Desde Rio de Janeiro, por Cynthia García Calvo. Cinesul, el Festival Ibero-Americano de Cinema e Vídeo que se desarrolla en Río de Janeiro hasta el 27 de junio, atraviesa su décimo séptima edición con la satisfacción de haberse convertido en una referencia para el cine de la región. Los números dan cuenta de esta condición. Un total de 131 largometrajes y 838 cortometrajes - principalmente de Brasil, España y Argentina- se inscribieron para participar de Cinesul 2010, que en cinco sedes cariocas , busca ser una pantalla alternativa a la oferta cinematográfica local, con 230 títulos que difícilmente puedan verse fuera de este ámbito.
Nacido en 1994 como una muestra de cine del Mercosur, Cinesul en poco tiempo se transformó en latinoamericana, para finalmente alcanzar el actual estatus de festival iberoamericano. Leonardo Gavina, coordinador general del certamen, describe como “un paso natural” la unificación del cine de la península ibérica y América Latina como eje del certamen, por la cantidad de coproducciones que comenzaron a forjarse, pero principalmente porque cumple el objetivo principal del festival: difundir el cine nacional y de países culturalmente cercanos.
“No llegan películas de Portugal a Brasil. Se estrenan una o dos películas cada dos o tres años”, ejemplifica Gavina, citando apenas dos nombres lusos que han logrado estrenar sus películas en los últimos años: Manoel de Oliveira y María de Medeiros.
Realizado gracias a la Lei de Incentivo a Cultura que permite a grandes empresas destinar el dinero de los impuestos a la cultura, cuenta con tres competencias oficiales: Largometrajes de ficción, Largometrajes documentales y Videosul, que aglutina cortos y mediometrajes.
Largometrajes de ficción se compone de una decena de films con predominancia de las grandes cinematografías de Iberoamérica –España, Argentina, Brasil y México- pero que también da espacio a países con menos producción como Guatemala. Los títulos en competencia son: “La bodega”, de Ray Figueroa (Guatemala); “La buena nueva”, de Helena Taberna (España); “Cançao de Baal”, de Helena Ignez (Brasil); “La invención de la carne”, de Santiago Loza (Argentina); “Libertador Morales, el justiciero”, de Efterpi Charalambidis (Venezuela); “Mentiras piadosas”, de Diego Sabanés (Argentina/España); “La pantera negra”, de Iyari Wertta (México); “Tierra madre”, de Dylan Verrechia (México); “Turistas”, de Alicia Scherson (Chile), y “La virgen negra”, de Ignacio Castillo Cottin (Venezuela).
Largometrajes documentales reúne nueve producciones, abarcando diversos temas, como la dictadura militar (“El diario de Agustín”, “Perdao Mister fiel”, “Estela”), la lucha por la supervivencia (“La sociedad de la nieve”), la emigración (“Sombras”), la violencia y desigualdad (“Bagatela”) y hasta el actual boom gastronómico peruano (“De ollas y sueños”).
Por su parte, Videosul es una amplia muestra de cortos y medios que descubren a los nuevos cineastas de la región. Más de 50 títulos componen este apartado, que incluye varios cortos que se han hecho su nombre a base de premios, como el argentino “Un juego absurdo”, de Gastón Rothschild; el español “The End”, de Eduardo Chapero Jackson, o el paraguayo “Karai Norte”, de Marcelo Martinessi, reciente ganador del Florianópolis Audiovisual Mercosul (FAM).
La oferta cinematográfica se acrecienta con las secciones paralelas, que giran en torno a un tema en común: teatro (Palcos y Telas), música (Bossas Musicais), amor (Romance Latino), animación (Cinesul Animado), fútbol (Futebol Latino), medio ambiente (Cinesul Ambiental), arte (Arte Cinesul), España (Foco Espanha) y Latinoamérica (Panorama Latino). Además, se dedica una sección especial a Lúcia Murat, primera mujer en ser homenajeada por el certamen, y a los trabajos de los canales universitarios (Tvs Universitárias).
Como actividades especiales de esta edición, destaca la presentación de los libros “Industria cinematográfica e audiovisual brasileiro” y “A cinemateca brasileira”, y los seminarios O filme como documento, y Cinema & Historia -lecturas e historiografia.