Benjamín Domenech y Santiago Gallelli, socios-directores de Rei Cine

Benjamín Domenech y Santiago Gallelli son socios-directores de Rei Cine, productora argentina que se ha especializado en el cine de autor joven latinoamericano. Productores de “Leones” (Jazmín López) y “Villegas” (Gonzalo Tobal), han apostado por la coproducción como estructura de trabajo, buscando no solo ampliar las fuentes de financiación y el posicionamiento internacional, sino también la contribución creativa que les “ayuda a encontrar el valor universal de cada película”. Participando en esta edición de San Sebastián con “Historia del miedo”, ópera prima de Benjamín Naishtat, seleccionada para Cine en Construcción, hablaron con LatAm cinema sobre su experiencia en coproducción.

En las películas que producen, ¿qué porcentaje son coproducción?
Todas las películas que producimos están estructuradas como coproducciones. Creemos firmemente en el intercambio creativo con nuestros socios internacionales, que a menudo se vuelven esenciales a la hora de refinar el espíritu de la película y su diseño de producción. Aunque existen temas más particulares que otros, propios de nuestro país, la contribución creativa de los coproductores muchas veces nos ayuda a encontrar el valor universal de cada película que hacemos. Son además el modo de alcanzar una audiencia lo más amplia y variada posible.

¿Cómo suelen fusionar los fondos nacionales con los internacionales?
Generalmente, durante el desarrollo de las películas, nos enfocamos en lograr apoyos internacionales. Algunos derivan en la obtención de fondos -principalmente invertidos en instancias creativas primigenias, como el guión, el casting, las locaciones-, otros ponen en circulación los materiales ante socios potenciales o instituciones. En general la etapa en que un proyecto ha podido consolidar una imagen internacional coincide con el momento en que sentimos que está listo para postularse al INCAA. Lo que a su vez termina por interesar a muchos coproductores, por lo que el circuito se retroalimenta. Una vez que el proyecto define un diseño de producción y tiene fecha de rodaje, buscamos un equilibrio financiero entre los fondos que nos permitan trabajar tranquilos, con un margen apropiado para imprevistos. En Argentina los fondos de ayuda internacional cumplen un papel financiero importante, que permite que las productoras minimicen el riesgo de atrasarse con los pagos por las eventuales demoras y re-programaciones a las que pueden estar sujetos los fondos privados y estatales del país.

¿Consideran que para el cine de autor los fondos internacionales son indispensables?
A lo largo de los últimos años de festivales hemos visto diversos modelos de producción orientados al cine de autor. Desde producciones micro-budget realizadas con dinero privado, hasta modelos que dependen estrictamente de subsidios locales bajo un régimen industrial. Las distintas opciones técnicas disponibles hacen que hoy sea posible encarar estos proyectos con elasticidad. En el caso de Rei, la situación de cada película es abordada por separado, a partir de sus problemas específicos de producción. En general confiamos en la colaboración internacional no sólo por la inyección de recursos que puede representar, sino también por la diferencia que marca a la hora de posicionar la película terminada en festivales y mercados. Para la productora es importante que sus películas tengan la mayor visibilidad posible en todos los frentes, especialmente cuando se trata de instalar la figura de un director operaprimista y de lograr que su película se estrene en varios territorios.

¿Con qué países coproducen generalmente?
Habitualmente coproducimos con países europeos (Francia, Alemania, Holanda) y con países latinoamericanos (Chile, Uruguay, México). La colaboración entre países vecinos es importante a la hora de asegurar la distribución de las películas, para fortalecer la imagen y el impacto del cine independiente latinoamericano en los propios mercados, especialmente a partir de la creación de nuestro sello de distribución. Actualmente estamos considerando distintos esquemas en busca de condiciones de inversión atractivas para coproductores norteamericanos, capaces de allanar la instancia de lanzamiento y comercialización de nuestros títulos en ese territorio.

¿Qué facilita y qué dificulta trabajar en coproducción?
A la hora de evaluar una coproducción, es un error posible subestimar su importancia. La posibilidad de acceder a nuevos fondos, necesarios para llevar adelante el proyecto tal como queremos, puede hacer que el productor pase por alto la serie de obligaciones y responsabilidades que adquiere ante el socio internacional. En una mala coproducción la casa productora puede perder independencia y hasta el control económico del proyecto, por ejemplo al cotizar equivocadamente los costos de una posproducción en el exterior. Es necesario construir el chain of titles con cuidado y tener en claro el alcance de cada acuerdo. Por otro lado, además de las contribuciones creativas y económicas que una figura externa es capaz de aportar, la presencia de un buen coproductor juega un rol determinante a la hora de posicionar la película terminada en el mercado internacional. La difusión en general es más sencilla, y el plan financiero del proyecto puede beneficiarse por la diversificación de las fuentes de recursos.

¿Cuáles son los proyectos de coproducción que preparan actualmente?
Actualmente estamos finalizando la posproducción de la ópera prima de Benjamín Naishtat, “Historia del miedo”, coproducción entre Argentina, Uruguay, Francia y Alemania. Paralelamente, nos encontramos en etapa de pre-producción de dos películas en la que somos coproductores minoritarios, una a realizarse en Brasil (“Mate-me por favor”, ópera prima de Anita Rocha da Silveira, coproducida por Brasil -Bananeira Filmes-, Argentina -Rei Cine- y Portugal -Fado Filmes-) y la otra en República Dominicana (“Los dólares de arena”, tercer largometraje de Laura Amelia Guzmán e Israel Cárdenas, coproducida por República Dominicana -Aurora-, México -Canana Films- y Argentina -Rei Cine-). En lo que respecta a nuevos proyectos, encabezamos el desarrollo de tres largometrajes: “Tarde para morir joven”, segundo largometraje de Dominga Sotomayor (“De jueves a domingo”), en coproducción con la empresa chilena Cinestación; “Temporada de caza”, ópera prima de Natalia Garagiola, participante del Torino Film Lab, y “Dolores”, título provisorio del segundo largometraje de Gonzalo Tobal (“Villegas”).

“A la hora de evaluar una coproducción, es un error posible subestimar su importancia”