, un filme íntimo y femenino que fue seleccionado en Giornate degli Autori, sección paralela de la Mostra de Venecia dedicada al cine de autor (27 de agosto-6 de septiembre). La película es una producción de las mexicanas Redrum Films, en coproducción con Huasteca Casa Cinematográfica, que antes de llegar a Venecia pasó por los work in progress Cine en Construcción, Primer Corte de Ventana Sur, Impulso Morelia y WIP Latino de GuadaLAjara Film Festival.

Protagonizada por Roberta, una niña de 8 años que se embarca en un viaje de autodescubrimiento en el seno de una familia de mujeres en los años 80, la película explora las complejidades del vínculo entre mujeres a partir de la historia personal de la directora, quien dialogó con LatAm cinema sobre el proceso y los desafíos de realizar su ópera prima.

Sé que la historia se inspira en tu infancia, ¿qué encontraste en ese pasado que devino en esta historia en particular? 

Cuando escribí “Vainilla” necesitaba hablar de algo que conociera bien. No me salía hablar de otra cosa. Cuando era niña era muy cercana a las mujeres de mi familia, un matriarcado formado por siete mujeres de diferentes edades e ideologías. Mi familia tuvo un estatus social alto que luego se vino abajo, generando brechas ideológicas y sociales bastante particulares entre nosotras. De las siete mujeres, cuatro ya no están, y verlas en otros cuerpos, con otras voces durante un mes de rodaje, me regaló poder conocerlas desde un lugar mucho más noble, sin hacerles un juicio. Desde que empezamos a filmar en 2023, sentí movimientos personales muy profundos.

Cuando empecé a escribir la película, en realidad no sabía exactamente qué quería contar, solo sentía que quería hablar de ellas y honrar esa historia. De niña no entendía por qué la sociedad nos miraba diferente o nos hacía a un lado. Yo no entendía por qué la pasaba tan bien con mi familia, no veía ninguna pata rota; sin embargo, cuando iba a las casas de mis amigas veía las familias tradicionales con papá y mamá. Con el tiempo entendí que mi familia era rara para la gente de mi ciudad porque estaba formada por viudas, divorciadas y solteras. Con la película quise entender muchas cosas, incluso por qué estuve tanto tiempo enojada con ellas. 

¿Cómo lograste que la historia se convirtiera en ficción y los personajes fueran más que solo tu experiencia personal?

La esencia y la estructura vienen de mi familia y de mi casa, pero me encantó que las actrices aportaran sus intuiciones y propuestas. Les dije que hicieran lo que sintieran, porque creo mucho en la intuición. Así se creó un universo paralelo que se refleja en la película. Fue impactante ver la réplica de mi casa, construida por Salvador Parra, y me hizo entender lo pequeño que era el espacio y la falta de intimidad que había, que no había espacio para el pudor, por ejemplo. 

¿Cuál fue el mayor desafío al dirigir tu primer largometraje?

Mi mayor desafío fue el lenguaje de cámara. Tenía dudas sobre cómo contar una escena cuando, por ejemplo, no hay tiempo y hay siete personajes en escena, y no cuentas con el financiamiento ideal. Me preocupaba cómo contar bien las escenas sin perder el punto de vista de Roberta, la niña protagonista. Además, filmar con menores limita el tiempo y había que repetir muchas tomas, lo que fue duro para ellas. Previo al rodaje hacíamos prácticas para que nuestras niñas, Aurora Dávila y Fernanda Baca, que nunca habían hecho cine, entendieran la dinámica y ritmo del set, los cortes, las repeticiones... Aurora se portó como si hubiese tenido muchísima experiencia, y Fernanda también, o sea, llegaban a su hora de llamado, tenían mucha disposición. Creo que a mí me faltó experiencia en cuestión de lenguaje cinematográfico, dónde abrir, cerrar, mover, pero lo que más disfruté, sin duda, fue el proceso creativo, actoral.

“Con el tiempo entendí que mi familia era rara para la gente de mi ciudad porque estaba formada por viudas, divorciadas y solteras. Con la película quise entender muchas cosas, incluso por qué estuve tanto tiempo enojada con ellas”.

Comentaste que no trabajaste con el presupuesto ideal y hablaste de la dificultad para conseguir fondos para completar la película. ¿Cómo fue el proceso de financiación?

Aplicamos dos veces a Eficine, que es el mayor estímulo gubernamental en México, y no lo ganamos. Entonces aplicamos a Focine, que da mucho menos, pero yo estaba segura que si ganábamos, alguien más iba a querer aportar; pues, no pasó, porque aplicamos y ganamos, pero no logramos que nadie se sumara. Teníamos poco dinero y esta era una película de época, con un cast larguísimo… y gracias a Dios, Stacy Perskie, que es de Redrum se sumó. En total teníamos siete millones y medio de pesos mexicanos, que es muy poco para una película de estas características. Realmente se levantó con mucha voluntad de la gente. Tras el rodaje no teníamos dinero para la post y, al no obtener Eficine, aplicamos a distintos works in progress, y también ganamos otro premio de Focine para post.

Esta es una película con un gran elenco femenino pero también prácticamente todas las cabezas de equipo son mujeres, ¿esto fue una decisión que tomaron desde la propia concepción de la producción?

Yo no me considero femenista feminista porque siento que me faltan muchas cosas por aprender y entender, aunque crecí en una familia de mujeres. No sé si pasa en el mundo, pero en provincias sí es como muy dada la competencia entre mujeres. Y siento que desde que llegué a la Ciudad de México como que empecé igual a ser consciente de esto. Y hace ya varios años que mi acercamiento a las mujeres es completamente desde otro lugar. Hoy volteo a mi alrededor y estoy rodeada de mujeres que son muy importantes para mí, que las admiro, que las quiero, que quiero convivir con ellas, que quiero crear con ellas. Y yo creo que por eso se dio así. Elegí mujeres con las que quería trabajar y con las que sabía que podía tener ese espacio de equivocarme, que podía tener el espacio de ser yo, que podía tener el espacio de crear junto con ellas y lo que conlleva esa confianza creativa. 

La película tendrá su premiere mundial en la Mostra de Venecia, uno de los festivales más importantes del mundo, ¿cuáles son tus expectativas de estrenar allí?

Siempre he tenido inseguridades y un “síndrome del patito feo” que usaba para protegerme de las malas noticias, como el rechazo en algo. Pero con “Vainilla” siento que es como una hija que va por su vida. No tengo expectativas de nada, solo el hecho de ir ya es impresionante. Somos 24 personas del crew que vamos a Venecia, y el 80% nunca fue a Europa, incluyendo a mi madre. Eso ya me parece mágico y un regalo. Solo deseo que esta película pueda darle más trabajo a la gente que la hizo.