Agentes de ventas: Antonio Saura, director de Latido Films (España)
Latido es una de las agencias de ventas internacionales españolas que muestra un mayor interés por las cinematografías latinoamericanas y aún más, si cabe, durante los últimos años. Junto a Film Factory Entertainment, Urban Films y Cinema Republic son las principales empresas con base en España que ponen su ojo en el producto latinoamericano para comercializarlo internacionalmente.
Con sede en Madrid, la compañía comercializa películas de todo el mundo, con una especial atención hacia España y América Latina. Integra en su catálogo un máximo de 15 películas anuales y algunos de los directores con los que trabaja son: Juan José Campanella, Andrés Wood, Carlos Saura, Arturo Ripstein, Julio Hernández Cordón, Sebastián Borensztein, Ernesto Daranas, Daniela Fejerman y Celso García. Ficción, animación (de forma notable últimamente) y documentales.
Entre las películas latinoamericanas del line-up de la empresa en Cannes se incluyen la mexicana “La delgada línea amarilla” (Celso García), la chilena “Rara” (Pepa San Martín) o “La adopción” (Fejerman). A estos títulos se les sumarán, en los próximos meses, “Memorias del calabozo” del uruguayo Álvaro Brechner y “El último traje” de Pablo Solarz.
“A nosotros lo que nos interesa es crear una relación de continuidad con los productores. Primero, buscamos talento, obviamente. Nos interesan directores que hagan películas inteligentes, lo que no quiere decir que pertenezcan a un género determinado y excluyendo otros. Integramos todas las categorías. Pueden ser thrillers y películas de festivales, por así llamarlas, pero han de contar historias interesantes, que no se queden en la anécdota”, explica a LatAm cinema el director de Latido, Antonio Saura.
Respecto a aquellos países que tienen más abiertas sus puertas al cine latinoamericano, Saura lo tiene claro: “Latinoamérica es ya, en sí misma, un mercado muy interesante y ahí nos planteamos hablar con los productores para que no malvendan su trabajo. Por otra parte, y fuera del continente, se está desarrollando una gran curiosidad desde China. Estados Unidos suele ser receptivo, en mayor o menor medida, a películas generalmente más accesibles. Y por supuesto Francia, desde siempre”.
No obstante, el sector del cine está atravesando un proceso de cambios estructurales muy fuertes debido a factores económicos y al anclaje de las nuevas tecnologías tanto en las áreas de distribución y exhibición como en la propia producción. Por eso, -dice Saura- que hay que estar atentos, “pues territorios que antes eran muy positivos ahora se muestran muy dubitativos, como pueden ser Italia o la propia España, lamentablemente”.
Saura se resiste a hablar en términos generales tanto de recepción en cuanto a género por países e incluso a emplear la etiqueta genérica de “cine latinoamericano”. “Es que esto funciona de forma distinta con cada película. Puedo tener dos thrillers y uno venderlo muy bien y el otro, todo lo contrario”. Es una resistencia elocuente pues expresa el mimo y la atención diferenciada a cada una de las películas en su proceso de venta. “A veces se me escapa lo que está ocurriendo en el terreno del thriller, por ejemplo. Lo que sí observo es que lo que se está buscando es que el thriller tenga un elemento distintivo, a veces de tipo social, que te vincule con una realidad concreta…; porque para hacer un thriller convencional ya está Hollywood, como lo tenían «Que Dios nos perdone» (Rodrigo Sorogoyen),«Al final del túnel» (Rodrigo Grande) o el«El secreto de tus ojos» (Juan José Campanella), por citar un ejemplo algo más antiguo”.
Latinoamérica es, en estos momentos, un granero de talento extraordinario.
En cuanto a las películas de festivales, Saura cita “El ciudadano ilustre” (Gastón Duprat y Mariano Cohn) o “Rara” como dos ejemplos de filmes en los que convive la inteligencia y entretenimiento además de una mirada singular, lo que las hacen muy aptas para el mercado internacional. En cambio “esas películas autorales extremas -que algunos festivales están favoreciendo- están teniendo cada vez más problemas para su venta internacional “, señala Saura.
“Evidentemente, las plataformas digitales han llegado para quedarse y de alguna forma deberían paliar el destrozo que han causado en otras vías de explotación (…). En teoría su irrupción es algo positivo. Eso sí: ellas tienen su público y clientela concretos. Y por lo que voy observando, su tendencia es cada vez más acusada hacia un tipo de cine más accesible y comercial. El terreno del cine más difícil y experimental lo tiene cada vez más difícil en cuanto a ventas, no a la pasión con la que se hace, claro”, dice Saura, añadiendo que “esto va muy rápido y aunque estas plataformas tienen tendencia al monopolio, creo que irán surgiendo otras, habrá competencia y habrá otras herramientas, otras formas de explotación “.
Como hemos dicho, Saura es reticente a extrapolar conclusiones generales bajo el lema de “América Latina”, prefiere ir territorio por territorio. “Lo que veo son adaptaciones a las realidades circundantes concretas. Sí sigo viendo muy fuerte un cine muy autoral respaldado institucionalmente -que es lo que permite que se haga- y a ahí Colombia y México muestran mucha fuerza. También Argentina sigue mostrando músculo. En Chile también veo un cine poderoso, aunque este año ha bajado el listón, pero el año pasado fue espectacular. Veo apuntes en Uruguay… y veo el resurgir tímido, poco a poco de otros países como Perú o Ecuador”.
Respecto a Brasil, Saura subraya que pese al extraordinario talento que poseen sus creadores, no se acaban de ver representados internacionalmente. En Cannes sólo un largometraje ha participado en competencia, “Gabriel e a montanha”, la segunda ficción de Fellipe Barbosa, que se ha hecho con el segundo premio de la Semana de la Crítica y el de la Fundación Gan. “Algo estupendo debería pasar en el futuro, porque esto funciona por ciclos. Hay unas fuerzas muy intensas en todos los frentes para que se haga un cine comercial para el país, aunque es difícil a veces compatibilizar esto con la calidad. En esto los argentinos están al frente: ellos han sabido combinar éxito local con venta internacional -con sus excepciones obviamente. Esto lo hemos visto en “Relatos salvajes” y recientemente, con “El ciudadano ilustre “, en cambio con los otros dos grandes focos del momento (Colombia y México) no ha ocurrido igual “.
Saura nos resume: “lo que sí está claro es que América Latina es, en estos momentos, un granero de talento extraordinario, en donde se combinan autores que están pudiendo hacer sus películas con libertad con nuevos mecanismos de financiación que se están implementando, y que son tan buenos o mejores que los de cualquier otra parte del mundo. Y si hablamos de Iberoamérica, no olvidemos a Portugal, que está produciendo un cine autoral muy importante y suele dejarse de lado en estas revisiones generales”.