Edouard Waintrop, director de la Quincena de los realizadores: “Está claro que el cine chileno habla por sí solo”

Festivales - Francia

Creada a la estela del mayo del ’68 por el Sindicato de directores franceses, la Quincena de los realizadores es sin duda la más política de las secciones ofrecidas en Cannes. Quizás este origen ayude a explicar la estrecha relación del cine latinoamericano en esta muestra de carácter no competitivo. Edouard Waintrop, director artístico de la Quincena, habló con LatAm cinema sobre la selección de este año y el papel que ocupa el cine latinoamericano en la misma.

¿Cómo defines a la selección de la Quincena de este año?

La principal característica de la selección de este año es que hay siete u ocho primeras películas de realizadores jóvenes, y tres segundas obras, es decir, que 11 de las 21 películas de la Quincena son de directores nuevos. La selección fue un proceso difícil porque las películas llegaron muy tarde. Fueron cerca de 1500 y ¡más de la mitad las recibimos en el último mes! Éramos solo siete personas para visionar el material así que fue un trabajo casi imposible, pero lo hicimos.

El cine chileno es el gran protagonista latinoamericano de este año. ¿Cómo se explica esto?

Está claro que el cine chileno habla por sí solo. El año pasado tuvimos a “No”, de Pablo Larraín, y a la última película de Raúl Ruiz. Para este año hemos seleccionado a “El verano de los peces voladores”, de Marcela Said; “Magic Magic”, el nuevo film de Sebastián Silva producido en Estados Unidos, y “La danza de la realidad”, la nueva película de Jodorwsky, que es una producción francesa rodada en el norte de Chile.

¿Puedes hablarnos de cada una de ellas?

La película de Jodorowsky narra la historia de un anciano que habla de su juventud, especialmente de su padre, un inmigrante ucraniano, comunista y judío, que llega a un pueblo del norte de Chile donde la vida no es fácil para ellos. La historia transcurre en los años 30 y es una película de memorias en el estilo muy particular de Jodorowsky.
La película de Marcela Said es completamente diferente: un viaje a la clase alta chilena. Pancho, el padre, es un latifundista, cuya hija, la heroína de la película, descubre la injusticia, el amor y la situación de los mapuches que trabajan en la propiedad de su padre.
La tercera película chilena es la de Sebastián Silva, donde narra el viaje de una americana que sale de Estados Unidos por primera vez para visitar a una amiga en Chile, y todo le sale muy mal.

¿Existe algún punto en común entre estos tres títulos?
Lo único que tienen en común es que son chilenas, las tres transcurren en Chile. Una tiene la clase alta latifundista como telón de fondo; otra la clase media contemporánea, en la ciudad, y la tercera, la clase media baja en los años treinta, en un pequeño pueblo. Más allá de eso no tienen nada en común, no hay una tendencia definida. En cada país latinoamericano los directores son diferentes. De todas maneras, si bien los países son distintos y dentro de cada país también hay diferencias, quizá muchas películas chilenas tienen en común que, de una manera u otra, hablan de política.

El cine latinoamericano también estará presente con dos títulos en el apartado que la Quincena le dedica a los cortometrajes.

“Pouco Mais de um mês”, el corto del brasileño André Novais Oliveira es una película muy tierna, intimista, mientras que la colombiana (“Solecito”) es una historia de amor adolescente, una especie de estudio sociológico. Oscar Ruiz Navia es un director que conocemos, yo había visto “El vuelco del cangrejo” hace tres o cuatro años y es un director al que seguimos, mientras que el director brasileño era nuevo para nosotros.

Este año lanzarán el Directors Assembly, dos jornadas en las que directores de todo el mundo tendrán oportunidad de debatir sobre las dificultades que enfrentan a la hora de rodar. ¿Cómo surgió la idea?

Fue una idea que propuse ni bien asumí como director delegado de la Quincena de los Realizadores con la intención de crear un momento y un lugar en el que los directores tengan oportunidad de encontrarse, de hablar entre ellos sobre todo lo que les interesa de la vida, el cine, los sueños, las pesadillas, los problemas, el dinero, los proyectos... todo. Cannes es un lugar muy especial, cuando tienes una película para mostrar es muy fácil durante dos días pero después no tienes un lugar para encontrarte con tus colegas. Por eso, y como proyecto a largo plazo, sería interesante fomentar esas posibilidades de encuentro entre directores. Que Cannes no sólo sea la capital del cine, sino también la capital de los realizadores.

Por último, ¿cuál es cine latinoamericano que entusiasma más en Francia?

Es muy difícil hablar de un tipo de película que funcione bien en Francia, sólo puedo decir que “No” funciona bien. Es un film que está teniendo un gran éxito en las salas y está funcionando muy bien con los franceses.

Gerardo Michelin.

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