En el marco del FIDBA:Campus, el área de formación del Festival Internacional de Cine Documental de Buenos Aires (FIDBA) celebrado el pasado mes de julio, el director y productor mexicano Everardo González impartió el seminario “El documental como construcción dramática de la realidad”, una taller de tres días en el que compartió con el público sus experiencias en torno al cine de lo real.
Uno de los puntos centrales dónde el director mexicano hizo hincapié fue en la capacidad de “estar, observar y hurgar” en aquello que la realidad le ofrece a un narrador sin estancarse en el escenario, diferenciándose así de otras disciplinas sociales. “Creo que el rol del documentalista es ser el cronista del tiempo en el cual le toca vivir, un testigo de las cosas que pasan en su presente” comentó González a LatAm Cinema. “Algo que a mí me funciona es abordar la realidad desde las formas clásicas de la narrativa y encontrar qué de melodramático, trágico y comedia tiene aquello que se está filmando”, explicó.
En el taller, el director de “Cuates de Australia” y “La canción de Pulque” reflexionó también sobre la trama y construcción de personajes, cuestionando la capacidad de control del realizador ante los sucesos y los límites necesarios qué los personajes le imponen a la película. Sobre este tema recalcó el compromiso ético del realizador con la historia a ser contada y las diferenciasque existen entre la manipulaciónde un discurso y su provocación, proponiendo utilizar ésta última en pro de la construcción dramática del film.
González planteó también la necesidad actual de salirse del estigma informativo y tedioso al cual se asoció históricamente la producción documental y romper los dogmas establecidos del género. “Hay que apelar a aquello que les van a hacer cuestionar emocionalmente las decisiones del espectador. En México, al menos, el público que mayoritariamente ve documentales es menor de 30 años. Están desencantados, no podemos hablar de dogmas. Esto para mí es muy alentador. Quiere decir que hay futuro”, agregó.
Sobre el estado actual del documental latinoamericano, el director reconoció un estado saludable con buenas temáticas pero muy pocas ventanas de exhibición y una necesidad de aumentar el entendimiento entre el sur y el norte del continente. “Nos conocemos muy poco. Hacen falta más espacios de formación como el del FIDBA, foros con directores que tienen obra, llevar a cabo retrospectivas e intercambios con jóvenes cineastas. Poner a circular obras y personas para impulsar nuestro cine documental”.
Como parte de la progración del FIDBA, González presentó su quinto largometraje: “El paso”.